Una firma argentina fabricará biodiésel sin usar agua ni ácido en el proceso de producción.
Sábado, 24 de julio de 2010/El desafío actual de la industria de biocombustibles es reducir su impacto ambiental, lo que implica disminuir el uso de agua y ácido que se usa en la fabricación de biodiésel y utilizar cultivos energéticamente más eficientes y no comestibles. La firma ALS Bio sería la pionera en el país en lograrlo, ya que a principios de 2011 abrirá en la localidad de Zárate una planta con capacidad de fabricar 60.000 toneladas de biodiésel sin usar agua ni ácidos, y está trabajando en la promoción de dos cultivos altamente eficientes para hacer biodiésel de segunda generación: la salicornia y la camelina.
«Seremos los primeros en producir biodiésel con tecnología de segunda generación, lo que es menos contaminante que el proceso tradicional», dijeron Ariel Scaparro y José Luis Martínez Justo, presidente y director, respectivamente, de ALS Bio.
La tecnología de segunda generación de ALS Bio, certificada internacionalmente, tiene la cualidad de ser más barata en varios aspectos. Por un lado, la inversión que demandó la planta de Zárate fue de US$ 10 millones, un tercio del costo de una planta tradicional de ese volumen de producción. En segundo lugar, el proceso que usará ALS permite lograr más biocombustible por litro de aceite, y de una mayor calidad.
«Este tipo de biocombustible es muy innovador, porque uno de los problemas del biodiésel hoy es que no se tiene una calidad homogénea. Nuestra planta garantiza una calidad estable y superior a la que se consigue hoy. Tenemos un combustible de mejor calidad y con más cantidad de combustible por litro de aceite, lo que significa un ahorro de 1 a 2 millones de dólares en volúmenes de producción como el de nuestra planta. La tasa de conversión de combustible de una planta común es de 95% de biocombustible por litro de aceite y nuestra tasa, del 97%», dijeron Scaparro y Martínez Justo.
«Así, ahorramos en la inversión, que es menor; en los espacios que se usan, que son menos; en los costos, ya que no usar agua ahorra la construcción de una planta de tratamiento, y en el hecho de que de cada litro de aceite sale más biodiésel», dijeron los entrevistados.
La firma no sólo fabricará su biodiésel, sino que venderá la tecnología de segunda generación a otros, un objetivo para el cual la empresa tiene una alianza con Dow. «En el nivel regional, ya tenemos clientes interesados en Bolivia, Paraguay, Brasil y Colombia, porque el biodiésel ya está empezando a despegar en esos países», dijeron Scaparro y Martínez Justo. El otro objetivo de ALS es promover cultivos que se puedan usar para hacer biocombustibles de segunda generación, como la camelina o la salicornia.
Nuevos cultivos energeticos
«La camelina es un cultivo de rotación con alto contenido de aceite, ideal para zonas parecidas al sudoeste bonaerense. La salicornia, por su parte, crece en zonas desérticas, se riega con agua salada, tiene varias cosechas por año y aguanta climas rigurosos. La difusión de ambos cultivos permitiría ampliar la frontera agrícola, ya que puede hacerse en climas más inhóspitos que los de la zona núcleo», dijeron Scaparro y Martínez Justo.
Además, la camelina tiene la ventaja de ser un cultivo no alimenticio y tener un bajo requerimiento de insumos para su producción, y la salicornia, por otro lado, presenta un rendimiento de 1893 litros de aceite por hectárea, contra los 530 litros que rinde la soja.
De acuerdo con los entrevistados, no hay plantaciones de estos cultivos, pero la salicornia crece naturalmente desde Buenos Aires hasta Ushuaia. «Fue propuesta por la organización Water Foundation como una herramienta para bajar el nivel de las aguas. El objetivo de esta organización es plantar 25 millones de hectáreas de salicornia en todo el mundo para evitar la suba de los mares. Por otro lado, la salicornia tiene la virtud de reconvertir tierras erosionadas en ganaderas y agrícolas después de cinco años de su cultivo», acotaron.
Para Scaparro y Martínez Justo, el objetivo es ser referentes en calidad. «Hasta el momento, el biocombustible es visto como una materia prima, pero nosotros queremos tener una meta de calidad superior, ser los referentes en calidad y nivel de tecnología», finalizaron.
Por Mercedes Colombres
De la Redacción de LA NACION
Claves
Tecnología innovadora La planta de ALB Bio en Zárate producirá biodiésel sin usar agua ni ácido, y contaminará menos.
Camelina Este cultivo con alto contenido de aceite tiene un bajo requerimiento de insumos para su producción.
Salicornia Esta planta crece en zonas desérticas desde Buenos Aires hasta Ushuaia, se riega con agua salada y convierte los suelos en aptos para ganadería luego de 7 años de cultivo.
FUENTE: LA NACION