El debate pasa por encontrar el equilibrio entre los alimentos y las proteínas y el uso como combustibles, por Walter Giannoni.Enviado especial a Estados Unidos.
Boone (Iowa). La cosa está más que clara: Estados Unidos necesita imperiosamente la mayor cantidad de recursos posibles para abastecerse de energía, plan en el cual la búsqueda de un equilibrio entre la producción de biocombustibles y la elaboración de alimentos y proteínas es el eje del problema.
Aunque el tema parezca increíble y tal vez lejano cuando se lo mira con ojos argentinos, éste es el eje sobre el que giró el Farm Progess Show 2010, la mayor muestra de tecnología agropecuaria que culminó ayer, luego de tres días de actividad y unos 100 mil visitantes de 54 países recorriendo sus embarradas y desprolijas calles internas.
Máquinas enormes para sembrar, aplicar fertilizantes y cosechar volúmenes cada vez mayores de maíz previamente modificados genéticamente por semilleras que, atravesada la etapa de la sanidad y el combate a las malezas, ahora apuntan sus cañones a los rindes bajo cualquier circunstancia climática y en la mayor cantidad de lugares posibles. Esto es lo que muestra el Farm como una enorme foto colectiva de la agricultura estadounidense.
Toda la energía está puesta en la energía, no sólo la que es posible extraer del grano de maíz, un cultivo ineficiente desde ese punto de vista, sino también de cualquier otro elemento que el productor y su familia puedan recoger u obtener en su campo, venga de donde venga.
“En medio de enormes contradicciones en el estilo de vida norteamericano, en el Farm se ven esfuerzos para reemplazar el maíz y la soja con otros productos de menor valor para la producción de energía, de forma tal de competir menos contra las necesidades de alimentos y las proteínas”, evaluó Eduardo Martellotto, uno de los técnicos del Inta que coordinaron el viaje.
Una máquina lanzada aquí ejemplifica mejor esto. John Deere desarrolló un cabezal especial para que los marlos no queden desparramados en el campo, sino que se cosechen y junto con el tallo puedan ser usados para hacer funcionar equipos de calefacción y generación eléctrica.
Verter, otra fábrica, también presentó cosas para ese aprovechamiento de los desperdicios.
Unos metros más allá, una pequeña empresa ofrece justamente los equipos para transformar los rastrojos en kilovatios. Otros expositores, de los 500 que vinieron, pusieron a andar en el predio sus generadores eólicos y carpas de lona con paneles flexibles de energía solar para asistir la vida de un hogar sin inconvenientes y dejar de chupar electricidad de la red.
Romper menos. Desde el punto de vista netamente productivo, la exposición mostró los esfuerzos para tratar de reducir al mínimo las labranzas, con sistemas que trabajan en franja ( strip tillage ), lo que permite mejorar la conservación del suelo, eficientizar el consumo de combustible y reducir la contaminación.
Monsanto, Pioneer y Dekalb, entre otras multinacionales, dejan en claro en sus stands que la competencia por el desarrollo de biotecnología, sobre todo en maíz, es una carrera que no se detiene. Hasta ahora la investigación estaba dirigida a defender los cultivos, y ahora a esos genes de defensa les están poniendo genes para potenciar el rendimiento.
Avanzan en cambiar la planta de maíz para que fisiológicamente produzca más kilos de materia seca por milímetro y por nutriente, analizó Mario Bragachini, también del Inta Manfredi.
Por eso, pese a que el centenar de productores que vino a Iowa se quedó escaso de respuestas en materia de soja, un cultivo considerado de segunda línea, sí siguieron con atención una minuciosa charla técnica sobre siembra ofrecida por la empresa Precision Planting, de vasta experiencia e investigación en el rubro.
Es que poner en la línea la semilla que corresponde con el clima y la humedad justos, a la profundidad exacta y a la distancia apropiada, a fin de garantizar el rinde más alto, pasó a ser una cuestión de Estado para los ajustados farmers norteamericanos.
Máquinas y electrónica. Casi todo tiene relación con el maíz en el parque ferial del Farm. A los objetivos de mayor producción le siguen máquinas para esas escalas enormes. Las sembradoras son cada vez más anchas, hasta 45 pies, medida que se repite en las cosechadoras.
Agco exhibió mejoras en el nuevo cabezal draper de lona de 25-35 y 40 pies de corte Dyna Flex con flexible neumohidráulico y mando sincronizado de cuchilla de corte.
Ojos industriales
“El tamaño de las herramientas es aquí mucho más grande que el de la Argentina”, evaluó Juan Carlos Gauna de la fábrica de maquinarias de arrastre Comofra, situada en Monte Buey. El empresario se lleva algunas ideas: “Hay que analizar si se puede fusionar la electrónica dentro de la neumática y la hidráulica para nuestros productos”, comentó.
Ángel Genovese, de la metalúrgica santafesina, consideró “interesante el abanico y variedad de elementos que pudimos ver para cada sector. Hay máquinas con 535 caballos de fuerza de potencia y más, lo cual marca de que se hace mucha labranza”, recalcó.
Si bien la electrónica está presente ya desde hace tiempo en los productos agrícolas, en Estados Unidos el servicio de corrección satelital está disponible en toda el área productiva (lo que no ocurre en la Argentina o es muy caro) y abre puertas a una nueva generación de monitores.
Autoguiados
La maquinaria autopropulsada funciona con autoguía y piloto automático. No es exagerado afirmar que si un día hubiese un problema con la señal satelital se paraliza la siembra, razón por la cual las marcas trabajan también con satélites rusos.
Otra explicación en el objetivo de minimizar las áreas de superposición de siembras pasa por los márgenes, analiza Bragachini. En Illinois está en 1.100 dólares el costo de indiferencia de maíz en campos con un potencial de 130 quintales por hectárea. No hay que desperdiciar nada.
Bolsa y consultoras
En los últimos dos años, el silo bolsa debutó en el mercado norteamericano. Ya se habrían vendido 30 mil, según estadísticas que maneja Gerardo Richiger, cuya empresa fabricante de maquinaria extractora de granos fue la única firma argentina con stand propio en el Farm. Las bolsas en sí mismas ya se producen en Estados Unidos e incluso el Inta envió un técnico por tres meses a Kansas para aplicar el producto en la segregación de trigo.
El asesoramiento técnico a los productores y el riesgo son otras dos estrellas de la muestra de Iowa.
Frente a la gran cantidad de novedades tecnológicas, ya existen consultoras que le ofrecen al productor un servicio de manejo de su explotación.
“Analizan su unidad productiva y le arman el programa entero con insumos y tecnología de procesos”, describe Martellotto.
En riego, los expositores demostraron que existe experiencia de sobra en los Estados Unidos.
Sólo en Nebraska, estado que también visitó el viaje de capacitación del Inta, existen cinco millones de hectáreas con riego y 100 mil pozos.
En California, la producción se asienta en zonas donde llueve apenas 300 milímetros. El riego por goteo enterrado alcanza incluso a lotes de más de 40 hectáreas.
FUENTE: LA VOZ