La elaboración de este combustible derivado de la soja creció de manera exponencial. Sólo por comercialización, mueve casi u$s3.000 M anuales. En los últimos cuatro años, la industria se expandió 240%. La represalia española amenaza con frenar millonarios desembolsos. El quién es quién del sector.
Por Juan Diego Wasilevsky.
Luego de largos y tensos días cargados de especulaciones de todo tipo, España finalmente dio su primer golpe en contra de la Argentina.
Como represalia frente a la decisión del Gobierno Nacional de expropiar el 51% de YPF a la petrolera Repsol, la administración de Mariano Rajoy cumplió con sus amenazas y anunció que procederá a frenar el ingreso de biodiesel con sello argentino.
Se trata de una medida de gran alcance y de alto impacto en el comercio bilateral, dado que estos envíos le representaron al país un ingreso de divisas del orden de los u$s925 millones a lo largo del 2011, equivalente a un tercio de las exportaciones totales a ese mercado, que alcanzaron los u$s2.900 millones.
Durante una conferencia de prensa celebrada este viernes, la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció que Madrid aprobó finalmente la llamada «Orden del Biodiesel», que privilegia a las empresas localizadas en Europa frente a las de otros países, particularmente la Argentina.
Pero la «reprimenda» no quedó allí. Santamaría también festejó el hecho de que el Parlamento Europeo aprobara una resolución por la cual se deja la puerta abierta para suspender a la Argentina del denominado Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), un mecanismo bajo el cual se realizaron exportaciones al bloque con ventajas arancelarias por una cifra cercana a los u$s3.000 millones.
«Los incumplimientos de la Argentina son muy generalizados. Ha sido denunciada 49 veces ante el organismo internacional competente en conflictos por inversiones en los últimos años y España no es una excepción», disparó la vicepresidenta, dejando en claro el tenor que está alcanzando la crisis bilateral tras la implosión del «caso YPF».
La razón por la cual España está impulsando un boicot en contra del biodiesel argentino es que éste es el principal producto de exportación hacia ese país europeo.
En diálogo con iProfesional.com, el analista internacional Jorge Castro destacó «el altísimo impacto político que tiene la medida tomada por Madrid. No hay que olvidar que el 60% de todo el biodiesel que exporta la Argentina se comercializa en el mercado español».
«El país está hoy enfrentando un muy duro panorama en el plano externo, con una sucesión de hechos que no pueden ser pasados por alto: a la decisión de frenar el ingreso de este biocombustible se suma el pedido del Parlamento europeo de eliminar a la Argentina del sistema de preferencias. Y, anteriormente, no hay que olvidarse de que 40 naciones, incluidas las europeas, presentaron una queja ante la OMC por las medidas proteccionistas», resumió Castro.
Luces de alerta en un negocio que era «redondo»
A la hora de señalar algunas de las ramas de actividad más pujantes de la última década en la Argentina, no se puede obviar el creciente peso de la industria de los combustibles alternativos.
De hecho, en la actualidad el país está sólidamente posicionado como el primer exportador mundial de biodiesel y como el cuarto mayor productor.
Según datos de la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), en 2011 se alcanzaron las 2,4 millones de toneladas de este producto, lo que implicó un salto del 240% en apenas cuatro años.
De ese total, un 30% se destinó al mercado interno, para realizar el corte del 7% con el gasoil tradicional, mientras que el resto se comercializó en el exterior, un negocio que viene creciendo a «tasas chinas» y de manera ininterrumpida, tal como queda de manifiesto en la siguiente infografía:
Puesto en números, este negocio mueve unos u$s3.000 millones anuales, sólo en lo que se refiere a la comercialización del producto.
Además, ocupa a más de 6.000 empleados, considerando los puestos directos e indirectos.
El dato clave es que, antes de conocerse el boicot español a esta industria, las empresas del sector se preparaban para un 2012 récord, con nuevas marcas históricas en lo que se refiere a producción y ventas al mundo.
De hecho, durante el primer bimestre del año las plantas instaladas en el país elaboraron un 80% más de biodiesel que durante el mismo período del año anterior, exhibiendo un crecimiento «metéorico» que ahora amenaza con frenarse tras el mazazo que le propinara España.
Al analizar cuáles son los principales jugadores en el negocio del biodiesel se destacan T6 Industrial -propiedad de Aceitera General Deheza y de Bunge Argentina-, que ostenta una capacidad de producción de 480.000 toneladas en Santa Fe, un nivel similar que Renova, un joint venture entre las empresas Vicentin y Glencore.
En el ranking le sigue Louis Dreyfous y Patagonia Bioenergía, con un potencial de 305.000 y 250.000 toneladas, respectivamente, tal como se puede observar en el siguiente cuadro:
El punto crucial es que, antes de que se conociera el boicot español, el sector en general se estaba embarcando en un ambicioso plan de desembolsos por varios cientos de millones de dólares para ampliar considerablemente la capacidad instalada y que, según expertos consultados por este medio, se verían afectados por la medida.
«Gran parte del proceso de inversión comenzará a frenarse», disparó Castro.
En la misma línea, el presidente de una de las principales cámaras de biocombustibles, que accedió a dialogar bajo estricto off the record, aseguró a iProfesional.com que «reina un desconcierto total en el sector. Hay muchos proyectos que quedaron paralizados. De hecho, prevemos que habrá más cancelaciones de contratos».
