El cambio climático puede agravar el riesgo de sequía en los países en vías de desarrollo. | AFP
La Humanidad afronta una «catástrofe sanitaria global» si los mandatarios mundiales no acuerdan «una reducción drástica de las emisiones» de dióxido de carbono (CO2) en la Cumbre del Clima de Copenhague que se celebrará el próximo mes de diciembre.
Así lo afirman conjuntamente las revistas médicas The Lancet y British Medical Journal, que señalan que «un resultado exitoso de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático es vital para nuestro futuro como especie y para nuestra civilización».
El ex diplomático Michael Jay y el científico Michael Marmot firman el artículo, en el que subrayan que hay una clara evidencia científica de que la temperatura global del planeta ha ascendido y de que la actividad humana es la causa principal.
«También hay un amplio consenso acerca de que en 2050 el mundo tiene que haber reducido las emisiones de CO2 hasta al menos el 50% de los niveles de 1990 para tener una oportunidad del 50% de prevenir que las temperaturas excedan los niveles pre-industriales en más de 2 grados centígrados», explican.
Este punto, recuerdan Jay y Marmot, marca el limite a partir del cual habría «un cambio climático irreversible y catastrófico».
Las «necesarias medidas» que tienen que acordar los Gobiernos en la cumbre de la capital danesa «deben ser vistas como una oportunidad y no como algo costoso», se afirma en el artículo, en el que se defiende también que hay una serie de cambios que serían imprescindibles, incluso en ausencia de un cambio climático.
Proteger la salud
Entre esos cambios se cita la eliminación de las centrales de carbón y de los motores de combustión interna, perjudiciales para la salud, la lucha contra la deforestación, el ahorro de energía en las viviendas y la potenciación de cosechas resistentes a la sequía.
«Incluso sin cambio climático, hay razones en favor de promover la energía limpia, los coches eléctricos, los bosques protegidos, la eficiencia energética y una nueva agricultura tecnológica. La existencia del cambio climático convierte estos cambios en incuestionables», argumentan Jay y Marmot.
Como estrategia, consideran «crucial ganar los corazones y las mentes de la gente en los países ricos» y para ello el mensaje debe ser que «lo que es bueno para el clima es bueno para la salud», que una dieta con menos carne y más ejercicio significará «menos cáncer, menos obesidad, menos diabetes y menos problemas cardiacos».
Los firmantes del artículo concluyen que para que Copenhague sea un éxito, los Gobiernos de los países desarrollados «tendrán que reconocer que tienen una deuda con los países pobres» y los Gobiernos de los países pobres «tendrán que reconocer que el cambio climático es un problema global que requiere una solución global».
«Será necesaria una nueva mentalidad: la de que las medidas necesarias para mitigar los riesgos del cambio climático y adaptarse a sus ya inevitables efectos son una oportunidad para alcanzar objetivos que son deseables por si mismos», destacan.
Esos cambios redundarán en alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por la ONU para los países pobres y en lograr sociedades «más sanas e igualitarias» en el mundo rico.
En un artículo adjunto, Ian Gilmore, presidente del Colegio de Médicos de Londres, insta a los profesionales de la sanidad a adoptar un papel militante en esta cuestión, «porque existe el peligro real de que los políticos se muestren indecisos, especialmente en momentos de turbulencia económica como el actual».
«Hacemos un llamamiento a los médicos para que exijan que sus políticos hagan caso a los hechos que se han identificado en relación con el cambio climático y que actúen ahora para aplicar estrategias que beneficien la salud de la población», indicó.
Fuente: El Mundo/Spain
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