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El precio del petróleo creó una nueva burbuja

petroleo-recordLa demanda de petróleo se desaceleró; el precio se duplicó.

A partir de la crisis económica mundial iniciada en agosto del 2007, el precio del petróleo se duplicó: pasó de los 70 dólares por barril al actual récord histórico del orden de los 140 dólares. ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo es posible que, ante una clara caída de la demanda global y la consiguiente desaceleración económica mundial, se haya producido tamaño incremento en los valores de mercado del crudo? 

Si se analiza el mercado desde el punto de vista de la oferta y la demanda, se podrá observar que a lo largo del último año los crecimientos de ambas variables han sido similares; tanto es así que el mercado está equilibrado con un volumen diario del orden de los 87 millones de barriles.

La Asociación Internacional de Energía -la cual agrupa a los principales países importadores- recientemente disminuyó sus pronósticos de la demanda para este año. Más allá de los factores políticos y meteorológicos siempre presentes en este mercado, es claro que el fuerte incremento de precios no puede explicarse por los fundamentos de la oferta y la demanda.

¿No estaremos, pues, en presencia de una nueva burbuja financiera?

La teoría económica enseña que la eventual formación de una burbuja exige la presencia simultánea de tres condiciones: brusca y violenta suba de precios que no se corresponda con los fundamentos; importante aumento de las transacciones y, finalmente, la existencia de una especulación financiera.

Con respecto a este último requisito, resulta evidente que la especulación consistió en una búsqueda de protección de los capitales financieros globales, los cuales -ante la devaluación del dólar- han buscado refugio en el petróleo. En nuestra opinión, esta cobertura fue una de las principales causas de la irracional suba de precio, y se estima que, hasta la fecha, el 70% de los contratos vigentes en el mercado son de carácter especulativo.

Todo indica, pues, que estaríamos en presencia de una nueva burbuja. Si este fuera el caso, la experiencia indica que, más tarde o más temprano, ellas terminan por desarmarse; los precios tenderán a adecuarse a los fundamentos de la oferta y la demanda. A este respecto, las posibilidades son dos: que la burbuja se «desinfle» o que se «pinche». En el primer caso, el precio del petróleo caería gradualmente hasta su nivel de equilibrio, que se estima en el orden de los 100 dólares por barril. Si, por el contrario, la burbuja estallara, la adecuación del precio sería brusca. ¿Cuál será el desenlace?

Acciones de corto plazo

No es posible dar una respuesta precisa; lo que sí se puede afirmar es que cuánto más dure la burbuja, mayor será su tamaño o, dicho de otro modo, mayor será el incremento de los precios. A fin de impedir que continúe esta irracional y extremadamente perjudicial suba, sería conveniente implementar acciones de corto plazo que favorecieran un inmediato inicio del «desarme». Al respecto, las medidas posibles por tomar serían las siguientes: aumentar la oferta; eliminar los subsidios implementados en algunos países al consumo energético y, en forma urgente, atacar la especulación financiera mediante un fuerte incremento de las garantías en efectivo para operar en el mercado de futuros.

Adicionalmente a estas acciones, y a los efectos de reducir en el mediano y largo plazo la «dependencia petrolera», resulta imperioso profundizar el desarrollo de fuentes alternativas de energía renovables, tales como la solar, eólica, nuclear, entre otras.

Cuanto antes se tomen estas medidas, mayor será la probabilidad de interrumpir el proceso de expansión de la eventual burbuja y, en consecuencia, lograr una atenuación gradual de los precios. De esta manera, se reduciría la inflación mundial, hoy presionada por el precio del crudo, a niveles compatibles con las metas fijadas por las autoridades monetarias del mundo.

Si éste fuera el caso, entonces se podrían implementar políticas expansivas (baja de tasas) que mitiguen la actual desaceleración e incluso impidan caer en una eventual recesión. En caso contrario, la burbuja continuaría su camino y los precios a la suba. De darse este escenario, no habría más remedio que atacar de lleno la inflación global con agresivas políticas monetarias restrictivas que agravarían aún más la actual caída en el ritmo de crecimiento mundial. De darse esta situación, la stagflation (recesión con inflación) estaría a la vuelta de la esquina, con todo lo negativo que ello implicaría para la economía mundial.

Por Luis Palma Cané para La Nación

El autor es economista.

Fuente: La Nación 

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