Maiz

SOJA Y MAIZ, LUCES Y SOMBRAS DE LA COSECHA GRUESA

SOJA-MAIZ-2009-2010.gifAgricultura/El balance del ciclo 2009/2010.Los altos rindes de maíz y soja en varias regiones y la implementación de nuevas estrategias de manejo son los puntos clave de la campaña; sin embargo, hubo enfermedades, ataques de plagas y otros problemas que limitaron la productividad.Sábado 17 de abril de 2010,  Foto: MARIO GARCIA.

Mientras el fragor de la cosecha continúa ocupando la mente y el tiempo de productores y contratistas, sigilosamente va tomando forma el balance de lo que fue la campaña 2009/2010. Con los puntos positivos y negativos, la confirmación de tendencias o la exploración de otras, nuevas o, simplemente, con las características que marcaron a fuego este ciclo. Si en el fútbol se habla de «los más y los menos» de cada fecha del campeonato, para la campaña actual también se puede trazar un paralelismo. Esto más allá de que la foto general que entrega la campaña es la de una cosecha por encima de los 90 millones de toneladas y que, versus la anterior, se diferenció en primer lugar por la irrupción de las lluvias.

El otro tema que condicionó la campaña fue la escasez de financiamiento, tras la sequía de 2009. «La falta de recursos financieros dejó a los productores al borde del colapso, pero a medida que se avizoraban buenos rindes se fue introduciendo mayor tecnología», contó Daniel Vicentin, de Agros Soluciones para norte de Santa Fe y el oeste santiagueño.

Con todo, esta campaña tuvo novedades. Se observaron nuevas decisiones de manejo de fechas de siembra en algunas zonas, diversificación de variedades, grupos de madurez e híbridos y hasta cambios de estrategias sobre la marcha para potenciar los rindes. Como contracara, se acentuó el monocultivo de soja, que llegó al récord de 19 millones de hectáreas. «Hubo un nuevo aumento de la superficie de soja y una relación soja/maíz de 7 a 1 de las más preocupantes de los últimos años en la Argentina», dijo Guillermo Alonso, técnico de Nidera. Otros puntos negativos de la campaña y que restaron rindes fueron los anegamientos en lotes y la mayor presión de enfermedades, malezas y plagas.

En algunas zonas, la normalización de las precipitaciones ocurrió más tarde que en otras y demoró el inicio de la siembra. Y esto tuvo sus consecuencias. Un ejemplo es lo que sucedió en Córdoba. Gabriel Martínez Soto, responsable comercial de Agros Soluciones en esa provincia, manifestó que en el sur provincial hubo una gran disparidad de lluvias y temperaturas, algo que impactó en los rendimientos. «En la zona de influencia de Río IV, los rindes van de 10 a 23 quintales por ha», ejemplificó. A nivel nacional, con el 44% de la superficie cosechada el rinde promedio es de 32,5 quintales.

Hubo diferencias en la implantación en el inicio del cultivo. «Se observaron diferencias importantes en la implantación (logro del cultivo) según la calidad de las semillas y las estrategias de tratamientos aplicados sobre estas», precisó Martín Díaz-Zorita, consultor.

Se consolidó el uso de la genética de mayor respuesta productiva, como observó el consultor Gustavo Duarte. Pero hubo otras particularidades A modo de ejemplo, Fernando Sackmann, asesor del CREA Azul-Chillar, dijo que allí se están empezando a usar ciclos cortos en zonas bajas con napas «para asegurar una cosecha más temprana y escapar a las heladas».

Otra tendencia: Hugo Blanco, asesor del CREA María Teresa, en el sur de Santa Fe, contó, en relación al caso de campos propios manejados por administración, que en soja se incorporaron más «fuertemente» variedades del grupo IV medio, «traccionado por DM 4670» que había mostrado su potencial el anterior ciclo. Agregó que en ambientes más limitantes, igual que en los buenos, se incorporó fuerte NA 5009. Otro caso. Rolf Muller, asesor del CREA Larroque-Gualeguay, señaló que al observar que se venía un año húmedo la decisión fue volcarce más a variedades de ciclo corto. «Esto mejoró nuestros promedios», indicó.

