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BIOTECNOLOGIA PARA BIOCOMBUSTIBLES: EL SUEÑO DE KECLON A PUNTO DE SER REALIDAD

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La planta que desarrollará enzimas para reducir desechos e incrementar la eficiencia en los biocombustibles estará lista en marzo de 2021. La empresa recibió una inyección de capital de u$s7 millones.

Foto: Hugo Menzella, investigador del Conicet en el IBR y uno de los fundadores de Keclon.

Keclon, una empresa biotecnológica fundada por investigadores del Conicet, dio inicio a la construcción y montaje de su planta industrial ubicada en San Lorenzo. Esta obra se pone en marcha luego de ocho años de invertir en forma continua en investigación y desarrollo en tecnología aplicada de alto valor agregado para el desarrollo de enzimas industriales de calidad competitiva a nivel internacional.

Con una inyección de capital de u$s 7 millones, Keclon avanzará hacia la etapa de producción y comercialización en su nueva planta, que le permitirá impulsar el desarrollo de nuevos mercados y potenciar su perfil exportador, crear empleo a numerosos científicos formados en el sistema de ciencia y tecnología y convertir a la Argentina en referente regional en procesos biotecnológicos que permiten un mejor rendimiento industrial al mismo tiempo que reducen el impacto ambiental.

Hugo Menzella, investigador rosarino del Conicet, docente de la UNR y uno de los fundadores de Keclon, contó que ese monto millonario es la segunda parte de la inversión. “En realidad recibimos antes una suma similar, o sea que estamos cerca de los u$s14 millones de inversión privada. Esto es inusual en Argentina, por lo que es una buena noticia que un grupo de empresarios esté apoyando a nuestra ciencia. Esperamos poder replicarlo muchas veces y que a partir de esto muchos de nuestros alumnos puedan seguir el mismo camino”, reseño.

En diálogo con el programa radial La Banda Cambiaria, el científico explicó que el emprendimiento se basa en una planta producción de enzimas, que “lo que hacen es modernizar los procesos industriales, reduciendo la cantidad de desechos y aumentando la eficiencia de los procesos. De esta manera aumenta la ecuación económica, se maneja el desvío de los residuos hacia la producción, hacia la mayor cantidad de productos, y lo que se logra es un mayor rendimiento, una menor cantidad de residuos y un menor impacto ambiental, con lo cual el beneficio es doble”.

Pioneros en Sudamérica

La aplicación de enzimas “es un proceso que se está implementando en muchísimos lugares del mundo y en Argentina está recién comenzando, pero con enzimas importadas. Keclon va a ser la primera empresa de Sudamérica en producir enzimas, con lo cual estamos muy contentos de haber podido realizarlo desde nuestro lugar”, remarcó Menzella.

A la hora de explicar el proceso con ejemplos concretos, el investigador trajo a colación el de la cadena de producción de aceites, cuya refinación “genera alrededor de 60 kilogramos de residuos por tonelada de aceite procesado. El 20% del aceite de soja del mundo se produce en un radio de 50 kilómetros alrededor de la ciudad de Rosario, con lo cual tenemos un gran potencial económico, pero también una gran cantidad de residuos que se genera”.

Lo que hace uno de los productos que nosotros desarrollamos es aumentar la eficiencia de extracción de aceite»

“Lo que hace uno de los productos que nosotros desarrollamos es aumentar la eficiencia de extracción de aceite, con lo cual reducimos los residuos a la mitad y aumentamos la cantidad de aceite en alrededor de un 2,5%. Ello significa tener 25 mil toneladas adicionales de aceite en el primer contrato que logramos que es de un millón de toneladas de aceite. Es una suma muy importante, de alrededor de unos u$s15 millones, de los cuales al Estado nacional le está quedando en concepto de retenciones un tercio de eso cada año”, observó.

Además, en ese proceso se reducen todos los residuos a la mitad y para ésta “también estamos desarrollando otros procesos de manera que den residuo cero. Eso es lo que pueden hacer las enzimas: reducir notablemente el impacto ambiental, a cero es la idea, y transformar todo es residuo en productos de valor que pueden exportarse”.

Expansión

Keclon está en San Lorenzo, en el polo aceitero, y tiene un contrato firmado con Molinos Agro, (ex Molinos Río de la Plata) y de hecho es uno de los inversores de la planta. “Empezamos a expandirnos a otros aceiteros, pero también desarrollamos muchos otros productos vinculados a la parte de la alimentación”, señaló Menzella.

