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Los productores no necesitan limpiar la semilla, el personal de Ricino Mex hace esa tarea y la paga por kilo de la misma.
EJUTLA DE CRESPO, Oaxaca.-En la entidad existe la única fábrica del sureste del país que procesa la semilla de higuerilla y la convierte en aceite de ricino, pero ésta funciona apenas a una décima parte de su capacidad.
Esa baja productividad va ligada con el desaprovechamiento de las 300 mil hectáreas que podrían utilizar para la siembra y, por ende, lograr que Ricino Mex procese hasta 61 toneladas de semilla al día.
El responsable del proyecto de Ricino Mex, Jonatan Hernández Díaz, ofrece al menos tres hipótesis de por qué la fábrica sólo procesa 150 toneladas de higuerilla al mes:
Los productores no ven la siembra de higuerilla como un negocio, carecen de transporte propio para trasladar la semilla y a ellos se suma el bajo rendimiento de las cosechas resultado de aplicar añejas técnicas agrícolas.
“Algunos productores tienen la idea de que es un programa de gobierno y no ven el negocio que hay detrás de la siembra y venta de la higuerilla”, dice sin queja, tratando de analizar las áreas de oportunidad de un proyecto que aterrizó en Oaxaca, luego de estudiar la ingeniería en química industrial en el Instituto Politécnico Nacional.
Proyecto social
Jonatan observó lo que pocos en las tierras de Oaxaca. A sus 28 años se convirtió en el líder emprendedor que fincó en Oaxaca una fábrica con 18 millones de pesos de inversión y, en 13 meses, procesó 800 toneladas de aceite de ricino.
El aceite de ricino puede a utilizarse en la generación de biocombustible, la industria farmacéutica y cosmética. Guanajuato es el principal comprador.
Originario del centro del país, cuando Jonatan estudiaba la ingeniería en el IPN conformó dun proyecto sobre la elaboración de cremas que lo hizo descubrir los biocombustibles.
En el 2012 concluyó sus estudios profesionales y en 2014 se volvió ejidatario de Monte del Toro, en este municipio: «Conocí a un ejidatario y comenté mi proyecto». Después de dos asambleas, los productores aprobaron la compra de una hectárea y ahí montó una nave que requirió 18 millones de pesos para construcción y equipamiento.
A través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), el emprendedor consiguió 8 millones de pesos para la construcción de la nave y 12 millones de pesos para que productores sembraran dos mil 257 hectáreas.
Los otros diez millones de pesos los consiguió sin pedir dinero prestado, sino al ofrecer “una propuesta de inversión”. No habló de interés, sino de utilidades.
Rentable
En medio de una loma cercana a la carretera federal que conduce a este poblado, la nave industrial empieza a trabajar a las 8:00 horas.
La mayor parte del tiempo se emplea en limpiar la semilla de higuerilla, perfeccionar la maquinaria que sus propios ingenieros diseñan o recibir la cosecha que hasta aquí traen los productores.
Los 32 costales que trajeron Paola Vásquez y su esposo Jerónimo Vásquez es la carga de esta mañana. En menos de diez días de esas manzanitas se extraerá la semilla y se reducirán a 8 costales con 30 kilogramos cada uno.
En total, recibirán 2 mil 600 pesos, 9 pesos por kilo, que les alcanzará para costear los gastos de alimentación de uno o dos meses, además de que se llevan fertilizante granular, herbicida, insecticida y ureas para incrementar la cosecha en las dos hectáreas de tierra que poseen y cultivan en Coatecas Altas.
La pareja recién ha empezado a alternar la siembra del maíz con la higuerilla. Ambos saben que cuando la “manzanita”, como se le conoce al fruto de la higuerilla, se empieza a secar, empieza la cosecha.
Lo hacen por las tardes. Así, de a poquito, han arrebatado el contenido de 32 costales a las ramas que crecen entre los surcos de la milpa y esperan lograr dos cortes más en el resto del año.
Potencial desaprovechado
Sin embargo, entre todos los productores no se acercan ni al uno por ciento del potencial que Oaxaca posee, pues aquí existen al menos 300 mil hectáreas en donde se podría sembrar una planta que se cree maleza y que se dejó de producir por su falta de mercado o bajo precio.
Una hectárea de tierra bien trabajada, con riego de temporal y fertilizante, puede producir hasta una tonelada y media de higuerilla al año, por la venta el productor recibiría 13 mil 500 pesos. No necesita limpiarla, en Ricino Mex hay la maquinaria y el personal para hacerlo, «sólo se debe traer hasta aquí», pues la empresa carece de un vehículo para recogerla en las comunidades que la producen.
Esa es otra limitante para incrementar la productividad de la fábrica y va aparejado con el bajo rendimiento de semilla por hectárea, a veces sólo se recolectan 400 kilogramos porque no dejan rastrojo ni hojas como cubierta natural que devuelva los nutrientes a la tierra después de la cosecha.
Por eso, a la par de la producción de aceite, Ricino Mex renta otras ocho hectáreas aledañas para impulsar la investigación e introducir mejoras que puedan aplicar los productores.
“No sabía nada de agronomía”, pero ahora “tengo las bases para explicar a los productores”, e incluso influir de manera positiva en esa “enorme desigualdad y carencias” que enfrentan, porque pocos emprendedores “se animan” a invertir en este tipo de proyectos.
A la par, después de seis años de esperar una respuesta a una solicitud de patente que a través de una beca, solicitó al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en febrero autorizaron fabricar biodisel con cualquier tipo de aceite vegetal.
Este modelo de fábrica se espera replicar en Guanajuato. El nicho para la producción de semilla de higuerilla y aceite de ricino es una oportunidad en crecimiento.
MARIO JIMENEZ LEYVAMARIO JIMENEZ LEYVA
FUENTE: NVI NOTICIAS