El autor afirma que «es hora de que la Argentina enfoque su legislación» de la manera adecuada, con el objetivo de promover los biocombustibles y la protección del medio ambiente. Esta nueva oportunidad para el país «no debe desaprovecharse, no sólo en la producción sino también en un tratamiento fiscal adecuado», subraya.
Santiago A. Sáenz Valiente. Contador Publico y profesor (UCA y UBA).
Los productores agropecuarios pueden contribuir a solucionar la crisis energética usando biodiésel.
El biodiésel y el bioetanol se producen a partir de cereales y sustituirán al menos parcialmente a los combustibles fósiles por su obligatoria mezcla por parte de Europa y su utilización preponderante por EE.UU.
Puede usarse como combustible puro o como mezcla base, también puede ser como aditivo, y puede elaborarse sobre los aceites vegetales (soja, girasol, colza) o grasas animales.
No contienen azufre, reduciendo las emanaciones de partículas y monóxido de carbono. Además es biodegradable. Incluso la glicerina se obtiene como subproducto del biodiésel.
El etanol se elabora sobre la base del alcohol etílico destilado, obteniéndose de la caña de azúcar que luego se fermenta y refina. También apunta a producirse sobre la base del maíz o el sorgo dulce.
Entrando directamente en los aspectos fiscales, es usual y razonable que se resigne parcialmente la recaudación al incentivar el inicio de un negocio. En el caso de los biocombustibles se introduce el concepto moderno de los denominados ecotributos generando beneficios especiales impositivos motivados en la esencia de la economía medioambiental reduciendo la contaminación.
La propia Constitución Nacional en su artículo 41 establece la protección del derecho ambiental, al prohibir el ingreso de residuos peligrosos y radiactivos y obligar a la recomposición del medio ambiente en caso de producirse un daño.
Pero la Argentina aún no aplica estrictamente los tributos ecológicos que penalicen el daño ambiental, ni las tasas que regulen y limiten la contaminación, ni promueve incentivos o subsidios que apoyen las innovaciones tecnológicas en tal sentido.
Los instrumentos económicos diseñados correctamente impulsan la eficiencia y tienden a una reducción de costos de producción incentivando también las mejoras tecnológicas.
Se observa una relevante diferencia de tratamiento con relación al resto del mundo, en especial con Europa donde Francia, Noruega, Dinamarca, Alemania y la CE en su conjunto aplican gravámenes sobre emisiones o efluentes, exigiendo también impuestos diferenciales sobre vehículos más contaminantes, incentivando la venta de los ecológicos.
En Francia existe un impuesto por la emisión de dióxido de azufre y en Holanda, Finlandia, Noruega, Dinamarca y Suecia aplican impuestos al dióxido de carbono.
El destino de lo recaudado por tales impuestos se destina al financiamiento de la reconversión tecnológica que protege el medio ambiente.
En la Argentina tímidamente se dispuso una ley que contempla beneficios para los biocombustibles por ser estos más sanos para toda la población que los combustibles fósiles.
Entre los beneficios impositivos previstos por la ley, está la devolución del IVA para las obras de infraestructura que será una verdadera ventaja de existir saldos favorables al contribuyente.
Abrigamos la esperanza de que este reintegro de fondos se produzca al industrial con la celeridad y sencillez en los trámites que merece.
Otra franquicia permitida a quienes producen los biocombustibles es la amortización acelerada de las obras de infraestructura involucrada, lo que permite así un menor impuesto en el año de realización de las inversiones, con independencia de la envergadura del negocio.
Existe una preocupación porque el decreto restringe la aplicación de ambos beneficios cuando se exportan estos bienes, ventajas permitidas en forma conjunta por la propia ley.
Los bienes cuya afectación a los proyectos promovidos sea demostrada, no serán incluidos para determinar el impuesto a la Ganancia Mínima Presunta durante tres períodos fiscales, considerados desde la puesta en marcha.
Este «beneficio» también resulta restringido por el Decreto.
Igualmente, en cuanto a este impuesto, para cualquier actividad las incorporaciones de bienes de uso de los últimos dos años tampoco forman parte de la base gravada, con lo cual no estamos ante una concesión de carácter extraordinario.
Sin dudas, debería eximirse totalmente del pago de este impuesto de carácter «presunto» para incentivar la producción e incrementar también la exportación.
En tanto, las provincias están adhiriendo a la ley nacional y otorgan su propia promoción, eximiendo a los contratos del impuesto de sellos y de impuesto a los ingresos brutos los ingresos que se produzcan. Hay muchos proyectos de biocombustibles en el interior del país.
En cambio, a diferencia de la Argentina, otros países han implementado distintos tipos de políticas y regulaciones para promover su uso y estimular su producción.
Por ejemplo, EE.UU. dispuso créditos impositivos, deducciones, desgravaciones y subsidios para facilitar la instalación de sistemas y equipos de producción de energías renovables. Son 20 los estados que aplican estos beneficios a las tecnologías solares, eólica, biomasa, hidroeléctrica, entre otras.
También se disponen créditos fiscales contra el impuesto a la renta o el impuesto a los bienes, hasta US$ 4.000, por la transformación del vehículo para que funcione a etanol o biodiésel.
Impositivamente, EEUU decidió reducir los impuestos al consumo y a las ventas de los biocombustibles, que se aplican al momento de distribuir esos combustibles logrando una mayor competitividad con estos productos.
Para incentivar la mayor producción de biocombustibles existen también créditos computables contra el impuesto a la renta en función de la mayor producción lograda.
A todo esto, en Europa, Brasil, Australia y Canadá han incrementado en los últimos 3 años su producción de biocombustibles y tienen implementados beneficios impositivos en buena parte de sus legislaciones.
Es hora que la Argentina enfoque su legislación en tales direcciones, pues como vemos el mundo se orienta hacia los biocombustible y la protección del medio ambiente y la oportunidad para la Argentina no debe desaprovecharse. No sólo en la producción sino también en un tratamiento fiscal adecuado.
Fuente: Clarín