Es que el uso de enzima es transversal a todos los verticales de la industria: aceitera, biocombustibles, alimenticia, textiles y petrolera, entre otros. “Todo proceso en el que haya un proceso químico puede ser reemplazado por enzima. Entonces tenemos ahí un campo de aplicación muy grande”, acotó.

En principio, ahora además de la parte de aceites estamos entrando en la parte de alimentación humana y también de alimentación de animales por el mismo concepto: en la alimentación animal uno puede aumentar el rendimiento, el kilaje de carne, lo cual genera menos desechos también. Imaginen un criadero de cerdos, con la cantidad de desechos que genera, y poder transformar eso en carne, con la misma lógica que se aplica al aceite. Es una ecuación muy favorable”, apreció el investigador.

Generador de divisas

“Cualquier kilo de enzima que se produzca en la Argentina termina generando dólares para el país ya sea porque las exportemos o porque se consuman en forma interna. O sea que en cualquier caso la ecuación es virtuosa. El tema de la exportación de enzimas es un número, pero también después está toda la exportación de los productos adicionales que generan, por ejemplo, el aceite o la carne”.

Respecto del costo y rédito de la implementación de enzimas, el especialista explicó que Keclon las produce un costo muy bajo porque “lo hacemos a partir de un producto lateral de la industria oleoquímica, que es la glicerina que se desecha a partir de la producción de biodiesel. Transformamos esa glicerina en enzimas y después éstas transforman productos en valor. O sea que el costo de manufactura en sí es muy bajo”.

Sin embargo, “no basta con un proceso que limpie el medioambiente porque es necesaria una legislación que otorgue un beneficio al usuario. Si no es así, por más que el proceso sea ecológicamente favorable, no es tan fácil que lo adopten”, advirtió. De todas maneras, “por suerte, podemos hacerla a un precio que le deja un beneficio al usuario directo, y un beneficio indirecto a todos”.

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Nivel académico

Menzella es doctor en bioquímica egresado de la UNR. Trabajó en Estados Unidos en una empresa de biotecnología y a su regreso a la Argentina formó en 2014 junto a otros colegas de distintas disciplinas el Iprobyc, un instituto de doble dependencia, perteneciente a la UNR y el Conicet, para el desarrollo de tecnologías de impacto socio-económico medible. “Somos como el último eslabón de la cadena en Conicet, que transformamos todo el conocimiento generado por el resto de los investigadores en un beneficio para la sociedad, para toda la gente que nos paga el sueldo todos los meses”.

En este marco, la conexión de toda esta calidad de ciencia con el sector privado para volverla redituable se resolvió “buscando el problema que tiene el otro y adaptándonos para solucionarlo”, y no que el problema se adapte a nuestras soluciones. “Ya estábamos entrenados para eso y encontramos una muy buena recepción. Hay muchísima gente con ganas de invertir en la ciencia Argentina”, apuntó.

En ese sentido, destacó que el grupo de inversores ha sido también excepcional por su colaboración en el desarrollo del negocio. “Nosotros somos investigadores y no estamos preparados para determinadas funciones y tampoco había gente preparada en Argentina para ello, y se cargaron eso al hombro para llevarlo a donde está hoy”, destacó Menzella.

Por otra parte, “está bueno poder mostrar que lo que uno contó toda la vida es real, poder decirle a los alumnos que pueden construir un dragón y van a poder volar en un dragón, llevarlos a la planta, y mostrarles que el dragón existe”.

Lo que vendrá

“Si el Covid-19 lo permite, la inauguración de la planta será en abril o marzo. El emprendimiento está firme, hay contratos firmados, está en marcha y va a andar bien. Lo que resta es poder repetirlo muchas veces y lo harán otros, serán nuestros alumnos y los que vengan atrás”, dijo Manzella.

Y a nivel general, el investigador consideró que es el momento de apuntalar a la ciencia para el desarrollo, “creemos en esto y está el potencial, está la gente con ganas de invertir. Solamente tenemos que conectarlo y hacerlo”, remató.

FUENTE: AGROCLAVE/DIARIO LA CAPITAL/ROSARIO/SANTA FE

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