Finalizó ayer la 40a reunión del Centro Ettore Majorana.
Científicos y analistas advierten sobre riesgos potencialmente catastróficos.
Los bosques del sudeste asiático, amenazados.
Foto: AP
Por Andrew Revkin
De The New York Times
ERICE, Italia.- Este antiguo pueblo de colina, con influencias romanas, griegas y normandas, entre otras, acaba de ser anfitrión de una reunión muy moderna: una conferencia sobre los riesgos globales, como el ciberterrorismo, el cambio climático, las armas nucleares y el abastecimiento de energía.
Más de 120 científicos, ingenieros, analistas y economistas de 30 países estuvieron aquí durante la 40» conferencia anual sobre «emergencias planetarias». El término fue acuñado por el doctor Antonino Zichichi, oriundo de esta ciudad y físico teórico que ha convertido a Erice en un centro donde se discute sobre desafíos globales persistentes y potencialmente catastróficos.
Los participantes de esta edición no fueron particularmente optimistas. Presentaron datos que muestran que el boom en biocombustibles está arrasando los bosques del sudeste asiático, que los hackers de computadoras a sueldo están asaltando millones de computadoras y que la falta de progreso en el manejo de los desechos nucleares está impidiendo la revitalización de la energía nuclear y aumentando los riesgos del terrorismo.
Los encuentros, que finalizaron ayer, fueron financiados por la Fundación Ettore Majorana y el Centro para la Cultura Científica de esta ciudad, y por la Federación Mundial de Científicos, de Ginebra. Zichichi dirige ambas organizaciones con lo que el doctor Richard Garwin, antiguo participante de las conferencias y experto en armas nucleares, afectuosamente llamó un fervor «imperativo».
El doctor Zichichi, de 78 años, controla cada aspecto de las sesiones, incluyendo la asignación de asientos y la selección de los vinos. Su meta es impulsar lo que llama «una ciencia sin secretos y sin fronteras», mezclando disciplinas y culturas, y honrando a talentos veteranos y jóvenes con la esperanza de que promuevan avances importantes.
Zichichi afirmó que algunos éxitos alcanzados en pasadas ediciones de esta conferencia fueron, por ejemplo, llamar la atención sobre la necesidad de reducir las reservas nucleares y de desarrollar el primer análisis detallado de los riesgos de inundación a lo largo del río Amarillo, en China.
La amenaza de los ciberataques también fue uno de los focos de la reunión de este año. En una sesión sobre la seguridad de la información, Hamadoun I. Touré, secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, advirtió que el uso difundido de las computadoras, aunque ofrece la posibilidad de una sociedad global del conocimiento, también convierte a miles de millones de personas en superpoderes individuales. «Todos los cerebros son iguales y pueden desatar un ataque», dijo.
Jody R. Westby, directora de Global Cyber Risk, una compañía consultora con base en Washington, advirtió que los gobiernos no están haciendo lo suficiente como para anticipar ataques. Dijo que los Estados Unidos, mientras invierten fuertemente en investigaciones clasificadas sobre redes de comunicaciones, sólo tienen un pequeño programa que hace investigación avanzada sobre las vulnerabilidades en las redes privadas que manejan la mayor parte de las comunicaciones del gobierno y la información.
En un taller sobre la difusión hacia el Norte de las enfermedades transmitidas por mosquitos, los participantes discutieron sobre el creciente abismo que existe entre las naciones ricas y pobres en el manejo de los riesgos de salud.
Después de presentaciones sobre recientes brotes del virus chikungunya en Italia, Baldwyn Torto, del Centro Internacional de Fisiología y Ecología de los Insectos de Nairobi, Kenia, sugirió que se discutía demasiado sobre cómo resguardar a Europa contra próximos brotes. Un mejor enfoque, dijo, sería atacar tales enfermedades en las regiones tropicales donde se originan.
El sábado, en un último encuentro, Bill Fulkerson, de la Universidad de Tennessee, Knoxville, dijo que las reuniones de los próximos años seguramente se concentrarán en las necesidades científicas y tecnológicas de los países emergentes que están tratando de expandir sus economías sin que disminuyan sus recursos.
La abrumadora naturaleza de los problemas no pareció disminuir la determinación de los expertos de buscar respuestas.
«¿Qué opción tengo?», dijo Richard Wilson, de 82 años, físico de Harvard especialista en poder nuclear y riesgo ambiental. «Podría ir a Hilton Head y golpear una pelotita alrededor del campo, pero no encuentro que eso sea una perspectiva muy atractiva.»
La universidad del tercer milenio
La Fundación Ettore Majorana se creó hace 43 años en un remoto rincón de Europa para impulsar una ciencia sin secretos y sin fronteras. A lo largo de todo este tiempo, 87.000 científicos de 140 naciones participaron en sus reuniones y talleres. Fue en Erice donde se sentaron a la misma mesa los más grandes especialistas en defensa de los Estados Unidos y de la URSS para discutir sobre la guerra nuclear. Lo que distingue estas reuniones es el espíritu que anima a todos los participantes, tanto estudiantes como docentes, aunque aquí no se entregan diplomas de ningún tipo.
Fuente: La Nación