biocarburantes

San Juan producirá biodiesel desde fines del próximo año

San-Juan-BiodieselLos Marún, conocidos empresarios agroindustriales locales, ahora se lanzan al desafío de la recuperación de aceites usados gastronómicos y domiciliarios. La planta tiene 600 metros cuadrados y podrá producir 3 toneladas diarias de biodiesel. 

La primera planta de biodiesel sanjuanino comenzará a trabajar a fines del año próximo en el valle de Tulum, más precisamente en el departamento Angaco.

Desde hace un año los hermanos César, Raúl y Miled Marún, de la empresa Tupelí, hijos del recordado empresario y enólogo Julio Marún, avanzan con esfuerzo propio en la construcción de una planta para el refinamiento del aceite de oliva. Pero la noticia no pasa por esta respuesta a una demanda de la olivicultura. El nuevo planteo de los empresarios es la generación de combustible biológico a partir de aceites vegetales usados y recuperados, es decir, el «biodiesel».

Según explicaron los hermanos Marún a Suplemento Verde, gran parte del proceso de refinado de aceites de oliva lampantes, no aptos para el consumo humano, es el mismo que para desarrollar el proceso de «transesterificación» de los aceites vegetales, es decir, producir metilesteres o biodiesel. Así, estos jóvenes empresarios conservan la visión de futuro de su progenitor.

La planta, ubicada en calle Zapata norte sin número del departamento Angaco, cuya construcción está avanzada ya en más de un 40 % sobre la vieja estructura de una bodega familiar, en un predio donde además funciona una fábrica de conservas de tomate. El lugar promete desde transformarse en un nuevo polo de desarrollo agroindustrial. El proyecto original está pensado además para duplicar su capacidad de procesamiento de aceites a futuro y generar nuevas inversiones complementarias en suelo angaquero. Hoy ya «son varios los novios» para el biocombustible a producir.

Para el desarrollo de esta planta, con más de 600 metros cuadrados y una capacidad de producción de más de 3 toneladas diarias, cuentan con el asesoramiento de la consultora nacional Alquimia SRL.

Además de la inversión, el proyecto demanda un nuevo desafío. La materia prima son los aceites usados en las frituras de las cocinas sanjuaninas de las cuales ya tienen el compromiso de abastecimiento de hoteles y restaurantes locales que hoy tienen problemas con la eliminación de este «residuo», que en el mundo produce numerosos inconvenientes en los sistemas de cloacas de las grandes ciudades. Los aceites «fritados» son de lenta degradación -5 años- y en el sistema de alcantarillado, se solidifican y producen obstrucciones y atascamientos importantes causantes de roturas y accidentes graves.

La propuesta de la familia Marún es transformarlo en dióxido de carbono positivo, es decir, no contaminante.

Para graficar la dimensión del desafío, señalaremos que el promedio de consumo mensual de aceites por persona en el mundo se acerca a 1 litro sin contemplar las comidas fuera de casa, con lo cual en San Juan se consumen cerca de 670 mil litros mensuales. De esta masa una gran parte se utiliza en alimentos fritados en cuyo caso y según la dieta alimentaria, de un 30 a 40 % del óleo usado termina en la basura.

Por ello, si somos capaces de pensar el San Juan del bicentenario en uno de sus aspectos como el medioambiental, un desafío importante a resolver, es la recolección domiciliaria de los aceites desechados después de su uso alimenticio, tal como se hace ya en numerosas ciudades de España y Europa.

Un ejemplo

Esta labor ya se desarrolló en Bahía Blanca, donde en el 2004 se puso en marcha un programa municipal que proponía dar un destino final ambientalmente favorable al aceite comestible en desuso, a través de la producción de Biodiesel. El aceite se acopiaba y se enviaba a un establecimiento elaborador, La Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos, como materia prima para la fabricación de Biodiesel como producto principal y se estudia la posibilidad de lograr, en un futuro, varios subproductos como glicerina y fertilizantes.

Proceso y estrategia

El proceso industrial a llevar a cabo en Angaco, tiene varias etapas comunes con la refinación de los aceites de oliva lampantes o no aptos para el consumo y en su neutralización surge un subproducto como el jabón industrial. El corazón del proceso es la «transesterificación», reacción en la cual los triglicéridos o moléculas de aceite, junto con un alcohol, en este caso el metanol, en presencia de un catalizador como el hidróxido de sodio o potasio se convierten en metilesteres o biodiesel y glicerina industrial.

El biodiesel es entonces un combustible de origen vegetal que reemplaza al gasoil mineral, no contiene petróleo, pero puede ser mezclado en cualquier nivel con diesel del petróleo para crear las mezclas, generalmente llamadas B20 o B5 según el % utilizado (20% o 5%).

Este biocombustible tiene ventajas extras en el funcionamiento del vehículo con mas lubricidad y la reducción de emisiones. Es simple de utilizar, biodegradable, no tóxico, y esencialmente libre de sulfuro y de compuestos aromáticos. Por si esto fuera poco, reduce la producción del monóxido de carbono neto en un 78 por ciento comparado al diesel del petróleo.

Finalmente cabe reflexionar sobre la urgente necesidad de crear una estrategia regional de biocombustibles, para responder a un creciente un mercado global de etanol y biodiesel.

Adrián Alonso/Diario de Cuyo 

Fuente: Diario de Cuyo

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