biocombustibles

“Aguantar” y esperar a que aclare

BIODIESEL-EXTRUSADO-SOJA.gifEn Cañada Seca, en el oeste bonaerense, una empresa familiar invirtió en un planta de extrusado para agregarle valor a la soja. El expeller lo compran los tambos de la zona y el aceite pequeñas plantas de biodiésel. Pero la rentabilidad se derrumbó cuando el Gobierno intervino el mercado del biocombustible. 

Nuevita. La planta comenzó a funcionar a mediados de 2012. El expeller es muy valorado por los tambos por el nivel de proteína bruta que se consigue a través del extrusado de la oleaginosa.

Valor agregado no es siempre sinónimo de agregado de valor. Todo depende, además, de que las condiciones sean las adecuadas en el escenario económico y productivo. Eso es lo que descubrió Eldo Filipuzzi al comenzar a operar una planta extrusadora de soja.

Filipuzzi, miembro del CREA Cañada Seca, integra una empresa familiar agropecuaria junto a sus dos hermanos. Tienen 600 hectáreas propias y alquilan otro tanto en campos de la zona (ubicada en el extremo noroeste de la provincia de Buenos Aires, en el límite con la provincia de Santa Fe y muy cerca de Córdoba). Además de agricultura, son fierreros de toda la vida: brindan servicios de siembra y cosecha.

La seca del ciclo 2008/09 les pegó duro. En ese momento comprendieron que debían diversificarse para blindar la empresa del próximo golpe climático. Luego de una extensa investigación, decidieron montar una planta extrusadora de soja que comenzó a funcionar a mediados de 2012.

El extrusado es un procedimiento que desmenuza los porotos de soja rompiendo las celdas que contienen el aceite. Luego se procede al prensado, que permite separar aquel del expeller, un subproducto con alto contenido de proteína apto para la alimentación animal.

El proceso de molienda en seco por extrusión no requiere una inversión descomunal y funciona con pocos recursos (emplea apenas 150 litros de agua por día). Los clientes son tambos localizados en un radio de 100 kilómetros del pueblo de Cañada Seca.

La empresa comenzó vendiendo el expeller al valor de la soja pizarra Rosario menos un 8%. “Para alcanzar un margen de rentabilidad razonable, necesitábamos vender dos kilos por día por animal a 30 tambos de 150 vacas cada uno”, explica Filipuzzi.

Pero en agosto de 2012, el Gobierno nacional implementó la intervención del mercado del biodiésel. Eso provocó un derrumbe del precio interno del aceite de soja crudo: en una semana, el precio de venta pasó de 830 dólares a 590 dólares por tonelada.

“El ingreso del aceite de soja financiaba el descuento del 8% que se aplicaba sobre el precio del expeller. Cuando eso desapareció, tuvimos que comenzar a comercializar el expeller al mismo valor que la soja pizarra Rosario”, comenta Filipuzzi. La cantidad de clientes disminuyó y la rentabilidad del emprendimiento se esfumó.

“En los tambos con buena genética saben que el expeller de soja obtenido por extrusión incrementa mucho la producción de leche con respecto al uso de pellet de soja convencional”, explica el empresario. “Nuestro producto tiene una proteína bruta superior al 44% y una materia grasa del 7%”, agrega. Los compradores de aceite son pequeñas y medianas empresas elaboradoras de biodiésel.

La capacidad instalada de la planta –montada en un 100% con tecnología nacional –es de 50 toneladas diarias (actualmente trabaja al 50% de dicha capacidad). La totalidad de la soja procesada es de producción propia.

“Estamos evaluando implementar la modalidad de canje, por medio del cual un productor lechero o avícola, por ejemplo, nos entrega soja para entregarle expeller y cobrarle el servicio con una parte de lo producido”, contó Filipuzzi.

“Cuando comenzamos a trabajar, nuestro objetivo era lograr 30 clientes. En la actualidad tenemos 42, pero no ganamos dinero con el emprendimiento. El objetivo inmediato es sobrevivir hasta que aclare”, apunta el empresario.

La industrialización de granos permite morigerar el problema de la acumulación de saldos técnicos y de saldos de libre disponibilidad de IVA (un inconveniente cada más onerosos para las empresas agrícolas).

Pero no es la única ventaja del emprendimiento. “Integrar la empresa agrícola con otros eslabones de la cadena de valor permite ampliar la visión empresaria y capturar nuevas oportunidades que, de otra manera, jamás se detectarían”, indica Tomás Bustillo, asesor del CREA Cañada Seca.

Por AACREA ESPECIAL PARA CLARIN RURAL

FUENTE: CLARIN SUPLEMENTO CLARIN RURAL

Fimaco

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