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BIODIESEL ARGENTINA, INNOVACIONES PARA UNA PRODUCCION DE CALIDAD

Un convenio entre el Conicet, nuestra universidad y una empresa rosarina permitirá el desarrollo de enzimas para su utilización en la fabricación de biocombustibles con menores costos.

Rosario es el epicentro de una región que concentra cerca del 10% de la producción mundial de biodiesel a base de soja.

Con un monto de 600 mil dólares por parte de inversores privados, la empresa local de biotecnología Keclon nace por estos días en respuesta a las demandas de la propia industria de biocombustibles, con el objetivo de mejorar la calidad, eficiencia y costos de producción del biodiesel de origen vegetal. 

Keclon reúne a un equipo de emprendedores y científicos reconocidos internacionalmente entre los que se encuentran el Dr. Hugo Menzella, investigador del Conicet en nuestra universidad y uno de los más de 800 científicos repatriados que en los útlimos años retornaron a nuestro país a través de los distintos programas impulsados desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. 

Como parte del acuerdo de cooperación de investigación y desarrollo firmado junto a Conicet y nuestra universidad, en una primera etapa el laboratorio se ubicará en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, donde alquilará unas oficinas para montar el laboratorio y  llevar adelante el trabajo que consistirá en el desarrollo de enzimas que harán un trabajo específico: limpiar de impurezas al biodiesel elaborado a partir de vegetales. Además, ambas instituciones recibirán las regalías correspondientes a las ventas que se generen en su etapa de comercialización. 

El desarrollo de enzimas 

Argentina es, desde hace algunos años, un importante productor y exportador de biocombustibles, justamente porque cuenta con las materias primas necesarias para su elaboración (oleaginosas, azúcares, etc). El biodiesel argentino se elabora casi exclusivamente con aceite de soja. De hecho Rosario es el epicentro de una región que concentra alrededor del 10%  de la producción mundial de biodiesel a base de esta oleaginosa. 

Durante los próximos dos años Keclon se dedicará al desarrollo de nuevas enzimas para el proceso de producción de biodiesel.  Más concretamente enzimas diseñadas para la eliminación de impurezas en el biodiesel de origen vegetal, como los estéril glucósidos y monoacilglicéridos saturados, que generan la formación de materiales insolubles y compromenten la calidad y performance del producto final. 

El laboratorio basa su trabajo en la biología sintética que “no utiliza los genes de la naturaleza que la biotecnología movía de un organismo a otro, sino que diseña genes que no existían en la naturaleza, para cumplir funciones específicas”, afirma Menzella, principal desarrollador del proyecto. “Nosotros buscamos limpiar el biodiesel de origen vegetal a través de estos procesos que son amigables con el medioambiente, para que tenga una calidad similar al biodiesel derivado del petróleo”. 

El método que desarrolla la firma servirá no solo para la soja sino también para los aceites en general utilizados en otras partes del mundo, y se estima que en 2015 se presente este producto al mercado argentino primero y luego al brasileño y también a otros países productores de biodiesel, como India, Estados Unidos y Alemania.

Empresa y academia 

Keclon fue presentada oficialmente (*) el 19 de marzo pasado en Buenos Aires, en un acto que contó con la presencia del Ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, Lino Barañao; el secretario de Ciencia Tecnología e Innovación Productiva de Santa Fe, David Asteggiano, el director del Instituto de Biología Molecular de Rosario, Dr. Alejandro Vila y el decano de la facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de nuestra universidad, Esteban Serra. 

El ministro Barañao se refirió principalmente al papel que deben ocupar las empresas y el sector académico en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país, destacando que “no es el rol de la universidad convertirse en empresa, ni es el rol de la empresa hacer la investigación de alto riesgo que eventualmente conduzca a algo que pueda tener un rédito económico”. 

“La academia y la empresa tienen roles complementarios”, afirmó el ministro siguiendo las ideas que también expuso el año pasado durante la Semana de la Ciencia en Rosario. “Desde los 80 quedaba claro que esto debía ocurrir y Argentina prometía los mejores especialistas, pero no se daba porque faltaba complementariedad entre ambos”. 

(*) El video que acompaña la nota pertenece a la producción multimedia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

 

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