Se acentúa el «cambio» del mapa de los grupos de madurez. Para ejemplificar, Alonso recordó que variedades V (5) indeterminadas se siembran en Salta, Tucumán y en Chaco y Santiago del Estero como primicia, y «están cobrando aceleradamente un protagonismo máximo en la región sojera central y en muchos lugares de Buenos Aires y La Pampa, incluso en el sudeste serrano». Estas sojas tienen a favor su elasticidad en el período crítico.

Hubo más diversificación.

 «Se buscó diversificar el riesgo climático, con combinaciones de ciclo y fecha de siembra que cumplieran con el objetivo de colocar los períodos críticos de los cultivos en fechas diversas. En soja sembramos primero los grupos 4 cortos y últimos los 4 largos y grupos 5», contó Santiago Rodríguez Ribas, productor. Sus comentarios son para la zona de «Estación El Día» entre Piedritas y Santa Eleodora, General Villegas.

Gerardo Chiara, asesor del CREA Bragado, relató que allí «se corrieron un poco las fechas» de siembra, con pocas a principios de octubre y la mayoría del 20 de octubre al 20 de noviembre. Las últimas fechas allí están rindiendo más que las tempranas porque «escaparon» a las temperaturas altas y sin lluvias en enero.

Contrastes

Los contrastes en los rindes tienen su explicación. A modo de ejemplo, Alberto Marchionni, productor de la zona de Hughes, señaló que en soja sobre soja hubo de 500 a 700 kilos por ha menos respecto de sojas con rotación. Pero hay más. En un año llovedor, hubo presión de enfermedades y aquí la tecnología también marcó diferencias. «Hubo entre 1000 y 1500 kilos por ha de diferencia con el uso correcto de fungicidas en una o dos aplicaciones», subrayó Marchionni.

En este contexto, mancha ojo de rana fue uno de «los menos» de la campaña. Díaz-Zorita destacó su «generalizada presencia y daño». De hecho, llamó la atención su expansión a las distintas zonas. Leandro González, jefe de productos de Red Surcos en el sudeste bonaerense, dijo que allí también se destacó la «alta presencia» de esta enfermedad y otras de fin de ciclo. Leonardo Zino, de Red Surcos para Chivilcoy y la zona, precisó que la diferencia entre lotes tratados y no tratados se ubicó entre 500 y 600 kilos.

Más insectos

Al respecto, Alejandro O´Donnell, gerente de Frontera Agropecuaria y productor de la zona de Río IV, señaló que se registraron importantes ataques de isocas defoliadoras en soja durante mediados de enero y febrero. «Existieron casos de hasta tres tratamientos», indicó.
Francisco Ayala, de Agros Soluciones para el NOA, comentó que esa región también hubo alta presión de insectos, sobre todo picudo negro. Para Entre Ríos y Corrientes, Juan Pablo Tokeff, de Agros Soluciones en esas provincias, habló de focos importantes de chinches y orugas. Y Emanuel Molina, de Red Surcos en el centro de Santa Fe y Entre Ríos, agregó: «La oruga militar tardía fue la que más problemas trajo».

Las malezas, otro problema.

Muller, del CREA Larroque-Gualeguay, comentó que rama negra fue la maleza que más dolores de cabeza causó. Blanco, asesor del CREA María Teresa, agregó: «Como preveíamos, incorporamos una nueva maleza a nuestros planteos, que son los maíces guachos RR. Para su control reincorporamos herbicidas graminicidas posemergentes, con resultados variables».

En un año llovedor, Gustavo Almassio, productor y miembro de la Regional Aaapresid de Necochea, introdujo otro factor que podría explicar la variación de rindes. «La limitante para expresar el potencial no será este año el agua, pero sí, tal vez, la radiación, por muchos días nublados».

En tren de pérdidas, en zonas planas hubo lotes que sufrieron pérdidas por anegamiento. Juan Carlos Sampaoli, asesor en Arequito, relevó este tema alli y comentó: «Hubo pérdidas de 20% por anegamiento».

Por Fernando Bertello

De la Redacción de LA NACION

FUENTE: DIARIO LA NACION

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