Las energías alternativas no son responsables de la escasez de alimentos, aseguró el brasileño y planteó como solución al problema la entrega de incentivos a países en desarrollo para equiparar la demanda alimentaria.
«El etanol de la producción de biocombustibles no es el villano que amenaza la seguridad alimentaria», aseguró Lula en Indonesia luego de conversar con el mandatario Susilo Bambang Yudhoyono.
Brasil e Indonesia son grandes productores de sembradíos que son utilizados en la generación de biocombustibles.
Los carburantes elaborados con caña de azúcar, maíz y otros cultivos son considerados como una alternativa para enfrentar el cambio climático y los altos precios del petróleo. El año pasado, la Unión Europea avaló un plan para que los biocombustibles constituyan el 10% de los carburantes de los automotores en el 2020.
Activistas ambientalistas, grupos internacionales y algunos países tienen dudas sobre los beneficios de los llamados «combustibles verdes» pues temen que acelere el calentamiento global con la deforestación que conllevaría abrir nuevas parcelas de cultivo, al tiempo que propicie un aumento en las materias primas al ocupar tierras destinadas a la producción de alimentos.
Silva afirmó que la especulación es la causa principal de la actual crisis y dijo que China es también injustamente acusada. Propuso la distribución de incentivos entre países pobres para elevar la producción de alimento y así reducir los precios. No ofreció detalles.
Indonesia tiene la intención de que la producción de biocombustibles, sobre todo con aceite de palma, sea el pilar de su desarrollo económico. Millones de dólares han sido invertidos por empresas locales y foráneas en nuevas plantaciones y plantas procesadoras.
Yudhoyono dijo que el gobierno enviará a Brasil un grupo de especialistas para ampliar sus conocimientos sobre la producción de biocombustibles.
Fuente: AP/Infobae