Hoy el fuerte lobby que ejercen los agricultores norteamericanos impide el ingreso.

Desde el 2012, la industria local busca la aprobación para empezar a exportar a los Estados Unidos biodiésel sobre la base de soja. Y si bien ya presentó todo lo necesario a las autoridades ambientales, la presión viene del lado de los farmers que saben de alta sustentabilidad y competitividad del producto local. La apertura le significa a la Argentina un ingreso superior a los u$s180 millones en una primera etapa, lo que haría que la balanza comercial sea sumamente positiva.

Actualmente algunas empresas envían el biocombustible al país del Norte, pero el mismo es mezclado con otros combustibles que luego es usado en calderas; sin embargo, el volumen es ínfimo y se da en condiciones inferiores dado que se paga un alto arancel.

Para poder estar en igualdad de condiciones con la industria norteamericana es necesaria la aprobación de los créditos ambientales (RIN, por sus siglas en inglés).

Dichos certificados son autorizados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Este documento le permite al importador tener ventajas impositivas. Éste ya tiene el visto bueno, pero es negado debido a la presión que ejerce la Asociación de Productores de Soja y la Asociación Nacional de Biodiésel de EE.UU.

“El temor se debe a que ambas asociaciones consideran que la capacidad de producción argentina puede abastecer el 100% de ese mercado, y además consideran que somos más competitivos en precio, pero ambas teorías son infundadas y sólo persiguen fines proteccionistas”, dijo el asesor legal de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), Gustavo Idígoras.

Para el especialista, hay una presión de ambas asociaciones para que los congresistas manden cartas a la EPA y a la Casa Blanca, y así detener la aprobación, y a su vez amenazan con impulsar la quita de gran parte del presupuesto al organismo de protección ambiental, un tema que éste se discutirá en octubre próximo.

Mas hoy se abren algunas chances que “están generando ciertas empresas de forma individual, las cuales, asociadas a través de las importadoras, podrían conseguir un certificado especial para empezar a exportar, mas el volumen sería muy inferior”, remarcó el presidente de Carbio, Víctor Castro.

Lo cierto es que la Argentina es el primer productor mundial de biodiésel sobre la base de soja. Las altas chances de ingresar en el país del Norte se deben a la sustentabilidad y la competitividad de la industria local.

Según publicó diario Bae, además juega a favor de la Argentina el hecho de que la producción sojera se hace sobre suelos que no sufrieron deforestación.

Ya anteriormente el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) demostró en ámbitos internacionales que los valores de ahorro de emisiones de GEI (gases efecto invernadero) son superiores al 75 por ciento. La UE pedía que como mínimo sean de 35 por ciento, con lo cual no debería haber un argumento negativo para que la EPA ponga algún pero desde el punto de vista ambiental.

Hoy el intercambio comercial con los EE.UU. es deficitario. De ingresar el biodiésel, éste revertiría la situación volviendo una balanza favorable, “es decir, es económico y politícamente conveniente para el Gobierno argentino”, señaló Idígoras. Se estima que en una primera etapa, la exportación alcanzaría las 200.000 toneladas, lo que significa divisas por u$s180 millones. Con la fuerte presión de los farmers sólo queda la cuestión política, algo hoy imposible frente a la situación que tiene la Argentina en suelo norteamericano a partir del juicio que lleva adelante contra los fondos buitres. Más fuentes oficiales desligaron la posibilidad de que el tema puede ser llevado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), donde ya están en carpeta: carne y limón, dos productos que también tiene vedado el país del Norte.

Fuente: Infocampo