Dos plantas más de Biodiésel entrarán en funcionamiento y se aumentará la capacidad a 546 mil toneladas año.
Colombia viene trabajando por encontrar biocombustibles que permitan disminuir emisiones contaminantes, que logren beneficiar a los motores y reduzcan la dependencia por combustibles fósiles.
Así mismo, el país trabaja en el desarrollo de bioenergéticos como el etanol y el biodiésel, con los que ha logrado importantes resultados.
Particularmente, en el caso de biodiésel, los alcances han sido bastante satisfactorios, especialmente porque en el segundo semestre se pondrán en funcionamiento dos plantas más, la de Ecodiésel en Barrancabermeja y la de Biocastilla de Castilla la Nueva (Meta), que pasan a complementar un grupo de ocho, las cuales producirán un total de 546 mil toneladas año.
«Con esta cantidad se puede satisfacer el 10 por ciento de las necesidades de este biocombustible en el país, lo que representa un total de 130 mil hectáreas de palma de aceite, que generarán -aproximadamente- un empleo directo y dos indirectos, por cada ocho hectáreas sembradas», afirma Jorge Bendeck, presidente ejecutivo de la Fedebiocombustibles.
Sin embargo, con la operación de esos nuevos centros, los vehículos que antes se alimentaban de una mezcla combinada del 5 o del 7 por ciento de biodiésel con el 95 o 93 por ciento de ACPM, desde el pasado mes de enero elevaron esa ‘dosis’ al 10 por ciento, cifra que se irá introduciendo, paulatinamente, en las diferentes zonas de la geografía nacional, en el transcurso del año.
De esta forma, el país comienza a prepararse para el 2012, cuando se pondrá en vigencia el Decreto 2629, en el que se establece que, a partir del primero de enero, todo vehículo cero kilómetros tendrá que estar en la capacidad de trabajar hasta con biodiésel al 20 por ciento (B-20).
Ante esto, desde el 2002, el gremio se ha propuesto realizar estudios de gran envergadura en diferentes tipos de vehículos, con el objetivo de establecer el comportamiento de los motores, de acuerdo con el aumento de la mezcla.
«Para iniciar estos estudios, primero tuvimos en cuenta lo que ya se había avanzado en el tema, en Europa; sin embargo, como nuestra topografía no se asemeja en nada a la del Viejo Continente, nos tocó empezar de cero», sostiene el presidente de Fedepalma, Jens Mesa Dishington.
Justamente, en el 2008 culminaron las segundas pruebas de larga duración, con 12 buses del operador Sí99 del sistema TransMilenio en Bogotá, pero que son las primeras que se realizan en el mundo con biodiésel de palma a 2.600 metros sobre el nivel del mar, y a una temperatura promedio de 14 grados centígrados, con mezclas del 5, 10, 20, 30 y hasta del 50 por ciento de biodiésel, que se enfrentaron con porcentajes de ACPM.
«La eficiencia de este bioenergético se demostró al haberlo sometido a trabajar en condiciones tan exigentes como las de Bogotá, cuya altura disminuye la cantidad de oxígeno que llega al motor, lo que hubiese podido impedir que la combustión se completara de manera apropiada. Pero aquí se comportó óptimamente, ya que aumentó el número de cetano y la lubricidad; además, de disminuir el contenido de azufre», dice Jorge Bendeck.
Los articulados recorrieron un total de 1’200.000 kilómetros, en un lapso de un año, cada uno de 100 mil kilómetros, en cuyo trayecto se revisó el consumo (que no se alteró), la calidad del aceite lubricante y de los combustibles empleados. Así mismo, cada 50 mil km., se realizó una revisión en donde se constató que no se presentaron desgastes anormales en las piezas; y en los empaques y los sellos.
«Esto también contribuyó a demostrar los beneficios ambientales por la significativa reducción de gases contaminantes tóxicos hasta de un 32 por ciento, gases de efecto invernadero, material particulado (del 6 por ciento) y compuestos aromáticos y poliaromáticos», agrega Bendeck.
Según, Jesús Alberto García, de Cenipalma, en la medida de opacidad de los buses o qué tan oscuros fueron los humos que expulsaron por su sistema de escape, el estudio indicó que se mantuvieron en el rango del 32 por ciento, cuando la autoridad ambiental del Distrito Capital permite un máximo del 40 por ciento.
El balance
Según el presidente ejecutivo de Fedepalma, a pesar de que los resultados de todas las pruebas han sido excelentes, en el país no se puede pensar en llegar a una mezcla del 30 o del 50 por ciento de biodiésel, ni a corto ni a mediano plazo, ya que se necesitaría tener más áreas de cultivos de palma y más plantas destinadas, únicamente, para la producción del biocombustible.
«Ante esto, nuestro propósito es poder tecnificar las plantas existentes con los mejores equipos, traídos de Europa, para que el producto que se ofrezca sea óptimo. Incluso, actualmente cada una de las plantas siguen las normas exigidas por una de las firmas más pesadas en el tema de control de calidad», asevera Mesa.
El conjunto de estudios y de pruebas efectuadas hasta el momento le han costado al país, en estos últimos ocho años, cerca de 8.000 mil millones de pesos.
Nueva etapa
En su interés de analizar el comportamiento del biodiésel en otra clase de automotores, el Ministerio de Minas y Energía, Fedepalma, Cenipalma y Ecopetrol-Instituto Colombiano de Petróleo (ICP) le dieron rienda suelta a la tercera prueba de larga duración, pero esta vez con nueve camiones Chevrolet NKR, que desde el 30 de septiembre del 2009 operan en las rutinas normales de la empresa Coordinadora Mercantil, los cuales recorrerán 900 kilómetros en la ruta Bogotá-Villavicencio y Sogamoso, en un periodo de 18 meses.
Esta flota de vehículos es suministrada por GM Colmotores, que en esta ocasión se vincula al proceso para analizar el impacto que generan las mezclas con proporciones del 5, 10 y hasta 20 por ciento de biodiésel, junto con el 95, 90 y 80 por ciento de acpm, en sus motores, además de su desempeño mecánico y ambiental.
«Así mismo, la idoneidad de los datos y resultados serán verificados por el Grupo de Manejo de Energía (Gimel) de la Universidad de Antioquia, que será la auditora técnica. El costo total de esta prueba alcanza los 1.500 millones de pesos», sostiene Jesús Alberto García, de Cenipalma.
Fuente: Portafolio