Por Bernabé Gutiérrez, fundador & consejero delegado de Arthur Global Practice.
«Como todos sabemos, no se ha construido ninguna refinería de petróleo en Estados Unidos desde 1976. Mientras tanto, se han construido 100 refinerías de etanol». Esta frase pertenece a John Shimkus, ferviente defensor de la producción de etanol por parte de EEUU y congresista republicano por Illinois desde 1997.
Al igual que el congresista John Shimkus, una parte de la elite política estadounidense defiende la producción del etanol doméstica, ya sea por motivos de influencia política, electoral o por “seguridad energética”. En este último caso con el fin de encontrar fuentes energéticas alternativas al petróleo y cumplir con el “sueño dorado” de la suficiencia energética.
Por el contrario, la mayoría de los hedge funds e inversores con los que Macro Man se relaciona creen que los subsidios que realiza Estados Unidos al etanol doméstico son fiscalmente irresponsables, están en contradicción con el medio ambiente y envenenan la relación con Brasil. Y es que el país brasileño no es solamente el mayor exportador del mundo de café, azúcar, zumo de naranja, tabaco, carne de res y pollo, sino también de etanol.
Por todo ello, el todavía presidente de Brasil, Lula da Silva, ha solicitado en repetidas ocasiones al presidente Obama que tenga “coraje político”. Esto es, que dé los pasos políticos necesarios para eliminar o reducir de forma considerable los subsidios en la industria del etanol en EEUU.
Cabe recordar que el etanol norteamericano se obtiene principalmente del maíz, mientras que el brasileño procede la caña de azúcar (de campos como el de la siguiente imagen de Will Ellis) y supuestamente es más barato y limpio que el primero. Pero más allá de estos tecnicismos y del enorme apoyo gubernamental que en ambos países se presta a este sector energético, lo realmente importante para los inversores es la posibilidad que se abriría si Obama accediera a reducir las subvenciones, suprimir ciertos beneficios fiscales y cancelar los aranceles a la importación del etanol brasileño.
Este es el gran movimiento que algunos hedge funds están esperando, a pesar de que la producción de etanol norteamericano ha crecido considerablemente, desde 1,6 billones de fanegas en el 2006 a 4,3 billones este año. Tanto que incluso se ha llegado a la saturación y con ello a la búsqueda de mercados en el exterior con el fin de absorber la enorme producción subsidiada: Canadá, Holanda, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos.
Además, esto ha coincidido con unos productos brasileños más caros, consecuencia del incremento de los precios del azúcar y la apreciación del real frente al dólar.
Evidentemente, un posible cambio por parte de Obama no ocurre de la noche a la mañana; sin embargo, está presente. Es algo que “se huele” en Washington: coraje político (Casa Blanca), presión comercial (Brasil), de inversión (hedge funds) y de lobby (Capitol Hill).
Como resultado, la oportunidad de inversión para estos inversores no procede directamente de Brasil, esto es, de la explotación comercial a nivel doméstico brasileño, a pesar de los interesantes datos existentes. Por ejemplo, entre el año 2000 y 2009, el consumo de etanol por los brasileños creció un 135%, desde 9.700 a 22.800 millones de litros. Algo que no ha pasado inadvertido para compañías como BP, Shell o Petrobras.
Como señalábamos, la oportunidad procedería de la ventana que se abriría si se permitiera la exportación de etanol brasileño al mercado norteamericano. De hecho, todavía más del 70% de la producción de etanol brasileño se comercializa “en casa”, mientras que en términos comparativos, el azúcar se exporta en un 70%.
Quizás algunos inversores entraron en la apuesta demasiado pronto (Goldman Sachs), dejando de lado aspectos políticos fundamentales o quizás no invirtieron en las compañías apropiadas (caso de las hedge funds Third Point o Greenlight Capital con BioFuel Energy). O quizás fue una combinación de ambos cosas.
En cualquier caso, un cambio de acción por parte de la administración Obama podría ofrecer la oportunidad que muchos inversores esperan: apostar por el etanol brasileño a través de la apertura del mercado norteamericano. Y con ello olvidar las posturas políticas de figuras como las de John Shimkus.
FUENTE: FUNDS PEOPLE