Avanza análisis de cultivo Jatropha para producir biodiesel.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analiza diferentes alternativas para la producción de biocombustibles con el cultivo de «Jatropha curcas».
Se trata de una especie perenne de ambientes subtropicales y tropicales que ha despertado mucho interés a partir del crecimiento sostenido de la demanda global de biodiesel y que permitiría integrar la generación de energía con la actividad ganadera.
«El interés se generó a partir de las expectativas de altos rendimientos de semilla, de cinco a ocho toneladas por hectárea, con una concentración de aceite de entre 30-40 por ciento, cuya calidad es adecuada para fabricar biodiesel dentro de las normas internacionales de calidad», explicó Diego Wassner, docente de la Cátedra de Cultivos Industriales de la FAUBA.
Está considerado un cultivo energético de segunda generación, por la posibilidad de producirlo en ambientes marginales, que permitiría fabricar biodiesel sin competir con los alimentos.
Las primeras experiencias locales datan de 2006.
Si bien la falta de información confiable sobre su comportamiento llevó al fracaso a mucha inversiones, también se comenzó a experimentar desde los sectores público y privado, para encontrar soluciones.
Al ser un cultivo perenne, el proceso de generación de conocimiento es lento.
«Para determinar el potencial de una planta hay que esperar cinco años, porque recién a esa edad comienza a estabilizarse la producción de semillas», explicó Wassner.
Las investigaciones sobre Jatropha que lleva adelante Wassner en la cátedra de Cultivos Industriales, junto a Edmundo Ploschuk, Liliana Windauer y Raúl Giménez, incluyen desde aspectos básicos relacionados con la ecofisiología, hasta cuestiones productivas en una plantación experimental de cuatro años ubicada en la provincia de Formosa, junto con la empresa Patagonia Bioenergía S.A.
Para pasar a escala de cultivo, aún resta resolver algunos problemas.
«En términos generales, falta desarrollar un paquete tecnológico que permita mecanizar la cosecha y realizar grandes superficies de cultivo a un costo de producción competitivo, sin excluir a los pequeños productores, que podrían recurrir a la cosecha manual», dijo Wassner.
Esta especie posee harinas ricas en proteínas y almidón, pero tóxicas para humanos y animales.
Por lo tanto, se requiere aumentar las opciones de aprovechamiento de estas harinas, tanto en su empleo como materia prima energética a través de diferentes procesos (fermentación, producción de biogás o pirólisis), como también el desarrollo de tecnología para eliminar su toxicidad y ser utilizada en la alimentación animal.
El grado de mejoramiento genético de estas especies es incipiente, por lo que se debe avanzar en la identificación de diferentes materiales genéticos de alto potencial de rendimiento, objetivo que el grupo de trabajo de la FAUBA ya comenzó a llevar a cabo.TERRA.