Una doble entrega recorriendo el mundo de los biocombustibles desde sus inicios hasta la situación actual analizada por un grupo de investigadores rosarinos liderados por el Dr. Sergio Montico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario.
La necesidad de encontrar fuentes de energía menos contaminantes que las actualmente existentes, sumado al incremento en los precios de combustibles fósiles más las cuestiones geopolíticas que afectan la disponibilidad y los precios de estos últimos constituyen señales de alerta que obligan a buscar combustibles alternativos. Es por ello que en los últimos años se ha generado una gran expectativa con respecto al tema de los biocombustibles.
Este nuevo tipo de fuente energética abre la posibilidad de disminuir el uso de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), provenientes de materia orgánica (plantas, animales) muerta hace millones de años y que son los más ampliamente usados y los más contaminantes en la actualidad.
Los biocombustibles son fuentes de energía obtenidas de materia orgánica viva los cuales pueden dividirse en 3 tipos: bioetanol, biodiesel y biogás.
Bioetanol
El bioetanol se obtiene de la fermentación de granos de maíz o sorgo, caña de azúcar o remolacha. Sus principales productores a nivel mundial son Brasil (45%), Estados Unidos (44%), China (6%), la Unión Europea (3%), India (1%) y otros países el restante 1% (1). Dado que el componente usado para obtenerlo es la celulosa, la misma también puede ser obtenida de otras fuentes (2). Esto tendría una ventaja adicional ya que cuando el bioetanol es obtenido de fuentes alternativas de celulosa (3) tanto el balance como el rendimiento energético final son mayores lográndose, además, una reducción en la emisión de gases de efecto invernadero (4).
Biodiesel
El biodiesel, por su parte, se obtiene de grasas animales o aceites vegetales usados o sin usar. Los cultivos más usados en este caso son girasol, soja y canola. El biodiesel obtenido puede usarse solo o mezclado con gasoil en cualquier proporción y sus mayores productores mundiales son Alemania (63%), Francia (17%), Estados Unidos (10%), Italia (7%) y Austria (3%) (1).
Biogas
Finalmente, el biogás se obtiene de la fermentación de desechos orgánicos por acción de microorganismos y en ausencia de oxígeno (5). Los proyectos para su producción son más recientes (6).
Comparándolos con otras fuentes energéticas podemos decir, en líneas generales, que los biocombustibles son menos contaminantes y más sustentables que los combustibles fósiles. Al compararlos con el hidrógeno como fuente energética, la ventaja de los biocombustibles es que su implementación requeriría de menores costos y cambios en la tecnología ya utilizada (7).
Las primeras épocas
A principios del año 2000 comenzaron a aparecer las primeras noticias anunciando el impulso que se le buscaba dar a esta nueva opción energética tanto en nuestro país como en el exterior (8, 9, 10). En 2001 se llevaba a cabo el Primer Foro Nacional del Biodiesel en Monte Buey, Córdoba (11) y el 2006 arrancaba con el Senado convirtiendo en Ley el Régimen de Promoción de Biocombustibles (12).
Anunciados, por muchos, como una panacea destinada a salvar al mundo permitiendo la independencia del petróleo, los biocombustibles fueron mostrados como la solución a todos los problemas energéticos (13, 14, 15). Sin embargo, no tardaron en alzarse las voces mostrando las partes no tan positivas de este nuevo hallazgo (16). El aumento en los precios de los alimentos a consecuencia del uso de cultivos para producir biocombustibles (17), las grandes cantidades de agua utilizadas para el riego (18, 19, 20) así como las abundantes cantidades de fertilizantes y nutrientes provenientes de los cultivos los cuales pueden ocasionar alteraciones en los ecosistemas aparecieron entre los principales obstáculos (21).
La situación en la Argentina
De acuerdo a un trabajo elaborado por Jorge Hilbert, coordinador del Programa Nacional de Bioenergía (Instituto de Ingeniería Rural, INTA Castelar) junto a Patrick Lamers y Kes McCormick de la Universidad de Lund, Suecia, en la Argentina el desarrollo del biodiesel ocupa un lugar de mayor preponderancia que el del bioetanol (22). Esto se debe a que nuestro país consume fundamentalmente gasoil y las naftas van siendo reemplazadas paulatinamente por el gas natural comprimido (GNC). Además es más barato instalar una planta de biodiesel que una de bioetanol.
Esta información es confirmada por otras fuentes, las cuales indican que el uso de combustibles en la Argentina se divide en gasoil 66%, nafta 17 % y GNC 17 %. A su vez el consumo de gasoil de acuerdo a la Asociación de Biocombustibles e Hidrógeno se reparte, entre otros, en transporte de carga 56%, sector agropecuario 20% y ferrocarriles 2% (23).
Al analizar la matríz energética de la Argentina se observa que la misma depende mayoritariamente de gas natural y petróleo. Según se desprende de un informe provisto por la Dirección de Prospectiva de la Secretaría de Energía de nuestro país, el consumo energético se divide en gas natural (45%), petróleo (41%), hidráulica (6%) y nuclear (2%), carbón mineral, leña y bagazo (1% cada uno) y otros (3%) (24).
El estímulo a los biocombustibles
El gran impulso que se le ha dado en la Argentina a la producción de biocombustibles queda reflejado en la creación del Programa Nacional de Biocombustibles en el año 2001 (25).
Asimismo, desde el año 2006 la Argentina cuenta con la Ley 26093 la cual rige el Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles por el término de 15 años (26). Dicho régimen establece que la nafta y el gasoil que se comercialicen dentro del Territorio Nacional, deberán ser mezclados por la destilería o refinería de petróleo, con un 5% como mínimo de bioetanol o de biodiesel respectivamente.La misma ley establece la creación de una autoridad que, entre otras funciones, promueva la investigación, la producción sustentable y el uso de biocombustibles.
Organizaciones ambientalistas, con Greenpeace a la cabeza, alertan de los aspectos negativos asociados a los biocombustibles entre los cuales destacan el aumento en los precios de los alimentos derivados de estos cultivos a escala mundial y la destrucción de ecosistemas naturales tales como las selvas tropicales (27). Por otra parte, los defensores de esta alternativa energética subrayan entre sus aspectos positivos la generación de puestos de trabajo, la posibilidad de financiamiento adicional para este tipo de proyectos, el desarrollo económico proveniente de las inversiones en el sector y el desarrollo de áreas marginales con el consiguiente mejoramiento del nivel de vida local (23).
Es importante recalcar que existen cultivos energéticos alternativos para la Argentina tales como colza, cártamo, ricino y jatropha con áreas potencialmente sembrables superiores a las actuales. Las plantaciones de jatropha, ricino y colza son muy superiores a las de soja en cuanto a porcentajes de aceite en semilla, kg de aceite obtenidos por hectárea y litros de aceite por hectárea (28).
Continúa en la siguiente entrega.
Fuentes
4. Montico, S.; N. Di Leo. 2009. Energía potencialmente obtenible de los rastrojos de cultivos en Argentina. En: CD X Congreso Argentino de Ingeniería Rural y II del MERCOSUR. pp 1979-1986. ISBN 978-950-673-748-1. 1-4/09/2009.
FUENTE: ROSARIO 3