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Ante el mejor escenario de los últimos cincuenta años

biodiesel-usda-granosLas tendencias confirman muy buenas perspectivas para los precios, por lo menos para el corto y el mediano plazo; los motores, alimentos y biocombustibles.  

La Argentina se enfrenta hoy al mejor escenario de los últimos 50 años en cuanto a demanda externa de productos agroindustriales. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) realizó el tradicional Outlook del que participamos por la Argentina, la Fundación Producir Conservando y la Federación de Acopiadores de Cereales, y, como todos los años, presentó las proyecciones de las commodities agropecuarias para la década. 

Las tendencias confirman muy buenas perspectivas para los precios, por lo menos para el corto- mediano plazo. Los factores que fundamentan este escenario son consistentes. En primer lugar, la demanda de alimentos supera los valores conocidos. El USDA proyecta un aumento en el crecimiento de la economía mundial del orden de un 3 a 5 por ciento anual en promedio entre 2008 y 2017 (después de haber crecido un 2,9% anual entre 2001 y 2007). Pero, además, se espera un fuerte crecimiento en las economías de los países en desarrollo, especialmente significativos en el crecimiento de la demanda de alimentos, del orden de un 6% anual para la década.

Sigue creciendo

Asimismo, la demanda de biocombustibles sigue creciendo, tanto para etanol como para biodiésel; aumenta la demanda por commodities y se les agrega valor. De hecho, los biocombustibles se enmarcan dentro de una nueva política que es clave para entender el escenario planteado.

Así como la Unión Europea generó la seguridad alimentaria después de la Segunda Guerra Mundial; Estados Unidos definió la política de la seguridad energética a partir del 11 de Septiembre, decisión que implica cambios estratégicos en la matriz energética de Estados Unidos y del mundo.

Hoy se basa en la producción de biocombustibles a partir de maíz y soja, pero en el mediano plazo incorporarán energías renovables a partir de biomasa y otros cultivos energéticos (como la jatofra y el switch grass). Ed Shafer, Secretario de Agricultura, planteó que el objetivo es generar cada vez mejores oportunidades para los negocios agrícolas y dijo que el desarrollo de una industria de energías renovables es una nueva y buena oportunidad.

Señaló que Estados Unidos importa anualmente 9 mil millones de barriles de petróleo por año; si, como la política de seguridad energética plantea, se logra reemplazar mil millones por biocombustibles, habría que producir 42 mil millones de galones de combustibles renovables; el país lograría afianzar su independencia energética y el ingreso de los productores podría duplicarse en un año.

De hecho, la nueva ley de independencia y seguridad energética sancionada a fines de 2007 establece que del total del combustible que se comercialice en Estados Unidos en 2022, 36 mil millones de galones deberán provenir de energías renovables. Dentro de este nuevo estándar, 15 mil millones de galones provendrían de etanol de maíz (la producción de biocombustibles en USA es subsidiada en la actualidad). Otro hecho que aporta buenas perspectivas para los precios es la consolidación de un nuevo jugador en la formación de precios que son los fondos financieros, que entran en el mercado de Chicago dando liquidez y, actualmente, presionando sobre la demanda.

Factores de riesgo

Frente a este excelente panorama, existen algunos factores de riesgo. El fantasma de que Estados Unidos entre en una recesión como consecuencia de la crisis financiera sobrevoló el Outlook, aunque no fue tema de discusión porque existe la presunción de que la crisis no va a tener consecuencias sobre las tan sólidas perspectivas de demanda alimentaria. Otro factor negativo sería que este conflicto financiero afectara las economías de Canadá, México y/o Japón, que son hoy los principales importadores de alimentos de EE.UU. (15, 14 y 11 mil millones de dólares respectivamente), o de China, cuyo comercio agrícola (US$ 8 mil millones) es menor, pero crece en forma importante.

Exportación e inflación

La preocupación frente a la perspectiva de que alzas en los precios de las commodities aumente la inflación es real. En EE.UU., el aumento del precio de los alimentos en la última década fue entre el 2,8 y el 3,8% anual y fue por una mejora en el agregado de valor y calidad de los mismos. Hoy, el aumento de los precios agrícolas, que casi se duplicaron en los últimos meses, no se traslada íntegramente a los precios de los alimentos.

Las materias primas agrícolas representan apenas el 10-15% del precio del alimento y la competencia en el mercado es de tal magnitud que las industrias se cuidan mucho en no trasladar estos aumentos a los precios para no quedar en desventaja frente a la competencia. Aún así, se estima que los alimentos pueden llegar a aumentar un 3-4% en 2008; y que esto tendrá cierto impacto en la inflación norteamericana, pero muy moderado frente al aumento de los precios agrícolas, que casi se duplicaron.

Frente al riesgo de la inflación, la reacción del Gobierno, los productores y la industria es unánime: aumentar la oferta interna logrando mayor producción y aumentar las exportaciones. Mark Keenum, subsecretario de los Servicios Agrícolas Internacionales, aseguró: «En el mundo, los países que crecen son los que exportan. Las exportaciones generan empleos y actividad económica». Este año tendrán exportaciones agrícolas récord, por 101 mil millones de dólares.

Los estadounidenses apuestan a aumentar sus exportaciones a través de acuerdos bilaterales (tienen acuerdos comerciales con 18 países) y lograr un acuerdo de libre comercio en Doha. «Tenemos que generar un marco de inversiones y negocios adecuado para que los productores puedan exportar, crecer y aumentar la oferta de alimentos; así vamos a controlar la inflación», es el concepto del USDA.

El sector público está abocado a dar toda la infraestructura necesaria para que los farmers prosperen. En lo que Shafer denominó el «renacimiento de lo rural» está el objetivo de promover que los casi 60 millones de estadounidenses que viven en zonas rurales, mantengan su forma de vida y sigan produciendo alimentos sanos y baratos para todos los ciudadanos y para el mundo.

Cuando Shafer habla de infraestructura, de las «autopistas del futuro» se refiere a dar conectividad satelital a todas las zonas rurales en Estados Unidos, como ya hizo en Dakota cuando fue gobernador. Sin duda, las condiciones para la Argentina son muy alentadoras. Las perspectivas agrícolas pocas veces fueron tan favorables, y como país no deberíamos perder la oportunidad que este escenario nos ofrece. Generar un marco confiable de negocios que promueva la inversión para seguir creciendo y enfrentar los problemas de infraestructura (real, no virtual: energía, red caminera, ferrocarriles, transportes, etc.) serán dos requisitos indispensables para aprovechar la oportunidad.

Por Gustavo Oliverio
Para LA NACION

El autor es coordinador de la Fundación Producir Conservando

Fuente: La Nación

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