Claudio-Molina

Biodiesel, consideraciones para retomar el crecimiento de la industria en Argentina

El problema estructural del mercado de combustibles de Argentina.

El mercado interno de combustibles demanda en promedio, alrededor de 16 millones de metros cúbicos anuales de gasoil –incluyendo alrededor de 1,8 / 2,0 mm3 que se utilizan para la generación de energía eléctrica- y 7,3 millones de metros cúbicos anuales de naftas. El parque refinador de petróleo está operando muy cerca de su frontera de posibilidades para atender la creciente demanda y en las refinerías de petróleo se carga petróleo cada vez más pesado, hecho que reduce la disponibilidad de destilados livianos -naftas, entre otros- y medios -gasoil, entre otros-. La producción de petróleo viene cayendo constantemente desde 1998 a la fecha. Las importaciones de gasoil para abastecer la demanda son crecientes y, ya es necesario importar naftas de calidad para atender una demanda muy intensa, derivada del intenso crecimiento económico que se registró en los últimos años. Con este panorama, la incorporación de biocombustibles a los combustibles minerales por mandato legal, que parecía una medida antipática, pasa a ser estratégica.

El aumento de capacidad de refinación que se registrará en el País –luego de muchos años de permanecer cuasi fija la misma- se fundamenta principalmente en los beneficios otorgados por el Gobierno Nacional, a partir de incentivos fiscales. YPF analiza la posibilidad de construir una nueva refinería de petróleo, del orden de 180.000 / 200.000 barriles diarios, con una inversión de US$ 7000 millones – incluyendo los costos financieros derivados-, pero en las actuales circunstancias de mercado, dicho proyecto es de difícil concreción y plantea un problema importante de oportunidad en la asignación de recursos escasos.

Hay que tener en cuenta también los pasivos ambientales que genera la industria petrolera, los que son seculares y últimamente han tenido un importante espacio en la opinión pública, al conocerse una valuación preliminar de los generados por Repsol YPF, en la etapa previa a la expropiación de la mayoría de su paquete accionario por parte del Estado.

Esos pasivos ambientales –sin agregarse los costos derivados de los perjuicios sobre la salud pública-, si se justiprecian en términos de costos por litro de combustible mineral, producen un encarecimiento tal de este tipo de combustible, que los convierten en más onerosos para la sociedad, que los biocombustibles. Por ello, esta cuestión no debe soslayarse en ningún análisis vinculado a la reformulación de las políticas públicas actuales en materia energética.

No es menos importante reconocer que a pesar de contar Argentina con enormes recursos de petróleo y gas no convencionales, la puesta en valor de los mismos llevará más de cinco años en el mejor de los casos, y que requerirán inversiones de más de US$ 40.000 millones, asumiendo concomitantemente los importantes costos ambientales derivados de su explotación, por encima de la línea de base actual.

La industria de biodiesel en números

La industria del biodiesel argentino nació en 2007. Desde ese momento,  presentó un crecimiento constante hasta la actualidad.

Con inversiones de los 1.200 millones de dólares en los últimos cinco años, esta industria alcanzó durante el año 2011 alrededor de 2,4 millones de toneladas de producción (ver cuadro III).

Se registra una atomización de oferentes en el mercado argentino de biodiesel, con un Índice HH algo superior a 1000 -a diferencia de lo que ocurre con la oferta de derivados de petróleo-.

Recordemos que el mandato de corte surge del artículo 7 de la Ley 26.093, reglamentada por Decreto 109/07.

La mezcla obligatoria de gasoil con biodiesel se hizo efectiva con la implementación del Programa Nacional de Biocombustibles, en 2010, cuya Autoridad de Aplicación es el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación.

El referido mandato de corte y el crecimiento de la participación de biodiesel constituyen una tendencia que se lleva a cabo en los principales países del mundo, resultando fundamental para la programación de la producción y la demanda de combustibles, asentando de esta forma el mercado.

Durante el año 2012, la producción y ventas de biodiesel eran superiores a las registradas en 2011 hasta el mes de julio. Entre agosto y setiembre, por el doble efecto generado por el cambio de reglas  de   juego   en   el   país   y   la   debilidad  del   mercado  interno,  la   situación  cambió significativamente, según puede verse en el gráfico siguiente. Esto generó un fuerte aumento de la capacidad ociosa de la industria, que está afectando significativamente su rentabilidad.

Como se puede apreciar en el cuadro expuesto abajo, es muy importante y creciente la participación de medianas y pequeñas empresas en la provisión de biodiesel al mercado interno.

