Los modelos transportan a los delegados de la Cumbre del Clima.
Copenhague se mueve en coche eléctrico. Un modelo de coche eléctrico hace pruebas de recarga en una estación de servicio. – REUTERS
Para un delegado o un periodista, desplazarse en un centro de convenciones demasiado grande puede convertirse en un problema. Las citas se solapan y hay que correr para no llegar tarde. Con el transcurso del día, la documentación y los ordenadores portátiles pesan en los hombros y llegar a pie de un pabellón a otro es cada vez más difícil.
En la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, en Copenhague, sin embargo, las marcas automovilísticas han puesto a disposición de delegados, periodistas e invitados vips sus mejores modelos de coches eléctricos. Las enseñas empiezan a demostrar así su respuesta a la lucha contra el cambio climático y contribuyen a la reducción de emisiones de CO2 en una cumbre que moviliza a más de 15.000 visitantes y 5.000 periodistas de todo el mundo, más cobertura informativa que en unos Juegos Olímpicos.
Unos 40 vehículos respetuosos con el medio ambiente con conductor recorrerán las calles de Copenhague para el disfrute de personalidades y periodistas de modo gratuito. En concreto, en la iniciativa participan Honda y Volvo, dos de los patrocinadores de la Cumbre del Clima, y hay vehículos eléctricos disponibles de Nissan, Toyota, Mitsubishi y la marca de coches eléctricos danesa Think.
Por su parte, Tesla, la principal fabricante de vehículos deportivos eléctricos, pondrá a disposición del público sus modelos para pruebas de conducción y desarrollará sesiones informativas sobre el coche eléctrico durante el desarrollo de la cumbre.
Estas ofertas se enmarcan dentro de la propuesta Driving the Future, dedicada al futuro del transporte que se desarrolla en Copenhague. Según Svend Olling, jefe de departamento del Ministerio de Asuntos Exteriores danés, los modelos han sido elegidos después de cumplir «unos estrictos requisitos medioambientales» y su colaboración «nos permite no sólo reducir las emisiones de CO2 que se produzcan durante la conferencia, sino que los vehículos muestran la mejor tecnología disponible».
Estas ideas contrarrestan en parte una de las críticas que se le ha hecho a esta cumbre, en el sentido de la enorme cantidad de CO2 que emiten los participantes en sus desplazamientos desde todo el mundo a Copenhague. El transporte es uno de los sectores problemáticos en términos de CO2. Entra dentro de los llamados sectores difusos, que engloba el transporte, la construcción y la agricultura, entre otros, y suponen el 60% de las emisiones de CO2 de la Unión Europea. El Protocolo de Kioto no había establecido un tope de emisiones de gases contaminantes para ellos aunque sí lo había hecho para las eléctricas o las cementeras. Sin embargo, las emisiones del transporte se han duplicado desde 1990, año de referencia para los compromisos de Kioto.
La UE sí ha fijado un objetivo de reducción de emisiones de CO2 para estos sectores difusos en 2020. La media de descenso ha de ser de un 10% respecto de los niveles de 2005, aunque Irlanda, Dinamarca y Luxemburgo asumen una bajada del 20%.
Los aviones también prometen contaminar menos
El sector de la aviación se ha comprometido a reducir las emisiones de CO2 en un 50% hasta 2050 mediante aparatos de menor consumo de combustible y el uso de biocombustibles, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
En un comunicado, IATA aseguró que las compañías aéreas están invirtiendo más de 1,5 billones de dólares en nuevos aviones para que en 2020 los pasajeros puedan llegar a destino con un 21% menos de contaminación.
El empleo de biocombustibles, cuyo uso ya están probando cinco aerolíneas, tiene el potencial de reducir las huellas de carbono hasta el 80%, un sistema que debe ser certificado en 2011.
N.Navas
Fuente: Cinco Dìas