DESHIELO. UN ICEBERG FLOTA EN LA COSTA DE GROENLANDIA. EL AUMENTO DEL NIVEL DEL MAR PROVOCARA INUNDACIONES. JULIO LOPEZ
INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2007-2008.
Los efectos ya se empiezan a sentir. Las regiones en desarrollo, como América latina, son las más afectadas. Por: Eleonora Gosman
Fuente: SAN PABLO. CORRESPONSAL
Los tiempos apremian: quedan apenas los próximos 10 años para ejecutar medidas que eviten un colapso mundial provocado por la aceleración de los cambios climáticos mundiales. «Si el próximo decenio termina parecido a este, el mundo no podrá escapar de una doble catástrofe, con un retroceso a corto plazo en el desarrollo humano y el riesgo de desastres ecológicos para las futuras generaciones». Así, de una manera sombría, empieza el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 de las Naciones Unidas, difundido oficialmente ayer en Brasilia, que por primera vez refiere a los efectos del calentamiento global.
El documento dedica 80% de sus páginas a la descripción de un futuro inmediato y a sus efectos sobre las conquistas evolutivas de la humanidad. Es por eso que quedaron casi diluidos los resultados estadísticos tradicionales que la ONU presenta desde 1990, cuando inició su ranking de países a través del Indice de Desarrollo Humano (IDH).
A lo largo de 336 páginas, el informe no da descanso. Confirma todo lo que de alguna manera ya se presumía: entre 2000 y 2004 hubo un promedio anual de 326 desastres climáticos, que afectaron 262 millones de personas en el planeta. Lo pavoroso es que esa cifra duplica a la que se relevó entre 1980 y 1985. El dossier alerta: «Aunque el cambio climático afecta al mundo entero, son los más pobres quienes están en la primera línea de fuego. Ellos enfrentan el mayor peligro, por tener menos recursos para resistir». De manera inequívoca señala: «Esta primera catástrofe ocurre ya, en este mismo instante».
Pero en la lista de las víctimas no están sólo los subdesarrollados. También los países industrializados tendrán que pagar enormes costos. «Basta recordar que en 2003 Europa se vio asolada por la ola de calor más intensa de los últimos 50 años que causó miles de muertes», advirtió la ONU. Lamentablemente, los 2.600 millones de personas en el mundo que viven con menos de 2 dólares por día y constituyen 40% de la población, son los más vulnerables.
Según el extensísimo documento de la ONU, no hay total certeza de la velocidad con que ocurrirá el calentamiento global. Pero hay datos que indican una mayor gravedad de la que podría suponerse un par de años atrás. Señala: «Hay riesgo de desintegración acelerada de los grandes mantos de hielo de la Tierra». En ese escenario, advierte: «El derretimiento acelerado de los hielos de Groenlandia y la Antártida (una parte corresponde a la Argentina) podría desencadenar procesos irreversibles que generarán un aumento del nivel del mar en varios metros». Y concluye: «Ese resultado obligará a realizar reasentamientos humanos de gran escala».
Las angustias de nuestra América del Sur no terminan ahí. Grandes áreas de bosque tropical se transformarían en sabana; para ser más precisos, ese es el pronóstico que se le reserva al Amazonas. Pero la historia va más allá: «Los glaciares tropicales (ubicados en los Andes a la altura del trópico) se repliegan rápidamente. Aumenta el ritmo al que ya se están derritiendo». Relata que hay 2.500 kilómetros cuadrados de glaciares andinos: 70% en Perú y 20% en Bolivia. El resto se distribuye entre Colombia y Ecuador. Desde 1970 hasta ahora, se redujeron en 30%. Según el dossier, dentro de un decenio, «muchos de esos glaciares sólo se encontrarán en los libros de Historia». Pero hay más: «El derretimiento pronostica inundaciones, avalanchas y ruptura de represas» en esos países sudamericanos.
Con argumentos casi irrebatibles, la ONU sostiene que «un aumento del nivel del mar se puede tomar con cierta serenidad en base a los sistemas de protección contra las inundaciones de Londres o el Bajo Manhattan. Sin embargo, resulta probable que causen una alarma significativa en Bangladesh o el Delta del Mekong en Vietnam».
Fuente: Clarín