Viaje al “Farm Progress Show”
Variedades de soja a medida para Sudamérica.
Enviado especial
Decatur. Del mismo modo que ocurre en la Argentina con las mega exposiciones agropecuarias, en Estados Unidos cada edición del Farm Progress Show sirve como ámbito para que los productores expresen su estado de ánimo. Y en esta edición, la número 54, el semblante que muestran es de exaltación.
Foto: Hileras de maíces triples, con genes RR, Bt y resistente al gusano de la raíz.
El aspecto que irradiaron durante los tres días que duró la muestra (culminó ayer) fue corroborado por Eduardo Martellotto, coordinador del programa de riego del Inta Manfredi, quien visitó la exposición en los últimos 17 años.
«Me tocó visitar la muestra en la década de 1980 cuando se producía la revolución de los agroquímicos y el productor estadounidense estaba en un buen momento. Pero nada comparado con el actual, donde se conjugan una serie de factores como la fuerte demanda de maíz por parte del etanol y las necesidades de los países de seguir comprando materias primas, una conjugación que se nota en los precios. A esto hay que sumar los avances en biotecnología que proponen las empresas y de los que se podrá disponer en breve para seguir mejorando la producción», observó Martelloto, quien tuvo a su cargo la coordinación técnica, junto a su colega Mario Bragachini, de un grupo 102 productores, industriales y asesores de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
Nueva fisonomía
Hasta la exposición, considerada por los especialistas como la principal vidriera mundial por la que pasan las innovaciones en tecnología agropecuaria, parece adecuarse a los tiempos que se vienen. Con un predio que le servirá como escenario para las próximas ediciones, cedido por la empresa Archer Daniels Midlands (ADM), líder en el estado de Illinois en la fabricación de etanol, la organización busca cambiarle al Farm su fisonomía. Como ya no será más itinerante, sus calles lucen asfaltadas y con buenos sistemas de desagües.
Mientras los farmers aguardan que el maíz termine su etapa de desarrollo para iniciar la cosecha –que según vaticinan será récord en productividad– se hacen el tiempo para actualizar sus conocimientos en tecnología. Ni los 40 grados centígrados de temperatura que marcó el termómetro el pasado miércoles alteró sus planes de recorrida.
Perciben con interés cómo las empresas fabricantes de cosechadoras, el caso de Case, ya están equipando sus unidades con motores capaces de trabajar con una mezcla de combustible que tenga hasta el 20 por ciento de etanol. «Antes, las fábricas no garantizaban el normal funcionamiento de los motores con mezclas superiores al cinco por ciento; ahora ya están trabajando por encima del 15 por ciento de biocombustible», acotó Martellotto.
Los semilleros también están preparados para dar el salto. Syngenta exhibió en su plot demostrativo su nuevo híbrido de maíz transgénico resistente a glifosato, que pondrá a disposición de los productores el próximo año. Y corre junto con Monsanto la carrera por ver quién termina primero su evento de maíz resistente a sequía.
A diferencia de lo que ocurre en Argentina donde el negocio agrícola está en la soja, y el maíz ingresa casi por obligación en la rotación, en Estados Unido la oleaginosa está perdiendo lugar. Y eso se percibe en la oferta de tecnología. Es por eso que los semilleros trabajan en el desarrollo de nuevas variedades más adaptadas al sur del continente americano. Brasil, por su potencialidad de desarrollo, es el mercado por excelencia. Para ese destino, Monsanto tiene en etapa inicial de desarrollo una soja tolerante a glifosato combinada con genes resistentes a múltiples insectos.
La dimensión que pueda alcanzar la demanda de maíz para su transformación en etanol también plantea algunos interrogantes. «Si prospera la intención del Gobierno de elevar del cinco al 10 por ciento el umbral de corte de las naftas con etanol y de extender su uso al resto de los estados que no pertenecen al cinturón maicero, como ocurre en la actualidad, se van a necesitar 25 millones de hectáreas más con maíz, casi las que hoy ocupa la soja», comparó Alberto Barbero, director de licenciamiento para maíz a nivel mundial de Monsanto.
Es por eso que las empresas cada vez ven a la soja más lejos de los Estados Unidos y con más presencia en el cono sur. En esta campaña, el maíz estadounidense aportará un volumen cercano a los 331 millones de toneladas.
Este volumen es un 24 por ciento superior a los 267 millones de toneladas recolectados en la campaña pasada. A pesar del volumen récord, los productores de cerdo en Estados Unidos están preocupados por la disponibilidad del grano como alimento.
“No nos oponemos al etanol, sólo le pedimos al Gobierno que nos garantice el maíz para seguir produciendo nuestra carne”, solicitó Jille Appell, presidenta de la Asociación Nacional de Productores de Cerdo durante un panel realizado en el Farm. A su lado, el propio secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Mike Johanns, tomaba nota del pedido.
Ajustes en el marco
Ante esta perspectiva mundial de demanda continua, los productores argentinos que recorrieron la muestra (casi 500 si sumamos los industriales y los asesores), evalúan sus posibilidades. “En producción de soja estamos en los niveles del productor estadounidense; en lo que sí se debe mejorar mucho es en el tema de la adopción de nuevas tecnologías. Hoy la Argentina, por no tener un marco regulatorio para el uso de las semillas está perdiendo terreno. Para mejorar la producción va a ser necesaria la incorporación de nuevas variedades y bajo estas condiciones no creo que las tengamos disponibles”, advirtió Pablo Lozano, administrador de la Compañía Anglo Córdoba de Tierras, una explotación que trabaja 11 mil hectáreas agrícolas en el norte de la provincia de Córdoba.
En el maíz es donde los productores también plantean la necesidad de mejorar. “Hoy en la Argentina estamos con un rinde promedio de 7.700 kilos por hectárea, cuando en Estados Unidos es de 13 mil kilos. Estamos a mitad de camino y para eso es necesario que se desarrollen materiales con mejor rinde”, sostuvo Alejandro Zapata, productor agrícola de la zona de Río Primero.
La habilitación comercial que el Gobierno nacional le otorgará al maíz con genes apilados Bt y RR, que rinde hasta un siete por ciento más que los materiales con los genes separados, es evaluada como una buena señal. Ahora confían en que Europa apure su autorización para el consumo interno.
Fuente: La Voz del Interior