M. Menchén. Barcelona/Los mercados emergentes se han convertido en Eldorado del tejido empresarial catalán, que ve cómo la economía local no acaba de carburar.
Uno de los destinos más atractivos es Brasil, país donde Copisa, a través de su filial Copisa Proyectos y Mantenimientos Industriales, ultima la puesta en marcha de una planta de producción de biodiésel.
El grupo constructor catalán se ha aliado con la firma valenciana Integral Bioenergies Systems (IBS), especializada en el desarrollo de tecnología de producción de biocombustibles. Ambas compañías han constituido la sociedad First Brasilian Biodiesel Company, que arranca con un capital de 1,83 millones de euros.
Copisa no ha querido precisar cómo queda repartido el accionariado. Fuentes próximas al proceso aseguran que se está buscando un socio local para que participe en el proyecto. La constructora catalana tiene una mayor representación dentro del consejo de administración, presidido por el consejero delegado de Copisa Industrial, Orlando de Porrata.
Jordi Cornadó y Anna Cornadó, hijos del presidente del grupo constructor, también están presentes en el consejo de administración. Alfredo Mersing, presidente de IBS, será el representante de la firma valenciana. Hugo Sánchez de Moutas, abogado de Iuris Stadium Generale; Antonio Rubió, director general de Copisa, y Joan Griset, presidente de Infinity Energies, completan la composición del órgano de gobierno.
Auge del biodiésel
En 2004, el presidente saliente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, citó la producción de biodiésel como una de las herramientas para impulsar el crecimiento de la economía y reducir los índices de pobreza en el país latinoamericano.
El Gobierno brasileño ofrece distintos incentivos fiscales para promover la producción de este combustible. Cerca del 80% del biodiésel en el país se genera gracias a los residuos de la soja. La grasa animal y el aceite de algodón son las otras dos materias primas más utilizadas. De momento, la producción de este combustible se ha vinculado al sector público –a través de la empresa Petrobras–, pero en los últimos meses también se ha interesado el sector privado.
FUENTE: EXPANSION