La producción de biodiésel del país subiría a un récord de 2,5 millones de toneladas el año próximo, un aumento de al menos el 25 por ciento frente al producido este año, dijo el director ejecutivo de la Cámara Argentina de Biocombustibles, Víctor Castro.
La Argentina, que en 2010 elaboraría un nivel récord de 2 millones de toneladas de biodiésel, es uno de los principales exportadores globales del biocombustible y el primer proveedor mundial de aceite de soja, insumo con el que elabora casi la totalidad del producto.
«Nosotros estamos pensando que la elaboración de biodiésel en Argentina en 2011 no va a ser de menos de 2,5 millones de toneladas», dijo Castro durante una entrevista en el Segundo Foro Panamericano de Bioenergías, que concluirá el viernes en Buenos Aires.
Argentina posee uno de los polos de procesamiento de soja más avanzados del mundo y, gracias a la fuerte demanda global de combustibles ‘verdes’, su producción de biodiésel ha crecido en forma exponencial en los últimos años.
Como EmpresasNews publicase a principios de julio, el Gobierno argentino elevó la cuota obligatoria de mezcla de biodiésel en gasoil y dieseloil al 7 % desde el actual 5 %, generando un crecimiento en la demanda local del biocombustible desde las 200.000 a 300.000 toneladas, a cerca de 1 millón de toneladas.
Si bien la medida generó temores de que el alza en la demanda interna podría perjudicar las ventas al exterior del producto, Castro evaluó que las exportaciones del sector no se verían afectadas por ello: «Hoy por hoy -dijo- inclusive con el corte de 7 (por ciento), la Argentina tiene capacidad para cubrir los dos mercados y ya están en marcha inversiones para mejorar la capacidad instalada», dijo Castro, haciendo referencia a un eventual plan para elevar el corte al 10 por ciento.
¿Retenciones o Dumping?
Los productores de biodiésel de Estados Unidos y Europa afirman que Argentina subsidia su producción del biocombustible debido a que los impuestos a la exportación del producto -conocidos como ‘retenciones’- son inferiores a las tasas para la venta al exterior del grano de soja.
En un país donde los impuestos a la exportación de productos agropecuarios son objeto de constante disputa entre los productores rurales y el gobierno, las retenciones a los envíos de biodiésel son del 20 por ciento, mientras que la alícuota para la soja es del 35 por ciento.
«Los organismos internacionales determinaron que no corresponde calificar como ‘dumping’ a este tipo de retenciones a la exportación. Somos primeros exportadores mundiales de aceite de soja desde mucho antes de las retenciones, e inclusive de las retenciones diferenciales», dijo el directivo, si bien China, su principal importador mundial, suspendió a fines de marzo sus compras del derivado de la oleaginosa a la Argentina, luego de que el gobierno de Cristina Kirchner impusiera restricciones a la compra de bienes industriales del gigante asiático.
«Ante la repentina retirada del principal cliente de las empresas exportadoras de aceite de soja, la pujante industria productora de biodiésel de Argentina ayudó compensar la súbita caída en la demanda del derivado», dijo Castro. «La dependencia grande de un mercado que, como el chino, decidió parar sus compras, podría haber afectado mucho más al mercado del aceite (de soja) si no hubiéramos tenido la alternativa del biodiésel», agregó.
Mientras tanto, según el Ministerio de Agricultura, hace dos semanas finalizó el proceso de recolección de la soja del ciclo 2009/10 en la Argentina, que dejó una cosecha récord de 52,7 millones de toneladas.
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