El ingeniero Jorge L. Villar, del INTA Rafaela, disertó sobre esta temática en la jornada para productores agropecuarios realizada en la Sociedad Rural este martes. Y en diálogo con GálvezHoy, sostuvo que «se trata de un viejo cultivo que en realidad parece nuevo porque no se logró difundir lo suficiente».
La colza-canola o doble 0 «es un cultivo muy común, y para el que no conozca, son las mostacillas que uno ve normalmente al costado de la ruta, esas florcitas amarillas… Eso que pareciera un yuyo, una maleza, fue llevado a Canadá, y es una oleaginosa que tiene un alto contenido de aceite», relató Villar.
«Antes se utilizaba para hacer aceites industriales, por ejemplo durante la segunda guerra mundial se usó para toda la industria naviera y bélica. Quedó el cultivo y con el tiempo se fue mejorando, le extrayeron algunos principios que lo hacían no comestible para el consumo humano y llegamos a tener un producto apenitas inferior al aceite de oliva, superior al de girasol que además en Europa se utiliza para crear biocombustible».
Entre las bondades de la colza, el ingeniero destacó que «es un producto que da una harina similar a la harina de soja como concentrado protéico. Esto significa que es un producto de consumo humano de primerísima calidad, es decir, que tiene un mercado asegurado en el mundo.
Ante la consulta de por qué no ha sido lo suficientemente difundido en el país, entendió que «es un cultivo relativamente nuevo. Hubo varios intentos de introducirlo desde fines de la década del `80 y principios de los `90 y siempre se encontró, como todo producto nuevo, con inconvenientes del mercado… Y esa falta de estructura de comercialización que asegurase poder venderlo, desanimó a muchos productores». Sin embargo, reconoció que «el cultivo, desde el punto de vista agronómico, se adapta muy bien a la Argentina y a cualquier área triguera, esto quiere decir que donde se puede hacer trigo se puede hacer colza, y hoy en día se está armando la estructura comercial, hay compradores locales que son exportadores, o sea que se está diversificanco y asegurando el mercado». «Hoy está un poco más del doble del precio del trigo, siendo un cultivo de invierno, es decir que ocupa el mismo espacio de tiempo y las mismas necesidades agroecológicas, pero con un precio que es el doble», agregó.
La siembra de la colza en la región se presenta como la alternativa para diversificar la producción agrícola de invierno y la tecnología de producción (maquinarias, fecha de siembra y de cosecha) se complementa con las utilizadas para trigo, permitiendo un uso más eficiente de los recursos disponibles. Villar consideró que «es una oportunidad interesante, como todo lo nuevo hay que ir conociéndolo, aprendiendo, incorporar capacidades, como por ejemplo tener secadoras, adaptar las cosechadoras, pero es un cultivo que no competiría con el trigo sino que la idea es que sean complementarios… Si uno se pone a pensar la cantidad de campo que hay libre en invierno, encaja dentro de las rotaciones de cultivo… La colza tiene potencial a nivel país, que nos permitiría incorporar otros productos para diversificar riesgos, es de muy buena adaptación, y va a tener un futuro. En Australia llegó a tener 1.000.000 de hectáreas y nosotros no llegamos a las 80.000. O sea que no es un problema agronómico y tecnológico, es un problema fundamentalmente que se ha planteado en términos de comercialización».
Fuente: Gálvez Hoy