En la actualidad, hay 31 plantas de biodiesel que  participan del convenio de abastecimiento al mercado interno argentino, la mayoría de las plantas se ubican en Santa Fe, cercanas a Rosario. Pero también hay presencia de la industria en otras cinco provincias.

La capacidad instalada es del orden de 3,705 mill. tons. anuales y se están construyendo nueve fábricas más, que agregarán 0,944 mill. tons. anuales.

Las plantas de mayor tamaño se ubican en la provincia de Santa Fe, cercanas a Rosario, donde se encuentra unos de los mayores polos sojeros del mundo. Pero destacamos también que existe una planta de gran porte en la localidad de Frías, Provincia de Santiago del Estero.

Del total, doce plantas corresponden a empresas pymes, nucleadas en CEPREB (entre ellas, una empresa tiene dos plantas). Estas empresas abastecen el mercado interno. Hay otras diez plantas que son miembros de CARBIO y por su escala y tecnología, pueden abastecer el mercado interno y el externo, cumpliendo los estándares de calidad, seguridad y medio ambiente más exigentes.  Las empresas de CARBIO son responsables de casi el 100% de las exportaciones del país de biodiesel y también abastecen al mercado interno. La capacidad promedio de éstas plantas es de 292.000 tons/año,  más del doble del promedio de la industria total y superior al promedio de las industrias de otros países competidores como Brasil, EEUU e Indonesia.

La industria de la molienda de soja y de biodiesel se ha convertido en un clúster altamente eficiente concentrándose en un radio cercano al Puerto de Rosario y de las zonas de producción de soja.

Si bien la mayoría de las plantas de gran porte, posee tecnología europea, es destacable que hay varias plantas que han desarrollado tecnología nacional en sus procesos de producción.

La demanda local de biodiesel podrá ser incrementada por la pronta implementación de un corte generalizado al 10 % -en lugar del 7 % actual-. Pero además, en función de los nuevos segmentos de mercado que se desarrollen y el porcentaje de mezcla que se utilice, a saber:

–    Generación eléctrica con corte de 20%: 354.000 tns/a. A la fecha este segmento ya tiene un incentivo económico otorgado por la Secretaria de Energía a CAMMESA (Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista).

–    Transporte público de pasajeros con corte de 20% (Diesel base de B7): 138.000  tns/a.

–    Maquinaria Agrícola con corte de 20% (Diesel base de B7): 368.000 tns/a.

Destacamos también la aptitud del biodiesel para ser usado en cortes al 20 % con gasoil en transporte automotor de cargas. Un reciente estudio llevado adelante por CARBIO, en los talleres de Oreste Berta, con la coordinación del Ing. Alberto Garibaldi, demuestra que es viable este uso. Del mismo modo, destacamos que este año la firma Shell en Australia comenzó a despachar B20 de manera voluntaria.

El impacto de la incorporación de biodiesel al gasoil comercializado en el País

Desde su implementación en 2010 y hasta diciembre de 2012, la industria argentina de biodiesel entregó a las compañías de petróleo que operan en el downstream argentino, a los efectos de cumplir con el mandato de corte derivado del artículo 7 de la Ley 26.093, 1.934.305 toneladas – equivalentes a 2.185.655 metros cúbicos-., distribuidas en 503.325, 739.487 y 691.493 tns. en 2010, 2011 y 2012 respectivamente.

Esta incorporación de combustible renovable y premium a la oferta de gasoil ha permitido reducir significativamente el déficit de oferta de combustible diesel que se registró en el País.

El precio promedio de una tonelada de biodiesel desde 2010 a la fecha, ha resultado alrededor de un 21,2 % que el precio promedio CIF de una tonelada de gasoil importado puesto en la refinería de petróleo respectivamente.

En los últimos días, mientras una tonelada de gasoil importado CIF –con gastos de internación, hasta la refinería de petróleo- costaba US$ 950 –o US$ 803 por metro cúbico-, una tonelada de biodiesel –tomando el precio promedio ponderado establecido por la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo para la segunda quincena de marzo de 2013, que es el último publicado, de $ 4798,55 por tonelada, más gastos de flete hasta la refinería de petróleo- costaba alrededor de US$ 954,00, o sea, casi igual.

En promedio, el aumento de precios que se genera en el surtidor es poco material y además, por las imperfecciones existentes, si se quita el mandato de corte, lo más probable es que las compañías petroleras capturen para sí la renta derivada de esa medida, que hoy está muy atomizada, al ser distribuida entre treinta empresas aproximadamente.

