Sin ambiente saludable no hay futuro.
Por Dra. Romina Picolotti (*)
Como cada 5 de junio, desde 1972, hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas tomando como hito el comienzo en esa fecha de la Conferencia de Estocolmo, Suecia, sobre el Medio Humano.
La evocación resulta propicia para reflexionar y debatir acerca del compromiso que debemos asumir, con convicción y sin demoras, cada uno de los tripulantes de esta nave maravillosa y azul, la Tierra, para marchar hacia un futuro más próspero, equitativo y seguro para todos.
En ese contexto, después de muchos años de andar errático, hoy podemos decir con certeza que la Argentina está recuperando la noción de porvenir, que se pone en evidencia en el planeamiento y la preservación del ambiente.
Como nos recuerda permanentemente nuestro Presidente, cuidar el ambiente es parte fundamental de la construcción del futuro y al abrigo de esas utopías estamos trabajando sin claudicaciones y con firmeza para que todos podamos vivir y disfrutar de un ambiente saludable.
El camino hacia la preservación de nuestro planeta es inexorable pues de él depende la supervivencia de la humanidad, ni más ni menos.
Y la obligación de prepararnos como ciudadanos de este país para tributar a esa causa global es inexcusable.
Quizá este planteo pueda parecer contradictorio, a primera vista, con el sentido universal.
Pero no lo es de ninguna manera porque esa preparación nos exige, aquí y ahora, desarrollar un profundo nacionalismo ambiental como la manera más eficaz para fortalecer al Estado Argentino y preservarlo con fuerza propia. Solidez que debemos cimentar en el cuidado de nuestros recursos naturales estratégicos y en la explotación racional del resto, garantizando la distribución de la riqueza que genere su explotación y la minimización del impacto ambiental que ella provoque.
Para lograr el desarrollo sustentable con esta visión estratégica de los recursos naturales es preciso reducir a escombros las estructuras de despojo que suponen las actuales jurisdicciones territoriales, pues el medio ambiente, los recursos naturales, no respetan esta clase de dominios imaginarios y en muchos casos, caprichosos.
Por esa razón estamos avanzando a paso firme hacia la regionalización para organizar, de una vez por todas, nuestro territorio y planificar el desarrollo sustentable nacional en función de nuestros recursos naturales estratégicos.
Los empresarios están llamados a ser arietes importantes en la apertura de los senderos que conduzcan hacia esos objetivos.
Para eso resulta necesario que reemplacen la cultura forjada al calor de la lógica rentista (que puede resumirse en el desarrollo económico a cualquier precio) por la conciencia sobre la finitud de nuestro planeta.
Comprender que estamos todos en un nuevo proceso: el de la construcción del futuro.
De nuestro futuro.
Del futuro de todos.
(*) Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.