El dato no es menor, ya que la Argentina estaba consolidando un importante proceso de crecimiento, sustentado en la creciente demanda del mercado interno, pero también en las excelentes proyecciones que se trazaban para el negocio de la exportación, previamente a la eclosión del «caso YPF».
En concreto, desde CARBIO destacaban recientemente que «se comenzaron proyectos de construcción y ampliación, que llevarán a la Argentina a contar con una capacidad instalada cercana a las 3,2 millones de toneladas en 2012», al tiempo que estimaban -antes de la crisis con España- un fuerte salto hasta las 4,5 millones de toneladas para el año 2013.
Entre las empresas que vienen apostando con más fuerza al negocio del biodiesel en la Argentina y cuyos proyectos de expansión justo se están dando en medio de la batalla con España, figuran Noble Argentina, que días antes del boicot había anunciado una inversión de u$s50 millones para construir una nueva planta.
También la firma alemana Enonik Degussa, que está desembolsando unos u$s30 millones para levantar una procesadora de metilato de sodio, un insumo fundamental para la fabricación de este combustible.
Por su parte, Dreyfus está construyendo una segunda planta en General Lagos con la que apunta a alcanzar las 600.000 toneladas, para convertirse en el principal productor del país.
Patagonia Bioenergía estaba planificando una inversión de entre u$s30 y u$s60 millones destinados a la construcción de una nueva instalación que le iba a permitir duplicar su capacidad y llevarla a las 500.000 toneladas.
Paralelamente, Unitec Bio está desembolsando unos u$s70 millones para elevar su producción de las 230.000 toneladas actuales a 480.000 hacia mediados de este año.
En este contexto, el directivo de una de las más influyentes cámaras del sector, aseguró a iProfesional.com que, en una primera instancia, las compañías más perjudicadas por la represalia de España, serán las exportadoras «no integradas», es decir, aquellas cuyo negocio más fuerte es el de la venta al exterior y sólo fabrican biodiesel. Por lo tanto, no podrán redireccionar su negocio a la producción de aceite de soja porque sus instalaciones no están preparadas para ese fin.
«Estas empresas podrán verse golpeadas al principio, en la medida en que demoren en encontrar otros destinos alternativos para el biodiesel y en tanto no se agilice la ampliación del cupo para el mercado interno», alertó el directivo.
Según el empresario, entre las firmas que sólo producen biodiesel y no contarían con tanta flexibilidad frente a este cambio en el contexto internacional, figuran:
• Unitec Bio, que exporta cerca de la mitad de lo que produce.
• Patagonia Bioenergía
• Explora
• Maikop, empresa ubicada en Neuquén que destina cerca del 30% de su producción al exterior.
«El sector va a experimentar momentos de incertidumbre. Las compañías que venden internamente y las que además de bio elaboran el aceite no van a tener mayores inconvenientes, pero nadie está pensando en las plantas que dependen sólo de la exportación de biocombustibles. Esas la pueden pasar mal», acotó.
El nuevo negocio: el mercado interno
Tras conocerse la decisión del gobierno español, la presidenta Cristina Kirchner salió a aclarar que el mercado argentino se encuentra en condiciones de absorber las toneladas de combustible que dejará de importar ese país europeo, para luego declarar, con una dosis de ironía, que «si España quiere pagar más caro el biocombustible, es una decisión soberana y no la vamos a cuestionar», en referencia a los sobrecostos que implicaría reemplazar al producto albiceleste.
Sin embargo, desde la cámara sectorial consultada por este medio, su presidente advirtió que «probablemente no sólo haya que pensar en redireccionar lo que no le podamos vender a España. También habrá que estar atentos a si la UE se solidariza y también cancela sus compras a la Argentina».
A la hora de pensar en el mercado interno como un salvoconducto, el experto aseguró que «el Gobierno tiene armas como para poder absorber gran parte de la producción».
Un punto crucial es que la cotización del biodiesel a nivel internacional está en el orden de las u$s1.200 la tonelada, una cifra cercana a lo que paga el mercado doméstico, con lo cual no habría grandes pérdidas de rentabilidad para las empresas.
Sin embargo, el mayor problema, según el experto consultado por iProfesional.com, «pasa por ver con qué velocidad el Gobierno puede captar ese exceso de producción por la caída del mercado español, si es que antes no se encuentran compradores alternativos. El ritmo con el que se resuelva esto marcará cuánto padecerá el sector el boicot español».
En la actualidad, unas 800.000 toneladas por año se destinan mayormente al corte del 7% para el gasoil, que se expende en las estaciones de servicio, mientras que una proporción menor se utiliza para hacer funcionar generadores de electricidad, que también utilizan diesel.
El plan oficial para incrementar la demanda interna de este combustible alternativo consistiría, por un lado, en llevar el corte del 7% al 10%, luego de los resultados positivos que arrojaron los estudios de factibilidad técnica.
Paralelamente, también está bajo análisis implementar un B20 para el transporte de cargas y de pasajeros y un B20 para la maquinaria agrícola, es decir mezclas elaboradas con un 80% de gasoil y un 20% de derivado de soja.
«Esto podría duplicar la demanda por parte del mercado interno y ayudaría a cubrir lo que nos deje de comprar España», explicó el presidente de la cámara sectorial que pidió reserva de identidad.
«El gran tema es ver cómo juegan las demás variables: por un lado, con qué velocidad el Gobierno puede instrumentar estos cambios. El otro factor será monitorear bien de cerca y ver si las represalias se profundizan», recalcó.
FUENTE: INFOBAE PROFESIONAL