El referido aumento de precios, a la fecha del presente trabajo –y con el desvío que implica que todavía no fueron publicados los precios del biodiesel de abril y de mayo de 2013-, es del orden de $ 0,18 por litro de gasoil, en el caso de un corte con biodiesel al 7 % y considerando además, que como consecuencia de una errónea interpretación de la AFIP. El biodiesel incorporado a la mezcla tributa el 41 % de impuestos específicos que gravan al gasoil mineral.

Por otra parte, hay que destacar que por la utilización de aceite vegetal para la producción de biodiesel, ha cambiado la curva de demanda de esta commoditie y así sus históricos fundamentos.

En el caso particular del uso de aceite de soja para su transformación en biodiesel, es importante destacar que aquél representa un subproducto de la soja y además, su uso alimentario no está arraigado en Argentina.

En Argentina se podrían utilizar alrededor de 1,5 millones de toneladas de aceite crudo de soja, si se generalizara para todos los segmentos del mercado de gasoil, un corte con un 10 % de biodiesel. El referido uso impacta directamente sobre la oferta de aceite vegetal, reduciéndola, hecho que a su vez, impacta positivamente sobre los ingresos del complejo soja en su conjunto y en los ingresos fiscales.

Al mismo tiempo, el funcionamiento de la industria de biodiesel en el País, ha generado alrededor de 2.000 nuevos puestos de trabajos directos y no menos de 4.000 nuevos puestos indirectos, cuyos ingresos multiplican la actividad económica de otros sectores de la economía argentina.

Regla de precios. Falta de certidumbre en las operaciones de compraventa de biodiesel en el mercado interno. Problemas con Aduana en la liquidación de los derechos de exportación

La fórmula de precios creada por Resolución 7/10 de la Secretaría de Energía, luego modificada por Resolución 56/12 del mismo organismo, hacía más previsible la actividad en el mercado interno, ya que partía del precio interno del aceite vegetal, que es la principal materia prima en la producción de biodiesel.

El precio resultante de dicha fórmula estaba desacoplado del precio internacional, como ocurre con los precios de la energía y combustibles en general. Además, como la Ley de Biocombustibles privilegió el abastecimiento al mercado interno por parte de pymes, dicho desacople resulta fundamental, ya que este tipo de empresas están lejos de tener la productividad de las grandes empresas exportadoras. Dicha fórmula era perfectible, haciéndola más compatible con los planteos productivos más eficientes.

Además, habría que analizar seriamente la posibilidad de establecer licitaciones, como realiza la Administración Nacional de Petróleo, Gas y Biocombustibles –ANP- de Brasil, para fomentar la competencia, al menos para una porción importante del mercado.

Todos los oferentes del mercado, deben comprometerse para aumentar su productividad, evitando la distensión que surge de la permanencia de precios rentables y desacoplados de los internacionales.

A partir de agosto pasado, con la discontinuidad la aplicación de la referida norma de precio, no hay una regla que genere certeza en las operaciones. Además, los precios internos no son publicados con una periodicidad determinada, sino que de manera errática. Y para peor, la reciente segmentación de precios en el mercado interno, no tiene correlato en una norma ad hoc que defina los criterios que utilizó la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo para su implementación.

Por el lado de los precios internacionales del biodiesel que son publicados por reportes de mercado conocidos, los mismos son cada vez más imperfectos y presentan fuertes distorsiones con los precios al que realmente se realizan las exportaciones. Esto genera importantes desvíos al momento de determinar la paridad de exportación del biodiesel –que se supone, se utiliza para determinar los precios del biodiesel para las grandes empresas que operan en el mercado interno-.. Al mismo tiempo, en la determinación de la paridad de exportación, es necesario contemplar los gastos de transacción involucrados para poner la mercadería en condiciones de ser comercializadas en el mercado interno (impuestos nacionales y provinciales, comisiones, etc.).

Por otra parte, con la publicación de un precio de referencia para las operaciones de exportación, se generan importantes dudas en los exportadores y en la Aduana misma, respecto de cuál es la base imponible de las operaciones de exportación. Algunas empresas entienden que es dicho precio de referencia –con lo cual, al ser más alto que el real, como fue descrito antes, incrementa la retención efectiva- y otras, que es el precio real de cada operación. Es un tema que debería ser aclarado rápidamente.

Del mismo modo, resulta fundamental la existencia de una fluida comunicación de la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo con Aduana, para evitar problemas de coordinación como los ocurridos en la exteriorización del cumplimiento de lo previsto en el artículo 4 del Decreto 1719/12.

