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Biocombustibles: una nueva oportunidad económica y estratégica

Argentina y Santa Fe, en particular, cuentan con un potencial notable dada la disponibilidad de materias primas para la elaboración de combustibles alternativos. La visión de un experto.

QueriniEl Ing. Carlos Querini desarrolla su actividad en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, en particular en el INCAPE -un instituto de investigación en catálisis y petroquímica-, que depende del Consejo Nacional de Investigaciones y de la propia UNL. En este ámbito desarrolla junto a otros profesionales trabajos de investigación en diversas líneas, una de ellas Biocombustibles, y sobre éstos conversó con El Santafesino.
Fuente: El Santafesino  

Tanto para el país como para Santa Fe, la tendencia a la producción de biocombustibles es importante desde el momento que Argentina tiene una importante disponibilidad de materias primas para producirlos, esquema dentro del cual nuestra provincia, cumple un rol clave.

La producción de biocombustibles representa la oportunidad de agregar valor a las materias primas de origen agropecuario, que tradicionalmente y en grandes volúmenes fueron exportadas sin mayor valor agregado. El caso más extendido es el aceite de soja, que se industrializa pero se exporta crudo sin un proceso de refinación, alcanzando un valor agregado relativamente bajo.

Los biocombustibles son una oportunidad desde el punto de vista macroeconómico por disponer de materia prima en abundancia para producir tanto biodiesel como bioetanol. En el caso del biodiesel -para motores diesel o gasoleros- se elabora a partir de oleaginosas o grasas animales, en tanto el etanol -para motores nafteros-, mayoritariamente a partir del maíz.

Por otra lado, la decisión de elaborar biocombustibles y destinarlos al consumo general y de los sectores productivos, conlleva una necesidad desde el punto de vista ambiental de remediar las emisiones de gases de efecto invernadero causado principalmente por la quema de combustibles fósiles.

A partir de estos conceptos, el Ing. Carlos Querini argumenta la importancia de dar continuidad a esta tendencia que tiene ya respaldo legislativo en la República Argentina. Querini desarrolla su actividad en la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral, en particular en el INCAPE -un instituto de investigación en catálisis y petroquímica-, que depende del Consejo Nacional de Investigaciones y de la propia UNL. En este ámbito desarrolla junto a otros profesionales trabajos de investigación en diversas líneas, una de ellas Biocombustibles, y sobre éstos conversó con El Santafesino.

Una nueva oportunidad

La particularidad del mercado de combustibles es el tamaño. “El aspecto importante es el volumen de producción, con la particularidad en el caso del biodiesel, que también puede ser producido a baja escala siendo una oportunidad para productores agropecuarios que puedan hacer su combustible con su propia materia prima. Esto es importante no sólo desde el punto de vista económico sino también estratégico, que es la disponibilidad de combustible a la hora de necesitarlo. En los últimos años a la hora de la cosecha hubo faltante de gasoil, con los perjuicios que trae para el productor agropecuario” advirtió el especialista.

Paralelamente a esta visión económica, predomina un estado de alerta: el cuidado del medio ambiente. “El impacto en el suelo siempre hay que cuidarlo independientemente de lo que se haga con lo que se cosecha. Los últimos años en Argentina hubo una tendencia al monocultivo de soja y nunca se hizo biocombustibles. Es esencial que haya una política del Estado en manejo del suelo para asesorar a los productores pensando que esto sea sostenible”.

Querini aclaró que el volumen de producción de materias primas destinadas a la elaboración de biocombustibles es suficiente. “Poner en marcha, la sustitución del 5 por ciento del gasoil por biodiesel (como dice la ley), implica usar el 9 por ciento del volumen exportado como aceite crudo. Es decir, no impactará en el consumo nacional ni en el mercado externo”.

Un aspecto interesante que impulsa esta tendencia es la búsqueda de cultivos alternativos en zonas marginales que no son adecuadas para producir los principales cultivos como soja o maíz. Esto incluye desde los estudios que se están haciendo en el sur del país con algas marinas, hasta el uso de cultivos como la jatrofa o ricino que crecen en zonas de muy altas temperaturas, todos destinados al biocombustibles.

Tarde pero seguro

Como suele ocurrir, Argentina no aprovechó el paso del tren y demoró la puesta en marcha de una política de estado para la producción de biocombustibles, en desventaja ya respecto de otros países de la región. “Lamentablemente en Argentina se tomó demasiado tiempo para esto, porque el país podría estar con una enorme ventaja tecnológica y de producción en la región. Sin embargo, por problemas políticos y económicos, los proyectos de ley que ya estaban en 2001, terminaron de ser aprobados en 2006” recordó.

Brasil empezó mucho después que Argentina y una muestra de ello es que en 2002 Querini junto a otros profesionales fueron invitados a dar una charla al vecino país. “No tenían ley -comentó- no tenían resoluciones del Estado ni tenían normas de calidad. Argentina en 2001 ya tenía la resolución de la Secretaría de Energía que habilitaba la comercialización y la norma IRAM que certificaba la calidad. Brasil en 2004 promulga su ley de uso obligatorio, cuando en Argentina en 2000 ya se estaba produciendo y recién en 2006 sale la ley. Paraguay es otro caso: compraron la tecnología en Santa Fe y ya están produciendo y vendiendo un subproducto con valor agregado”.

Finalmente, el Ing. Querini reflexionó diciendo que el mercado de exportación aparece como muy importante y es una oportunidad de negocios significativa. “Desde el punto de vista productivo -advirtió- es importante que estén las reglas claras, por ejemplo, en el plano de los aranceles de exportación, de manera tal que esto represente un beneficio de toda la sociedad desde el punto de vista ambiental y del valor agregado incorporado a las materias primas”.

La producción de biocombustibles en el país y en la provincia, generará una vez más un mercado monopólico. Producir biocombustible queda restringido a quien tiene la materia prima y quienes tienen la materia prima en grandes volúmenes son las grandes aceiteras. La mano del Estado deberá jugar su papel para que esta nueva oportunidad sea en beneficio del conjunto de la sociedad y no de unos pocos, que hacen grandes negocios a costa de la riqueza natural y el trabajo de los argentinos.

Por Lic. Exequiel Kay
exequiel@santafesino.com
Redacción El Santafesino
Fuente: http://www.elsantafesino.com/

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