Dawa lo tuvo claro. Desde que comenzó la ascensión notó que algo le pasaba al hielo. Su experiencia trabajando durante años en el techo del mundo le permitió detectar los cambios. Tal vez fuese que el glaciar gimiera y crujiese más de la cuenta. Acaso que los movimientos de la Cascada de Hielo eran más dramáticos aquella primavera de 2007 que las temporadas anteriores, o que los lienzos de duro hielo azul eran ahora extensiones de nieve medio derretida, por los que resultaba muy difícil subir.
Extremando las precauciones, siguió ascendiendo junto con los miembros de su expedición por aquel caos de hielo vertical, cuyos 600 metros de desnivel constituyen el paso más peligroso de la subida del Everest, de 8.848 metros de altura.
Aunque la ruta se asegura con cuerdas, escaleras y puentes, nadie de los que ascienden está a salvo, pues en cualquier momento puede caer sobre ellos un témpano de hielo tan grande como un edificio de tres alturas.
En la subida, Dawa se cruzó con un grupo de sherpas que regresaba a toda pastilla hacia el campamento base. El tono dramático de sus advertencias hizo que este sherpa, curtido en mil batallas y vencedor en varias ocasiones de la montaña más alta de la Tierra, decidiera darse la vuelta. Aquel mismo día una parte de la cascada se vino abajo.
Poco después, Dawa Steven Sherpa logró alcanzar la cima del Everest. «Había cumplido mis sueños y el mundo estaba bajo mis pies; era feliz, pero me acordé de lo que había pasado y me quedé muy preocupado. De regreso a Katmandú, constaté que aquello lo había provocado el calentamiento global», recordó el otro día en Katmandú, durante la presentación de su nuevo proyecto para este año. Este sherpa ha anunciado que durante la próxima temporada, liderará una ecoexpedición para dar a conocer los efectos del cambio climático en el Everest y el resto del Himalaya.
Según un reciente informe del WWF, durante las últimas temporadas, las temperaturas de Nepal, en la vertiente sur de la gran cordillera y donde se localizan las mayores montañas, han experimentado un aumento anual de 0,6º.
Exploración científica
Además de intentar subir a la cima, la expedición evaluará el estado de los glaciares del Everest. Cuenta para ello con el soporte del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, UNEP, y del Centro Internacional para el Desarrollo Integral de las Montañas, ICIMOD. Este organismo fundado en 1983 integra a ocho países miembros: Afganistán, Bangladesh, Bhután, China, India, Myanmar, Nepal y Pakistán, que soportan en su territorio parte del sistema montañoso Hindu Kush-Himalaya, HKH, el más extenso del planeta. El evento será el principal de los actos con los que la institución celebrará sus bodas de plata.
El ICIMOD será responsable de la parte científica de la expedición, que permitirá realizar el más completo estudio jamás realizado en los lagos Imja y Dig Tsho, que se alimentan de unos glaciares en regresión. «El glaciar de Imja está disminuyendo las últimas temporadas a un ritmo de 74 metros por año», ha señalado el coordinador del proyecto científico, Pradeep K. Mool.
Según señalan desde el ICIMOD, las montañas constituyen un excelente laboratorio para comprobar los efectos del cambio climático. Ocupan la quinta parte de la superficie terrestre y la mitad de la población actual depende de ellas para la vida. La región HKH posee una enorme biodiversidad y riqueza ambiental, siendo la principal fuente de agua del continente asiático.
Son nueve los grandes ríos que nacen en la cordillera asiática, entre ellos Ganges, Indo, Brahmaputra, Yangtze, Mekong, Salween y Huange He, dependiendo de sus caudales más de mil trescientos millones de personas en el continente asiático, lo que supone la quinta parte de la población global.
Según los datos que refleja el último estudio del UNEP, de seguir las actuales tasas de calentamiento, los glaciares himalayos verán cómo se derrite su extensión actual, estimada en medio millón de kilómetros cuadrados, hasta quedarse reducidos a 100.000 kilómetros cuadrados en el año 2030.
Fuente: News Soliclima