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VACA MUERTA Y LA VACA VIVA BIOENERGETICA, DOS VISIONES Y UNA GANADORA

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La Vaca Viva solo requiere reglas de juego de largo plazo y no ser solo la alcancía para terceros, pero se requiere que el sector tenga los mismos beneficios que a la explotación de gas y petróleo en Vaca Muerta.

En América hay tres grandes productores/exportadores globales de alimentos y frente a históricos balances negativos en petróleo, dos establecieron políticas de largo plazo para aprovechar a fondo sus propios recursos, entre otros favoreciendo el uso de biocombustibles, son los EE.UU y Brasil, el otro, Argentina fue errático e inconsistente, guiado por intereses políticos/sectoriales con fuerte capacidad de lobby con toda la fuerza de ese concepto.

Así como se hacen balances energéticos a nivel país, entre las exportaciones y las importaciones, esto mismo debería hacerse a otras escalas, por ejemplo provincial, para establecer cuántos recursos locales se afectan al pago de la energía utilizada, siendo negativo el balance son recursos que se extraen del sistema local y van a otro.

Las principales provincias argentinas en habitantes, generación de riqueza y pago de impuestos y exportaciones son energéticamente dependientes totalmente de otras o del exterior. Salvo Mendoza que tiene generación y petróleo, el resto ninguna de ellas produce energía autónomamente, o viene por cables, por gasoductos, oleoductos, barcos o son uranio y carbón (subsidiado por todos) para que en sus territorios se consuma o transforme.

Una parte muy importante de la riqueza local se emplea en pagar esa energía a las otras provincias o países. Otra parte importante de los impuestos nacionales recaudados en estos territorios pasan a formar parte de los subsidios pagados a la energía. ¿Sus representantes en el congreso nacional lo tendrán claro?, se preguntó Vilella en Mitre y el Campo.

En la de Buenos Aires tanto en electricidad o hidrocarburos no tiene nada propio salvo unos pocos generadores eólicos, pura perdida de recursos. Ni siquiera aporta algo significativo al corte en combustibles, son el 10 % en gasoil con biodiesel o el 12 % de etanol en naftas, donde la mitad proveniente de caña de azúcar y la otra mitad de maíz, siendo que produce aproximadamente un cuarto del total nacional de maíz en su territorio y ser la primera productora de soja. En esto hay provincias como Santa Fe, Córdoba o Tucumán que supieron oportunamente promover sus industrias.

Pero ninguna provincia saca provecho pleno sobre las posibilidades que da la Constitución nacional, donde queda claro que los recursos naturales son de responsabilidad provincial exclusiva y los biocombustibles provienen de ellos. Podrían entonces establecer normas que habiliten, sin tutela nacional, el uso propio o venta en caso de que no se mezclan con derivados petroleros y se consuman en la provincia. Solo se requiere voluntad política frente al desafío y a las presiones de la muy concentrada industria petrolera.

A nivel nacional se sigue importando combustible, perdiendo escasas divisas, mientras las plantas elaboradoras de biocombustibles están paradas. Es muy extraño que esto ocurra y no se aproveche esta capacidad interna de producción que reemplace esos dólares que cada año se pierden al igual que a escala provincial, son miles de millones de dólares.

La liga de provincias bioenergéticas es una nueva forma organizacional que elaboró un interesante proyecto de ley de biocombustibles, la actual se vence el año próximo, pero lo cierto es que el actual congreso solo está tratando una prórroga de la actual, a los efectos de ganar tiempo, aunque aún sin tratar el fondo de la cuestión

Esta componente de la Vaca Viva bioenergética tuvo impactos destacados por uno de los mayores expertos argentinos en la materia, Claudio Molina, en una actividad reciente del CARI donde expuso los siguientes datos: Desde enero de 2008 hasta setiembre de 2020, se introdujeron en el mercado interno argentino 11,2 millones de m3 de biodiesel y 7,1 millones de m3 de bioetanol, por una cifra aproximada a los US$ 9.150 millones. De no haber ocurrido esto, dicha cifra hubiera que haberse aplicado a importaciones, mientras se incrementaba la huella de carbono en Argentina por alrededor de 49 millones de tns. de CO2 equivalente. En el mismo período, las exportaciones de biodiesel fueron de 16,2 millones de toneladas, por un monto aproximado a US$ 13.000 millones. Desde enero de 2010 a la fecha, el precio de la nafta subió cerca de 72 % y el del gasoil subió cerca de un 59 % más con relación a la suba de precios del bioetanol y biodiesel respectivamente.

Las dos Vacas pueden ser complementarias, pero lo cierto es que para que funcione Vaca Muerta hay cada vez más cantidad de subsidios financiados de diversas maneras, por ejemplo una parte importante del recientemente creado impuesto a los activos, mal llamada a la riqueza, va a subsidiar a las grandes empresas petroleras. Esto en un marco donde ambientalmente los hidrocarburos están crecientemente cuestionados por la contaminación atmosférica.

La Vaca Viva tanto en el capítulo bioenergía como en los otros, no requiere subsidios ni trato preferencial, solo reglas de juego de largo plazo y no ser solo la alcancía para terceros. Es oportuno tener claro que si a nivel nacional no se logra, las provincias tienen una opción a tomar.

Por Fernando Vilella para Mitre y el Campo (*)

Vilella es Ingeniero Agrónomo, Profesor Titular Cátedra de Agronegocios y Director del Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires

FUENTE: MITRE Y EL CAMPO

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