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El santafesino agradeció a Máximo Kirchner haberle encomendado el trabajo. Diferencias con la administración Perotti y defensa de la “planificación” para que el biodiésel y el bioetanol no impacten en el precio de los surtidores.Planta de biodiesel Albardon Bio-Puerto General San Martín-Emilio López King
“Es la hora de los pueblos”, dijo el diputado camporista al referirse a un fallo de La Haya que obliga a Shell a bajar gases de efecto invernadero y ante decisiones del directorio de Exxon que van en el mismo sentido. Marcos Cleri agradeció especialmente a Máximo Kirchner haberle encomendado llevar adelante el nuevo marco regulatorio para biocombustibles, que en los primeros minutos de la madrugada de este viernes aprobó la Cámara baja y giró al Senado.
El santafesino cerró el debate tras más de 5 horas de deliberaciones. Quedó en contraste con la posición del gobierno de Omar Perotti y de las explícitas gestiones del senador Roberto Mirabella con la mayoría de los empresarios grandes y de Pymes de biocombustibles en Santa Fe, que procuran prorrogar la ley 26093 y acordar otro texto con más participación de biocombustibles en surtidores.
La iniciativa con media sanción establece un nuevo marco en el régimen de biocombustibles hasta el 2030; fija un corte del 5% con biodiésel al gasoil -actualmente está en 10%- y mantiene el 12% con bioetanol en naftas que se despacha en surtidores, aunque en este caso privilegia el insumo desde la caña y limita el de maíz.
Cleri señaló que “Brasil y Estados Unidos bajaron los cortes y aumentaron los precios” de biocombustibles. Aseguró: “tomó un ejemplo tanto Brasil, como Estados Unidos, de una construcción de las Cámaras con la secretaría de Energía de enero de este año” en nuestro país, “donde se les dio una ecuación de previsibilidad, se bajó el corte, se garantizó el precio y de esa manera volvieron a trabajar, como lo han hecho ahora nuevamente, donde se les ha aumentado el precio garantizando las fuentes laborales, la producción y que eso no tenga impacto en el litro de nafta y gasoil”.
El santafesino defendió “el método de conversación constante en la planificación de políticas públicas” para “seguir adelante entre todos y todas y poner rápidamente a la Argentina de pie”. Promovió “el modelo de país con inclusión laboral, empleo verde, sostenibilidad y mirada federal”.
Justificó que según la iniciativa, la autoridad de aplicación podrá subir o bajar hasta el 3% el corte de biodiésel al gasoil según “una circunstancia: que el aceite de soja -un commoditie exportable- tenga un impacto negativo en el surtidor”.
Gracias a Néstor
Cleri reseñó que fue gracias a la ley 26093 -y su complementaria 26344- impulsada por Nestor Kirchner hace 15 años, que el sector de biocombustibles generó “y seguirá generando” 81 mil puestos de trabajo directo y 280 mil indirectos, con “sustitución de importaciones de gasoil en un promedio de 2006 a 2015 de 1370 millones de dólares” para completar unos “21 mil millones de dólares”.
El legislador promovió a los “biocombustibles de segunda generación” que son 100% exportables y destacó que las economías regionales “se vieron beneficiadas” tras “un derrumbe neoliberal”, lo que supuso “el arraigo, el trabajo, el desarrollo, el agregado de valor”.
Admitió que “hubo momentos complejos de 2016 a 2019” en los que “las Pymes peregrinaron por el ministerio de Energía, porque por resolución tenían corte del 10%, lo llevaron al 12%, el biodiésel de 5% lo llevaron al 7,5% y posteriormente al 10%, pero nunca les garantizaron con la fórmula polinómica el precio necesario para poder comprar el insumo y abastecer a las mezcladoras que luego les venden a las petroleras”.
CHATARRA
Cleri recordó que gracias a la promoción kirchnerista, el sector pasó de 20 a 54 plantas en 15 años. Defendió el “modelo federal de desarrollo equilibrado, equitativo, que genera empleo verde, integración, armonía, producción y agregado de valor” en la “sinergia público privada”. En referencia al ex ministro macrista de Energía, Juan José Aranguren, una planta más debió “desmantelarse y venderse como chatarra” por falta de precio garantizado a la producción.
Por Ignacio Hintermeister
FUENTE: EL LITORAL