Sniace contará con una planta de producción de bioetanol en Torrelavega que estará operativa en 2013.Por Patricia Delgado.
Actualmente, el petróleo representa casi el 40% del consumo energético que realizan los países desarrollados. Este elevado porcentaje encuentra su justificación en que más del 90% de la energía empleada para el transporte procede de este combustible fósil.
La consecuencia de este consumo en un país como el nuestro es que se produce una dependencia total, puesto que España no produce petróleo y, por lo tanto, lo tiene que importar.
A esta situación hay que sumar que nos encontramos ante un bien finito, cuyas reservas, hoy por hoy, se estima que durarán unos cuarenta años.
Además, su combustión produce CO2, que es uno de los gases de efecto invernadero que está influyendo negativamente sobre el calentamiento del planeta.
Por todos estos factores, la investigación y el desarrollo de los biocombustibles se presenta, por el momento, como una solución a estos problemas de dependencia y contaminación.
Gabriel Moncalián, profesor de la UC e investigador del IBBTEC, explica que el uso de los biocarburantes va a permitir que «la energía para el transporte pueda ser producida por cada país consumidor, asegurando el suministro de carburantes y, al mismo tiempo, favoreciendo el desarrollo rural».
Además, prosigue, «tienen, a priori, una emisión neutra de gases de efecto invernadero, ya que el CO2 emitido en la combustión de los biocarburantes es el mismo que captan las plantas para producir los azúcares o el aceite».
Estas son las ventajas que actualmente presenta el uso de biocombustibles, pero como en cualquier moneda, existe una cara y una cruz. En este caso, la cruz toma la forma de retos, de inconvenientes a los que hay que dar solución.
Problemas por resolver
Aunque actualmente se considera que «los biocarburantes tienen un futuro prometedor y son la alternativa más factible para sustituir a los carburantes de origen fósil», también es cierto que, «en los últimos años han aparecido una serie de problemas que hacen necesario modificar el sistema de producción actual de los biocarburantes», indica el investigador el IBBTEC.
Entre estas cuestiones por resolver, Moncalián identifica en primer lugar el uso poco eficiente de la tierra, ya que resulta imposible cubrir la demanda de petróleo actual con las tierras disponibles.
Por otra parte, apunta a su poca eficacia en la reducción de los gases de efecto invernadero, especialmente porque «para plantar plantas oleogénicas en ciertas regiones se ha producido una deforestación, con la consiguiente emisión de CO2, que tardaría muchos años en compensarse por el uso de los biocarburantes».
A pesar de ello, estos no son el principal freno que tiene el desarrollo de los biocombustibles. Éste, según el profesor de la UC, es «el peligro de utilizar productos agrícolas alimentarios para la producción de biocarburantes, ya que el sistema agrícola no puede soportar los dos mercados y esto se traduce en que se encarece el precio de los productos».
Segundas generaciones
La repercusión más directa de los inconvenientes citados es que los biocarburantes que existen, los de primera generación, realmente no se conciben como una solución definitiva que permita sustituir al petróleo. Ésta requiere el «desarrollo de biocarburantes que no utilicen productos alimentarios en su producción», asegura Moncalián.
Y es en esta dirección en la que ya se está trabajando. En el caso del bioetanol, la línea de investigación que se está siguiendo es su obtención utilizando «como sustrato de la fermentación los azúcares de la celulosa. La lignocelulosa es el material más abundante de nuestro planeta, tiene muy bajo costo y una alta disponibilidad», expone el investigador.
De esta manera, para obtener el etanol lignocelulósico se podrían utilizar desechos de la industria maderera, residuos de cosechas o hierbas de crecimiento rápido, entre otros materiales.
El problema de esta propuesta, afirma Moncalián, «es que es un material muy recalcitrante y la obtención de la celulosa no es tan sencilla como con la caña de azúcar o el almidón de los cereales».
A través de las investigaciones en torno a esta nueva generación de bioetanol, se prevé que el proceso sea económicamente rentable en un plazo de cinco a diez años.
Por lo que respecta al biodiesel, la segunda generación se basa en la obtención de este biocarburante a partir de algas.
«Durante la fotosíntesis, las algas y otros microorganismos fotosintéticos capturan la luz solar y el CO2 para transformarlo en oxígeno y biomasa y, en ciertas algas oleogénicas, también en triglicéridos», explica Moncalián.
Además, continúa, «estas algas crecen más rápido que los cultivos vegetales oleogénicos y producen mayor cantidad de aceite por superficie».
Estas dos líneas de investigación muestran la tendencia hacia la que nos dirigimos en cuanto a la obtención de biocarburantes, la aplicación de materiales que no compitan con la producción agrícola destinada para la alimentación.
Torrelavega pionera
Actualmente no es posible encontrar en nuestra comunidad autónoma a ningún productor de bioetanol o biodiesel, pero esta situación tiene los días contados, porque Cantabria ya ha iniciado el camino para obtener bioetanol.
Será el municipio de Torrelavega, a través de la empresa Sniace, quien se convierta en el primero de la región en producir este biocarburante.
Está previsto que la planta que se está construyendo en las instalaciones de la compañía esté operativa en 2013 y en ella se estima que se producirán 100.000 toneladas al año de bioetanol.
En cuanto al consumo de biocombustibles en Cantabria, según un informe de la Dirección General de Transportes y Comunicaciones del Gobierno de Cantabria y la Fundación CTL, actualmente hay en la comunidad una quincena de estaciones de servicio que suministran biodiesel y ninguna que proporcione bioetanol.
Además, señala este informe, de los 200.000 vehículos diesel contabilizados en la región, en 2009 se consumieron cerca de 2.000 m3 de biodiesel. La cifra, que sólo tiene en cuenta el volumen de biodiesel en mezclas con un porcentaje de este biocarburante superior al 5%, supone un descenso con respecto a los últimos datos registrados, referentes a 2007, cuando se consumieron más de 3.000 m3.
EN CIFRAS
5,83%
Está previsto que, a finales de 2010, el 5,83% del carburante de automoción suministrado en España y, por tanto, en Cantabria, sea biocarburante.
15
Actualmente, hay cerca de una quincena de estaciones de servicio en la región que sirven biodiesel y ninguna que suministre bioetanol, etiquetado como tal.
1,9
La Asociación de Productores de Energías Renovables apunta que el consumo de biodiesel en España en 2010 estará entre 1,2 y 1,9 millones de toneladas. Por su parte, la estimación del de bioetanol es de o,4 a 1,3 millones de toneladas.
967
En 2009, la producción de biodiesel en nuestro país alcanzó los 967 millones de toneladas, lo que supuso un incremento del 315% con respecto a 2008. La de bioetanol se situó en 465 millones de toneladas.
FUENTE: EL DIARIO MONTANES ESPAÑA