Plazo de Permisos de Embarque de las Exportaciones de Biodiesel. Pago anticipado de los derechos de exportación.

Casi la totalidad de las exportaciones relevantes de biodiesel, se llevan a cabo con contratos a plazo. Actualmente, el plazo de los referidos permisos es de treinta días. Dicho plazo resulta incompatible con la dinámica de los negocios y sería conveniente llevarlos a ciento ochenta días.

De  igual  forma,  sería  conveniente  contar  con  una  normativa  que  permita  efectuar  el  pago anticipado de los derechos de exportación, congelándolos.

Resulta muy difícil trabajar en el mercado spot y también, operar a plazo sin poder congelar la alícuota de derechos de exportación respectiva.

Criterios de asignación de cupos para operar en el mercado interno

En el contexto actual de mercado, debe ser exteriorizado en una norma clara y equitativa. Más aún, toda vez que hay fábricas a punto de ponerse en marcha, que solicitarán su inclusión en el programa del mercado interno, mientras sigue creciendo la capacidad ociosa de la industria.

Por otra parte, en atención a que hasta el momento no se ha podido cumplir con todos los requisitos establecidos por la Ley 26.093 y su DR 109/07 para  calificar, y por ende, no se distribuyeron los cupos fiscales en el sentido legal, sino por vía de un convenio de abastecimiento, es importante analizar la reforma de la Ley, según lo descrito más adelante.

Tributación del biodiesel

Por una interpretación de la Dirección de Análisis de Fiscalización Especializada de la AFIP, que el organismo  tomó  como  válido,  el  biodiesel  que  integra  la  mezcla  con  gasoil  mineral,  en cumplimiento del mandato de corte establecido por la Ley 26.093, tributa el 41 % de impuestos específicos que gravan al gasoil. También el B100 que se usa en la generación de energía eléctrica, lo tributa.

Esa interpretación es incorrecta, a la luz de la legislación vigente y está generando la paradoja que el gasoil importado no tributa el 41 % de impuestos específicos, y si lo tributa el biodiesel, producto renovable producido en Argentina.

Si ese es el objetivo de las políticas públicas del Gobierno Nacional, es conveniente entonces que se modifique rápidamente la Ley 23.966 T.O. y la Ley 26.093. En el “mientras tanto”, estamos ante una situación arbitraria, la que por supuesto, genera beneficios a las arcas del Estado, por la respectiva recaudación derivada.

Por otra parte, desde diciembre de 2012 y en forma retroactiva, se modifican los derechos de exportación del biodiesel por una simple acta de la Unidad Ejecutiva Interdisciplinaria de Monitoreo –ya no por ley ni por decreto ni por resolución- y encima, las referidas actas no se publican en el Boletín Oficial. Esto es disparatado, no merece más comentarios.

Modificación de la Ley 26.093 (de producción, comercialización y uso sustentable de biocombustibles).

Atento al rápido crecimiento de la industria argentina de biocombustibles, la experiencia que dejó el tiempo transcurrido desde la implementación de esta ley y de sus programas derivados, como así también el avance de la ciencia y tecnología en la materia, que trae nuevos procesos y productos, mientras la economía del país muestra una situación distinta a la que existía al momento de presentación del proyecto de ley respectivo –año 2004-, es aconsejable llevar adelante una  revisión integral de esta normativa, generando una amplia convocatoria de profesionales reconocidos en la materia, sobre la base de consolidar esta Política de Estado concebida en el Gobierno de Néstor Kirchner.

Consideraciones finales

Frente a la debilidad de la demanda de biodiesel en Europa y a la presión que ejerce sobre la oferta, el biodiesel de palma -producto que es mucho más barato que el biodiesel de soja-, resulta fundamental retrotraer por un plazo de seis meses, como mínimo, el esquema de derechos de exportación vigente para el biodiesel antes del cambio producido en julio de 2012. Solo así la industria exportadora de biodiesel podrá retomar el ritmo de embarques que venía realizando hasta agosto pasado y mantener su posicionamiento como líder del comercio internacional.

Del mismo modo, resulta prioritario encontrar una rápida y eficiente solución de todos y cada uno de los problemas que sufre la industria hoy, considerando la significativa influencia que ejerce la capacidad ociosa actual en todas las empresas de la industria, temas planteados en esta columna de opinión, abriendo paso así a un mercado más grande, con mayor participación de biodiesel.

