El autor repasa los conceptos indispensables que hacen al equilibrio sustentable y que permiten pensar en nuestro país hacia el 2050. También advierte sobre tres temas pendientes a resolver en el corto plazo: propiedad intelectual, una ley nacional de defensivos agrícolas y una ley de promoción de uso de fertilizantes.Por Sergio Rodríguez Pte. De La Camara De Sanidad Agropecuaria Y Fertilizantes.
La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, en sus más de seis décadas de vida, ha visto nacer paradigmas que lograron consolidar el modelo productivo que hoy permite a nuestro país presentar al resto del mundo el potencial de alimentar a más de 400 millones de personas.
Somos conscientes de que los países como el nuestro tienen el deber moral de producir más alimentos para el mundo, pero consideramos que el núcleo ético está en permitir, al mismo tiempo, el desarrollo integral de la sociedad argentina.
Para lograrlo debemos internalizar que la palabra clave es Sustentabilidad, entendida como el equilibrio entre la economía, el ambiente y lo humano como base para el crecimiento productivo permanente a largo plazo.
Siembra directa, biotecnología, nutrición y protección de cultivos, son conceptos indispensables a la hora de pensar nuestro país y el mundo hacia el 2050.
Para esta fecha, el mundo contará con más de 9.000 millones de habitantes, que demandarán más cantidad y mejor calidad de alimentos, liderado fundamentalmente por el crecimiento económico de países en vías de desarrollo. Como contrapartida, la superficie cultivable del planeta no habrá cambiado sustancialmente, lo que implica la necesidad de mejorar la productividad por unidad de superficie.
En este contexto, la Argentina se encuentra en una posición inmejorable. Es nuestra obligación sumar a las ventajas competitivas naturales de nuestro territorio, el aprovechamiento integral de las tecnologías existentes, dentro de un marco regulatorio adecuado que permita a nuestro país recuperar el espacio perdido en término de biotecnología, al tiempo que garantice la seguridad ambiental y la salud de la sociedad.
En este sentido, es indispensable el accionar conjunto del Estado del sector privado. El Estado generando las políticas que brinden la confianza necesaria para que el sector privado invierta en el desarrollo de la plataforma tecnológica que permita alcanzar los objetivos planteados y, obviamente, manteniendo su ineludible función de control, de forma de asegurar la producción a través del uso de las buenas prácticas agrícolas que garanticen la sustentabilidad.
Para que podamos definitivamente ingresar en una era de mejora constante de nuestra productividad, en mi opinión, nuestro país necesita de forma urgente trabajar y resolver tres temas fundamentales: propiedad intelectual, una ley nacional de defensivos agrícolas, y una ley de promoción de uso de fertilizantes.
Hay un factor adicional que es crítico cuando uno habla de sustentabilidad agrícola, conservación de suelos y mejora de productividad, que es la rotación de cultivos.
En nuestro país, en los últimos años hemos transitado el camino inverso, con un incremento notable de la superficie de soja y la consecuente disminución de trigo y maíz. Es imperioso lograr un equilibrio diferente en la relación de la superficie de estos cultivos, particularmente soja-maíz, que en Argentina actualmente es mayor a 4-1, cuando en los países líderes en producción agropecuaria, como Estados Unidos, es prácticamente 1-1 y en Brasil es menor a 2-1.
Pero también debemos tener claro que no puede endilgarse esta responsabilidad exclusivamente a los productores agropecuarios. Revertir esta tendencia requiere de un marco de referencia que promueva el aumento de la superficie de trigo y maíz, y esto es una responsabilidad ineludible del Estado, que debe desarrollar las políticas necesarias para favorecer dichos cultivos, o al menos no generar aquellas que vayan en detrimento de la intención de siembra de los mismos.
Sin lugar a dudas, si logramos generar las políticas correctas, el marco regulatorio adecuado y el aprovechamiento integral de la tecnología disponible, el objetivo de alcanzar los 150 millones de toneladas de producción está mucho más cerca de lo que nos imaginamos.
Nuestro aporte, desde la industria de la ciencia de los cultivos -representada por CASAFE-, es continuar invirtiendo en la generación de tecnologías destinadas a maximizar la productividad y eficiencia, difundir y capacitar en el uso de Buenas Prácticas Agrícolas y desarrollar programas que ayuden a mejorar la sustentabilidad de la producción a partir del cuidado del medio ambiente.
Contamos para ello con socios privados y públicos que nos permiten aportar el know how y transferir los conocimientos a futuros capacitadores que toman la posta en cada uno de los pueblos que recorremos semanalmente.
AAPRESID, AACREA, las gremiales agropecuarias, el SENASA, el INTA y el Ministerio de Agricultura se convierten de esta manera en facilitadores de una tarea que, de abordarla en soledad, sería titánica y poco eficiente.
La responsabilidad social empresaria también está presente en la Cámara a través de dos programas que tuvieron su inicio hace unos años y en este momento están siendo rediseñados para afrontar los desafíos que presentan los nuevos tiempos.
Con la misión de contribuir a una adecuada gestión de los envases, CASAFE y CropLife tomaron la iniciativa de llevar adelante Agrolimpio, que ya está realizando importantes aportes para la recolección y transformación de envases, aportando así a la sustentabilidad del sistema agroindustrial.
Por su parte, el programa Depósito OK, constituye un programa de certificación de seguridad en depósitos de productos fitosanitarios.
Como puede apreciarse, CASAFE está empeñada en crear la red para que, en un futuro cercano, cada uno de nosotros sea nodo de la nueva ruralidad: cada año más productiva y a la vez tan respetuosa como hoy del ambiente.
Estamos viviendo un momento único, con oportunidades nunca antes imaginadas en nuestro país. Pero dichas oportunidades nos comprometen aún más a utilizar todo nuestro potencial, dejando de lado intereses individuales, políticos o sectoriales para crear la plataforma para un crecimiento sostenible y sustentable.
FUENTE: CLARIN