Los cerveceros alemanes están preocupados porque cae la cebada y crecen el maíz y la canola.
AYING, Alemania (AP).- Al igual que muchos alemanes, el cervecero Helmut Erdmann está a favor de la lucha contra el calentamiento global, siempre y cuando no aumente el precio de su producto. Y eso es precisamente lo que está pasando, ahora que los agricultores prefieren abandonar la cebada en favor de otros cultivos, subsidiados, para su uso como biocombustibles.
«Los precios de la cerveza son una cuestión emocional en Alemania, la gente espera que sea tan barata como otros productos de la canasta básica», dijo Erdmann, director de la empresa familiar Ayinger, en Aying, una población entre las colinas bávaras y sus espesos bosques, con los alpes en el horizonte.
«Con el actual incremento en los precios de la cebada ya no podremos evitar un aumento en el costo de nuestra cerveza», dijo Erdmann, mientras probaba una muestra de su cerveza, tomada del alambique de fermentación. En los últimos dos años, el precio de la cebada se ha duplicado a US$ 271 por tonelada, mientras los granjeros plantan más canola y maíz, para convertirlos en etanol o biodiesel, un combustible producido con aceite vegetal. En consecuencia el precio del principal componente de la cerveza, la malta, cebada en germinación, ha subido más del 40%, a US$ 522/ t en apenas dos años, según la Asociación de Cerveceros de Baviera.
Para los bebedores de cerveza alemanes éstas son malas noticias: su amada bebida, llamada «pan líquido» por ser parte de la dieta diaria de muchos, es ahora más cara.
La reducida cosecha de cebada del año pasado en Alemania y naciones exportadoras como Francia, Australia y Canadá ha complicado el problema. El alza de precios ha afectado a las cerveceras, muchas de ellas firmas pequeñas, de propiedad familiar, que apenas la pueden costear. La cervecera Ayinger, que tiene 65 empleados y ha sido de propiedad familiar desde su fundación en 1878, produce 7,5 millones de litros por año y compra la mayor parte de sus ingredientes a los granjeros locales. Eventualmente, dicen Erdmann y otros cerveceros, serán los consumidores los que tendrán que cubrir el alza en los costos de la materia prima. El costo ya se ha empezado a reflejar en el festival de la cerveza en Aying, donde la cerveza Ayinger subió a US$ 8,60 el litro. Eso no es insignificante para los bávaros, quienes se cuentan entre los más fuertes bebedores de cerveza del mundo (consumen unos 160 litros al año, muy por encima del de por sí alto nivel de consumo en Alemania, con 115 litros per cápita).
«El alza en los costos de la materia prima podría ser una amenaza para muchas cerveceras», dijo el presidente de la asociación de cerveceros, Walter Koenig. «Estamos demandando que el gobierno detenga de inmediato los subsidios a los biocombustibles.»
Sin embargo, en su primer informe sobre energía de origen biológico, las Naciones Unidas trataron de frenar el desarrollo entusiasta de los biocombustibles al advertir que el uso de tierras cultivables para su producción incrementaría el costo de los alimentos básicos. Eso es precisamente lo que pasó en México, donde el incremento en la demanda de maíz para producir etanol en Estados Unidos elevó el precio de las tortillas.
Fuente: La Nación