Mercado de granos/En maíz, conviene guiarse por Chicago.
A grandes rasgos, las cotizaciones en Chicago continúan lateralizando (sin tendencia definida), aunque la soja viene mostrando un comportamiento algo más alentador que el maíz y el trigo. Eso, a pesar de que el 31 de marzo el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) estimó una cifra de existencias trimestrales estadounidenses bajista y un reporte de área sembrada que tampoco fue demasiado alentador para la oleaginosa. En este contexto, el aceite de soja comenzó a obrar como sostén del poroto en las últimas jornadas, en parte como consecuencia de que algunos operadores esperan una mayor demanda de China sobre los Estados Unidos debido a la transitoria suspensión de las importaciones argentinas de este óleo.
Al mismo tiempo, comienza la siembra de maíz en el país del Norte, y si bien no es aconsejable subestimar la capacidad productora de los farmers , tampoco debiéramos olvidar que en los últimos años las mejores oportunidades de definir precios se dieron en la instancia de siembra y floración en el Hemisferio Norte.
Mientras tanto el mercado local mantiene sus particularidades. En maíz, si bien la cosecha se agranda día a día, el ritmo de las colocaciones externas es muy importante y se aceleran los tiempos para la suspensión de las exportaciones con la excusa de asegurar el abastecimiento interno y así «defender» la mesa de algunos argentinos. Ante tal eventualidad, pareciera aconsejable «salir» de la Argentina y pasarse a Chicago en el propósito de definir precios a la producción.
En relación a la plaza triguera, nuestra impresión es que soplan vientos más favorables para los intereses de los productores. La constante e intensa prédica de tanto tiempo criticando la política oficial pareciera ir rindiendo frutos y se aprecia al menos de parte del ministro del área, una predisposición por mejorar la ecuación del productor. Las «listas» no son tan rigurosas, los exportadores vislumbran la posibilidad de realizar nuevos negocios y la molinería ha comenzado a preocuparse. Recién comienza abril y creemos que las expectativas han mejorado. Esperar, en dicho contexto, no parecería desaconsejable.
Por su parte, la plaza sojera ha vivido días muy agitados últimamente con motivo del conflicto con China y la interrupción de compras de aceite de soja argentino por parte del gigante asiático por cuestiones de calidad, y que probablemente sea una represalia motivada por medidas antidumping dispuestas por nuestro país años atrás. La cuestión es debatir las consecuencias, si las hay, para los precios internos que afectan al productor argentino.
No alarmar
El de aceite de soja es un mercado de «suma cero», que este año transita un ciclo particularmente ajustado en materia de oferta y nuestro país es el responsable del 50% de la oferta global. Si China acude a los Estados Unidos o Brasil, éstos dejarán de atender a otros demandantes. Además, entre las dos naciones mencionadas (alternativas de aprovisionamiento) no suman ni el 70% de los que exporta la Argentina anualmente. Mientras tanto, China representa algo más del 20% de las importaciones mundiales. Las posibilidades de sustituir proveedores no son fáciles de instrumentar, como tampoco lo son las de alternar con otro aceite (palma, colza).
Al finalizar el año veremos que el balance fue neutro y que los perjuicios reales sólo habrán sido momentáneos. Pareciera que, últimamente, las justificadas críticas a la política oficial para con el sector (Resolución 125, retenciones, cierre de exportaciones, listas, etcétera) van dando paso a todo tipo de argumentos con tal de alarmar al productor o, lo que es más serio aún, afectar el proceso de formación de precios en el mercado interno. En otras palabras, si la soja baja será por otras razones (que las hay), puesto que si la actitud china tuviera la aptitud de deprimir los precios locales, el efecto se vería compensado por la suba de los de Chicago por el «exceso» de demanda sobre Estados Unidos.
Por Enrique Erize/Para LA NACION
El autor es vicepresidente de Nóvitas SA
FUENTE: DIARIO LA NACION/SUPLEMENTO CAMPO