Los presidentes de América Latina y Europa buscaban el viernes fórmulas comunes para contrarrestar el calentamiento global, en un debate impregnado de la polémica sobre los biocombustibles y su presunta vinculación con la crisis alimentaria mundial.
Los presidentes de América Latina y Europa buscaban el viernes fórmulas comunes para contrarrestar el calentamiento global, en un debate impregnado de la polémica sobre los biocombustibles y su presunta vinculación con la crisis alimentaria mundial.
“Brasil viene a esta reunión con el objetivo de profundizar la discusión sobre los temas que considera extremadamente importantes en este momento: la cuestión climática, la cuestión energética y la de los alimentos ” , dijo el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva a su llegada a Lima el jueves, para participar de la V Cumbre entre América Latina y la Unión Europea.
Lula tachó de contradictorias las críticas a los biocombustibles, de los que Brasil es un líder productor mundial con su etanol de caña de azúcar.
“Quieren descontaminar el planeta, combatir el recalentamiento global, firman el protocolo de Kyoto, y cuando Brasil ofrece un combustible no emisor de CO2, prefieren usar uno que lo emite; eso es una contradicción ” , dijo.
Brasil es el segundo mayor productor mundial de etanol (elaborado a partir de la caña de azúcar) , con 22 000 millones de litros en 2007 -el 32,6% de la producción mundial-, detrás de Estados Unidos, que produjo 28 000 millones, a partir del maíz.
Frente al calentamiento global y la disparada del precio del petróleo, Lula defiende en la región el aumento de la producción de biocombustibles, pero en los últimos meses éstos pasaron de ser el combustible ecológico por excelencia a ser cuestionados y vistos con desconfianza por organizaciones defensoras del medio ambiente y los europeos.
Ahora los combustibles “ bio ” son acusados de incrementar la deforestación, aumentar el monocultivo y provocar el desplazamiento de campesinos, además de generar un aumento de los precios internacionales de los granos, con el consiguiente riesgo de escasez de alimentos.
El propio relator especial de la ONU para el derecho a la alimentación, Jean Ziegler, ha calificado de “ crimen contra la humanidad ” la producción masiva de biocombustibles.
El miércoles la canciller alemana Angela Merkel destacó en Brasil la importancia de los biocarburantes para que los países consigan alcanzar sus metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, pero alertó que la clave será la sustentabilidad de esa producción.
Europa se ha puesto como meta reducir en un 20% los gases de efecto invernadero en 2020 mediante un aumento al 20% de la parte de energías renovables en el consumo energético total del bloque y al 10% la de los biocombustibles en el transporte.
Una meta cuestionada el jueves en Lima por la organización ecologista Greenpeace, que advirtió que “ Europa ha establecido un corte que excede su capacidad de producción, por lo que se procura que los países de América Latina se conviertan en proveedores dentro del mercado internacional, poniendo en peligro su patrimonio natural ” .
Según Greenpeace, “la extensión de cultivos como el maíz, la soja, la colza o la caña de azúcar, destinados a la producción de biocombustibles influye en las tierras agrícolas disponibles provocando la destrucción, directa e indirecta, de ecosistemas naturales, como las selvas y bosques tropicales ” .
En medio del debate, países como Perú anunciaron que están revisando su política de promoción de biocombustibles a la luz de la crisis mundial de alimentos.
Para Lula, en cambio, se está evitando el debate real: “nadie quiere discutir cuánto Europa pagó para que sus productores (rurales) no produzcan ni cuánto implica un barril de petróleo a 124 dólares ” , dijo.
Y aseguró que “ hay una disputa comercial en el mundo, las petroleras están contra (los biocombustibles), los países no quieren cambiar sus matrices ” .
La producción mundial de biocombustibles representa 1% de la producción de combustibles fósiles.
Lima, AFP
Fuente: El Comercio