Usan agua tratada en producción de biodiesel.Propuesta juvenil que representará a México en la «Semana Nacional del Agua» en Estocolmo, Suecia.
Roeb García, doctor en Ingeniería Bioquímica y ex becario Conacyt, asesoró la investigación.
México, D.F., agosto de 2011.- El desperdicio y contaminación de entre siete y 12 litros de agua potable en la fabricación de cada litro de biodiesel podría revertirse con el uso de agua reciclada, mediante una planta de tratamiento y sin dañar la calidad del bioenergético.
Tal es la propuesta formulada por el estudiante Luis Alberto Lira Hernández, alumno de la Preparatoria del Tecnológico de Monterrey (Prepa Tec), campus Ciudad de México, ganador del Premio Nacional Juvenil del Agua 2011, y quien representará a nuestro país en el certamen internacional «Semana Nacional del Agua», en Estocolmo, Suecia, a celebrarse del 21 al 27 de agosto próximo.
El proyecto denominado «Reducción de la huella hídrica en la fabricación de biodiesel mediante agua tratada» consistió en fabricar biodiesel a partir de aceite quemado -el cual fue proporcionado por la cafetería escolar- utilizando agua de reciclaje procesada en la planta de tratamiento propiedad de la institución educativa.
El biodiesel, explicó el estudiante Lira, es una alternativa a los combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural) y ayuda a reducir las emisiones de dióxodo de carbono (CO2) y de azufre a la atmósfera, los cuales causan el efecto invernadero. La idea es utilizar el biodiesel en el transporte interno del campus, el Transportec, con lo que tendría una aplicación útil y práctica, aseguró.
Para hacer un litro de ese bioenergético, especificó Lira Hernández, se gastan aproximadamente de 7 a 12 litros de agua potable, y al acabar su proceso de fabricación, este líquido queda contaminado con alcoholes, grasas y aceites, que terminan en las alcantarillas. Es decir, se gasta agua portable y además se contamina.
El alumno, de 17 años de edad, afirmó que el proceso que propone se hace sin dañar la calidad del biodiesel, mediante aceite quemado, el cual es un potencial contaminante del agua. Un litro de aceite quemado, dijo, puede contaminar hasta mil litros de agua potable.
Tal ha sido el éxito de esta propuesta, que una empresa refresquera ha mostrado ya interés en llevar a cabo su propio proceso de fabricación de biodiesel utilizando el método desarrollado por Luis Alberto, según informó el doctor Roeb García, asesor del proyecto.
MÍNIMA INVERSIÓN PARA UN EFICIENTE RESULTADO
La investigación duró cuatro meses desde que fue concebida la idea, surgida en una clase con el profesor García, cuando analizaban la metodología del científico holandés Arjen Hoesktra, quien acuñó el concepto de «huella hídrica»: volumen total de agua dulce utilizada para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o comunidad.
Hoesktra, abundó Roeb García, se refiere a tres tipos de agua: la azul, la verde y la gris. La primera es el líquido limpio consumido de los recursos naturales del planeta, la segunda es la tomada de una fuente que no es pura (de lluvia o de tratamiento) y la tercera es la contaminada. Entonces, a Luis Alberto se le ocurrió que podrían usar agua verde en el proceso de fabricación de biodiesel, en lugar de agua azul, y ahí comenzó el proyecto, dijo.
Además, el proceso de fabricación del biodiesel en el Tec de Monterrey requirió una inversión mínima, ya que un metro cúbico de tratamiento de agua residual cuesta 7 pesos y el aceite quemado es donado por la cafetería.
El profesor Roeb García, doctor en Ingeniería Bioquímica y ex becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) asesoró la investigación, junto con un equipo conformado por un colega suyo, el maestro Omar Rojas, dos estudiantes de la nueva carrera de Ingeniería en Desarrollo Sustentable y uno de Biotecnología.
La investigación de Luis Alberto Lira compitió con aproximadamente 180 proyectos provenientes de diversos estados de la República Mexicana para obtener el Premio Nacional Juvenil del Agua de este año. El siguiente paso será exponer, en idioma inglés como requisito, los resultados ante el jurado en Estocolmo; estará acompañado por Roeb García y personal del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
Luis Alberto busca igualar el éxito de los tres estudiantes mexiquenses que en el 2007 ganaron el primer lugar en el concurso juvenil que cada año, desde 1994, organiza el Stockholm International Water Institute, de Suecia. El proyecto de los jóvenes mexicanos consistió en demostrar que el uso de la cáscara de huevo es un efectivo y viable método para el tratamiento de aguas residuales.
UN PROYECTO DE VIDA BIEN TRAZADO
Luis Alberto Lira Hernández, integrante de una familia de cuatro miembros, ya tiene decidido hacia dónde dirigirá su vida profesional, pues en breve iniciará sus estudios de Ingeniería en Desarrollo Sustentable en el Tec de Monterrey, carrera dirigida por el profesor Roeb García.
Según sus palabras, en un futuro se visualiza creando una empresa dedicada al aprovechamiento de energía, a las innovaciones tecnológicas, o incluso en la docencia compartiendo sus conocimientos.
El doctor García aconsejó a Luis Alberto, en esta nueva etapa académica que comenzará, diversificar su conocimiento en políticas públicas, en modelo de negocios, en proyectos sociales, y no sólo en la cuestión científica, con el fin de precisar en qué ámbito quiere desenvolverse: como un científico que desarrolle tecnología, un empresario que establezca empresas sustentables o alguien que impulse proyectos sociales.
«Lo importante -sentenció el científico- es generar conocimiento pero para transferirlo, porque si no llega a las personas, a la sociedad, se convierte en un trabajo académico hermoso pero que no tiene mayor trascendencia».
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