Jatropha Curcas

HUSESOLAR Y LA FAO APUESTAN POR LA JATROPHA CURCAS PARA PRODUCIR BIODIESEL

El municipio valenciano de Villar del Arzobispo cuenta en su término con 1,5 hectáreas en las que se cultivan variedades de Jatropha curcas. Corresponden a un proyecto de investigación de Husesolar que busca la comercialización futura de las semillas para producir biodiésel. El anuncio coincide con un informe de la FAO que recomienda su cultivo para paliar la pobreza en zonas semiáridas, aunque la planta necesita un «mejoramiento urgente».

El proyecto de implantación y estudio de cultivos de variedades de Jatropha curcas por parte de Husesolar, empresa valenciana vinculada principalmente a las tecnologías solares, tiene un objetivo prioritario: “determinar la viabilidad del cultivo en nuestro entorno de esta planta, originaria de las regiones subtropicales, para posteriormente industrializar la semilla y comercializarla como sustituto del biodiésel”. La plantación se sitúa en el municipio valenciano de Villar del Arzobispo, tiene una extensión de 1,5 hectáreas y cuenta con más de 800 plantas originarias de países como Ghana, Costa de Marfil, Botswana, Cabo Verde, India y Malasia.

Husesolar estudiará cuál es la adaptación de cada una de las plantas según su país de procedencia. También se ha realizado la plantación con diferentes densidades y tipos de cultivo, tanto de secano como de regadío, para comprobar igualmente las que se adaptan mejor a las características climatológicas y de suelo de la Comunidad Valenciana. Según los responsables de Husesolar, “la elección de la jatropha y el desarrollo de este proyecto en la Comunidad Valenciana responden a una serie de ventajas que hacen atractivo su cultivo, puesto que además de adaptarse a cualquier tipo de suelo, requiere poca agua para su mantenimiento, produce aceite combustible que sustituye al caro diésel mineral, puede generar empleo entre los pequeños propietarios de suelo y además la cáscara de su fruto sirve de alimento para animales”.

La FAO apuesta por la jatropha, pero con condiciones

Estas mismas cualidades las defiende y estudia desde hace tiempo la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con la intención de que Jatropha curcas se convierta en un cultivo que otorgue desarrollo e independencia energética a los países menos desarrollados. Y así lo ha vuelto a poner de manifiesto en un informe que acaba de publicar: Jatropha: A smallholder bioenergy brop. The potential for pro-poor development. El trabajo, compartido con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) concluye que «la producción de biodiésel con ricino de América (uno de los nombres vulgares de la jatropha), podría beneficiar a los agricultores pobres, en particular en las zonas semiáridas y alejadas de los países en desarrollo».

Pero cuidado, el informe avisa también de que «el ricino de América sigue siendo, en esencia, una planta silvestre que necesita mejoramiento urgentemente, y que no es realista esperar que sustituya una parte considerable de las importaciones de petróleo en los países en desarrollo». Además, considera que «muchas de las inversiones y decisiones normativas para su fomento se han producido sin una base científica suficiente». «Para realizar el potencial verdadero de este cultivo -concluyen- es necesario separar lo que es real de lo que se dice y de las verdades a medias».

El salto de 900.000 a 12,8 millones de hectáreas

Con esta publicación, la FAO subraya todos los beneficios que aporta la jatropha: no se utiliza como alimento y se puede cultivar en tierras marginales y degradadas, donde no crecen cultivos alimentarios; tiene el mayor potencial en las zonas áridas y alejadas donde, debido al elevado precio de insumos como los fertilizantes y los costos del transporte, no es competitiva la producción de alimentos; permite obtener ingresos a los pequeños agricultores, a los molinos de oleaginosas subcontratados y a los miembros de plantaciones comunitarias; y, por último, recuerda que sustituir los combustibles tradicionales de biomasa en estufas para cocinar por jatropha es posible y más saludable, «porque permite cocinar en un ambiente sin humo y las mujeres no tienen que gastar tiempo en la recolección de leña». «Un uso menor de leña además reduce la presión sobre los recursos forestales», apostillan.

En un futuro, FAO Y FIDA consideran que la jatropha se convertirá en un cultivo muy productivo y podría obtenerse en suelos degradados o salinos en zonas con pocas lluvias. Además, añaden que los subproductos podrían valorizarse como fertilizantes, piensos para el ganado o como materia básica para la obtención de biogás, y su aceite encontrar otros mercados, por ejemplo para la producción de jabones, plaguicidas y medicamentos, además de que este cultivo puede contribuir a invertir la degradación de las tierras.

Según datos del informe, en 2008 se sembró jatropha en unas 900.000 hectáreas en todo el mundo, de las cuales, la mayoría, 760.000, se cultivaron en Asia, 120 000 en África y 20 000 en América Latina. Se estima que para 2015 habrá cultivos en 12,8 millones de hectáreas. El país productor más grande de Asia será Indonesia. En África, los principales productores serán Ghana y Madagascar, y Brasil en América Latina.

Más información:
www.husesolar.com
www.fao.org/bioenergy/es/

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