PALMA ACEITERA

Un biocombustible sustentable para detener la deforestación

palma-aceitera-biodieselLa palmera africana Eleais guineensis, o vulgarmente conocida como palma aceitera, da un fruto que viene siendo explotado por el ser humano desde hace unos cinco mil años. El principal atractivo de ese fruto es el aceite que se puede extraer a partir de él, que actualmente tiene una producción mundial de miles de millones de dólares en diferentes industrias, desde la alimenticia hasta los biocombustibles. La demanda por este tipo de aceite ha ido creciendo a pasos agigantados durante la última década.

El problema es que para conseguir suplir esa demanda los gobiernos locales no tienen miramientos a la hora de talar cada vez más bosques, aniquilando ecosistemas enteros y produciendo más daño del que supuestamente quieren frenar con la producción de biocombustibles. Pero viene surgiendo un movimiento, tanto de parte de empresas, como de gobiernos importadores, que busca una producción de aceite de palma sustentable, que si se llega a lograr podría generar un cambio importante a nivel mundial.

Actualmente, el 70 por ciento de la gran demanda que hay de aceite de palma termina en margarina, chocolate, crema, y demás productos alimenticios. Pero también se utiliza en la industria de los cosméticos, y cada vez más en la fabricación de biocombustibles. Es que se trata de un producto natural, renovable, y que se crea a partir de los frutos de árboles, por lo que en cierta medida se foresta para producir este aceite.

Pero lo cierto es que el costo medioambiental del crecimiento en la demanda del aceite de palma se está volviendo devastador, no sólo a nivel de las comunidades y ecosistemas locales, sino a nivel mundial, debido a que se están destruyendo millones de hectáreas de bosques y turbas que son vitales para el planeta. Bosques y selvas enormes como los del sudeste asiático o los de África, son los que pueden absorber el dióxido de carbono, gran culpable del Calentamiento Global, un dióxido de carbono generado por la tecnología humana, y paradójicamente, también por la tala y quema indiscriminada de bosques nativos a fin de limpiar el terreno para plantar palmeras.

Indonesia es uno de los principales países productores de aceite de palma dedicado a los biocombustibles, pero a su vez es uno de los principales países emisores de gases de efecto invernadero, junto con China y Estados Unidos

Indonesia es uno de los principales países productores de aceite de palma, con 6 millones de hectáreas de plantaciones, que planean expandir con 4 millones más especialmente dedicadas a los biocombustibles. Los gobiernos de la mayoría de los países desarrollados, y muchos de los que están en vías de desarrollo están preocupándose por el medioambiente, por lo que piden que un porcentaje de entre el 5 y el 15, de los combustibles comercializados provenga de fuentes renovables como la soja o la palma. Pero este interés por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero se está volviendo en contra, porque para poder lograrlo a base de biocombustibles de aceite de palma, están destruyendo bosques nativos y la turba de Indonesia. Cientos de hectáreas que se queman y están produciendo más emisiones de gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles.

Esto está ocurriendo en todo el Sudeste asiático, pero particularmente en Indonesia, que justamente es uno de los principales países emisores de gases de efecto invernadero, junto con China y Estados Unidos, pero lo irónico es que Indonesia los produce, en gran parte, por la quema de turba y bosques nativos. Tiene una deforestación tan rápida que en 2008 fue parte del libro Guinness de los Records. 10 millones de las 22,5 millones de hectáreas que el país tenía de turba, fueron drenadas y quemadas. La turba, para que nos ubiquemos, es un material orgánico esponjoso, que forma campos enteros de vegetales muertos que con el paso de los milenios se transforma luego en carbón.

Aceite de palma sustentable

Los efectos de la industria del aceite de palma en la deforestación promovieron iniciativas para certificar a compañías a que produi.
Así fue que surgió una movida de parte de empresas y gobiernos para poder poner un fin al descontrol que genera la alta demanda de aceite de palma. La idea surgió en 2004, cuando el grupo conservacionista WWF se unió con la industria del aceite de palma y lanzaron Roundtable on Sustainable Palm Oil (RSPO), una organización sin fines de lucro que buscaba formar una mesa redonda en la que se sentarían todos los interesados a conversar y poner límites para que la industria aceitera sea cada vez más sustentable. La asociación que surgió de este acuerdo tiene cede en Zurich, Suiza, actualmente, pero también con una base en Kuala Lumpur, capital de Indonesia.

Redactaron unos principios que tanto productores como procesadores debían seguir a fin de poder recibir el certificado de aceite de palma sustentable, un certificado que muchas grandes empresas y gobiernos nacionales empezaron a solicitar a los productores de aceite. Los principios a respetar incluyen una transparencia y un compromiso con el cuidado del medio ambiente, y también con el trato social de las comunidades asociadas a los bosques y a las plantaciones, así como también los empleados en el cultivo y en el procesado de los frutos de la palma.

Actualmente hay más de 70 empresas de todo el mundo que lo han firmado, la mitad de ellas son de Indonesia. Pero de los más o menos 40 millones de toneladas de aceite de palma que se producen al año, por ahora apenas 1,5 millones son certificados como sustentables. Si bien son pocas las compañías que han certificado, tanto la población local, como las organizaciones no gubernamentales de Indonesia, están utilizando los criterios de RSPO y presionan al gobierno nacional para que se pueda lograr aumentar cada vez más el porcentaje de aceite de palma sustentable que sale del país. Incluso, según grupos como Greenpeace y Wetlands International , hay huecos en la legislación local, y en el certificado de RSPO que permiten hacerse pasar por sustentables, cuando en realidad se sigue talando bosque nativo, gracias a la vista gorda que hacen los gobiernos locales.

Pero lo cierto es que si el cien por cien de la producción del aceite de palma se volviese sustentable, implicaría un cambio importantísimo a nivel mundial. No sólo países como Indonesia dejarían de ser los mayores emisores de gases de efecto invernadero, sino que pasarían a ser lo contrario, reservorios de dióxido de carbono, porque una palmera aceitera necesita tener, al menos, siete años de vida para producir el fruto del cual se obtiene el aceite. Esto implicaría que habría inmensos bosques dedicados a la producción de un aceite sustentable, volviendo sustentable a la industria alimenticia, a la cosmética, y siendo una fuente más atractiva de biocombustibles, que por el momento son los mejores candidatos para reemplazar a los derivados del petróleo.

Por Rodrigo Herrera Vegas  | Para LA NACION

Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de sustentator.com.

FUENTE: DIARIO LA NACION

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