Por Silvia Falasca (1) y Ana Ulberich (2).

Introducción

Frente a la amenaza de cambio climático derivado por las elevadas emisiones de CO2 (y el efecto invernadero que provocan) ha llevado a la humanidad a investigar y desarrollar las energías limpias. El 13% del CO2 total, causante del aumento de la temperatura atmosférica, es generado por los motores de los automóviles (aunque en USA esta cifra se eleva al 27%), y si se mide en áreas de alta concentración urbana, aumenta significativamente.

No hay que olvidar que las reservas petrolíferas se agotarán en un futuro
mediato (hay quienes afirman que ocurrirá en un plazo de 25 – 30 años).

Si la energía se obtiene de determinados cultivos, éstos han tenido que
fijar CO2 para efectuar la fotosíntesis, con lo cual las emisiones disminuirían
considerablemente e incluso se cerraría el ciclo del CO2.

La energía presente en la biomasa proveniente de cultivos constituye una
fuente energética autóctona. De este modo, se diversifica y se asegura el
suministro, a la par que se genera empleo, sustituyendo la agricultura
intensiva por otra menos agresiva con el medio ambiente, se disminuyen
los lixiviados por fertilizantes y biocidas y se aumenta la biodiversidad.

Las características que deben reunir los cultivos energéticos son:

– Que la producción de materia seca por hectárea sea considerable.

– Que requieran escasos inputs energéticos (nutrientes, fertilizantes).

VER NOTA COMPLETA EN:

http://www.biodiesel.com.ar/download/Brassica-carinata-en-Argentina.pdf