El sueño de contar con biodiesel en Argentina está vinculado también a la necesidad de “industrializar la ruralidad” agregando un nuevo e importante uso a la demanda del complejo oleaginoso, sosteniendo así sus precios en el largo plazo, de manera de aumentar el ingreso total del mismo y consecuentemente, los ingresos fiscales. Decirle “no” a los biocombustibles, implica orientar las política públicas en el sentido de primarizar nuestra exportaciones, hecho que es equivalente a presionar con más oferta sobre consumos ya satisfechos, con la consiguiente implicancia negativa en precios e ingresos fiscales. Algo más

En los últimos días se viven momentos de tensión. El eje Guillermo Moreno – Axel Kicillof – Débora Giorgi vienen incrementado su presión en contra de los biocombustibles en general y del biodiesel en particular, como así también sobre las energías renovables en su totalidad. Sin tener sólidos fundamentos en contrario, los referidos quieren terminar con el apoyo del Gobierno a las energías renovables; consideran que son más caras, que hay petróleo y gas para doscientos años y que además, las renovables crecieron en medio de “negociados” (recuerdo que esto me lo dijo en persona Guillermo Moreno el año pasado y ahora en su concepción está más vigente que nunca, incluso, insistieron una y otra vez para que CFK lo vea así y lo haga público en un acto tiempo atrás, aunque en la reciente cumbre de renovables de Abu Dhabi se llenara la boca respecto de su orgullo por la industria argentina de biodiesel). Parece que a esos funcionarios poco le interesan las cuestiones ambientales y menos aún el impacto del biodiesel en la economía, que son dos buenos fundamentos para profundizar el programa de incentivos a su producción. Para peor, Débora Giorgi tiene mucha afinidad con ADEFA, entidad que hace lo imposible para detener el desarrollo de los biocombustibles. A viva voz la Ministra viene expresándose en el sentido que al Gobierno ya no le resulta estratégica la industria de biocombustibles. Sin dudas tuvo ella bastante que ver en la eliminación del acceso de los biocombustibles al Fondo de Financiamiento del Bicentenario. En lo que hace específicamente al biodiesel, desde YPF recientemente se lanzó una nueva operación muy fuerte en su contra. Al viejo dilema que arrastran algunos de sus directores representantes de provincia –en el sentido que el de los biocombustibles es un negocio de las provincias cerealeras en desmedro de la economía de las provincias petroleras-, se suma una cuestión económica que afecta las decisiones de las petroleras, por el hecho que al estar el biodiesel mal gravado con el 41 % de impuestos específicos que gravan al gasoil mineral, a dichas compañías les resulta más negocio importar gasoil y no aumentar el contenido de biodiesel en la mezcla, más aún en momentos en que existen precios máximos. Por estas horas YPF presentó una carpeta al Gobierno, donde defiende la importación de gasoil, indicando que al País le conviene exportar aceites, harinas y poroto de soja, en lugar de biodiesel (primarizando las exportaciones), y de última, exportar biodiesel en lugar destinar este biocombustible a sustuir gasoil. Esa carpeta representa para los colaboradores de Kicillof una verdad revelada y no admite prueba en contrario. Tanto ellos como Guillermo Moreno prefieren manejarse con análisis estáticos –fotográficos- y no hacer ningún análisis dinámico respecto del impacto que sobre los precios del complejo soja genera una sobreoferta de aceites vegetales por reducción del uso de biodiesel, entre otras cuestiones. Respecto del B10, para Moreno y Kicillof solo es una alternativa provisoria y de muy corto plazo para ayudar a la crisis de oferta de combustibles generada por el siniestro en la destilería de YPF de Ensenada, piensan que el corte obligatorio debe ser reducido dentro de poco tiempo, incluso por debajo del B7. Por sus mentes incluso pasó por la cabeza la idea de modificar la Ley 26.093, eliminando el corte obligatorio. Además, para la microeconomía en particular, Kicillof sostiene que debe ser tiempo de “rentabilidades negativas”, en función que según su opinión, el sector privado ganó mucho dinero en los últimos años, fortaleciendo de esta manera el clima anti-empresa que se vive en Argentina. En lo personal, insisto con lo que les expresé ya hace mucho tiempo atrás: El futuro de la industria argentina de biocombustibles está en manos de CFK. MINPLAN y Secretaría de Energía hicieron y hacen lo que pueden dentro de las propias limitaciones que la forma K de hacer política les permite, que en este caso y paradójicamente les genera la sensación de tomar “su propia medicina”. Claro está, algunas cuestiones exógenas nos pueden ayudar, como la falta de gasoil y el debilitamiento del programa de YPF, en la medida que no consiga inversores significativos para su proyecto de Vaca Muerta.

Fuente: Claudio Molina, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno/Petroenergía.

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