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Frente a una curva de futuros invertida, el productor no será recompensado por tener sus granos almacenados.
El boom que están viviendo los commodities en general, que comenzó a gestarse a mediados del año pasado, tiene sustento en sólidos drivers.
En términos generales, la debilidad del dólar frente a las principales monedas, perspectivas inflacionarias en Estados Unidos que convierten a estos productos en elementos naturales de cobertura y el exceso de flujos de fondos a nivel mundial que buscan renta en diferentes mercados pueden destacarse como patrones comunes de impulso. En productos como soja y maíz, un elemento adicional fue la excepcional demanda de China, que sumado a campañas mediocres, llevaron los niveles de stock/consumo a niveles mínimos.
Durante los últimos 30 años, la oleaginosa sólo estuvo por encima de los valores actuales tres meses en total. Pero la operatoria está teniendo otra particularidad: el mercado de Chicago esta marcadamente invertido. Eso quiere decir que los precios de las posiciones más cercanas están por encima de todas sus posiciones subsiguientes, lo que se suele denominar “backwardation”. Si bien existe un comportamiento estacional, donde los precios de las posiciones correspondientes a cosecha suelen ser menores dadas las expectativas del ingreso de mayor oferta, los precios a partir de aquí suelen reflejar un tasa, coherente con los principios básicos de finanzas. En estos casos al mercado se lo suele llamar normal o “contango”.
Como lo muestra el gráfico, habitualmente el mercado suele estar en carry (normal) pudiendo tener menores precios en noviembre (cosecha norteamericana).
Un mercado de futuros invertido implica que el productor no será recompensado por tener sus granos almacenados y en general, responde a una demanda insatisfecha, teniendo connotaciones fuertemente alcistas. Otra razón que pueda justificar un mercado invertido puede ser la expectativa de un incremento en niveles de stock/consumo, ya sea por un incremento en la oferta, reducción en la demanda o ambas. Esto último no pareciera ser el caso, por lo tanto por ahora nos quedamos con la primera premisa.
¿Qué factores explican la demanda insatisfecha?
Por un lado, las compras de China para alimentación animal es la variable constante, pero fue el aceite el que «pateó el tablero» en este momento y es el gran responsable de una firmeza voraz, que incluso llevó a que Estados Unidos importe soja de Brasil.
El precio del aceite de soja (soybean oil) mantuvo la mejor performance detrás sólo del precio de la madera (lumber), y muy por encima incluso del desempeño del maíz (corn) y la misma soja (soybean).
Una producción que venía previamente a menor ritmo e inventarios ajustados impulsaron un repunte de 10 meses en los precios de aceites vegetales.
El temor a la aplicación de cuotas de exportación en Rusia y Ucrania elevó los precios del aceite de girasol, mientras que las preocupaciones climáticas en Sudamérica, la escasez de suministros estadounidenses y la fuerte demanda de China e India, principales consumidores de aceites, impulsaron los precios del aceite de soja. A esta situación, se le suma las políticas verdes del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Entre ellas, prometió reducir las emisiones de CO2 en EE.UU. en un 50-52% por debajo de sus niveles de 2005 para 2030.
Dicho esto, no se puede dejar de señalar que existen algunas amenazas, tales como el relajamiento de algunos países sobre el corte de biocombustibles como consecuencia de la suba de los precios de los aceites vegetales. Tal es el caso de Brasil, que redujo el corte de biodiesel de 13 a 10% en mayo y junio y la Unión Europea, en donde el aceite de palma crudo y el aceite de soja se están eliminando gradualmente como materias primas para el biodiesel.
Volviendo a la premisa de la connotación alcista de un mercado en backwardation y considerando probable que el mercado se normalice con carrys habituales, vemos mayor probabilidad de corregirse vía suba de posiciones lejanas sobre la posibilidad de caída de las cercanas.
Esto no implica sentarnos sobre el grano a esperar que siga la fiesta, sino a buscar las alternativas de coberturas más eficientes en este contexto. Aquellas que prevean eventos disruptivos, climáticos, políticos, etc., pero que permitan beneficiarse de un mercado que por ahora parece mantener su fortaleza alcista, principalmente en aquellas posiciones lejanas.
(*) Autora: María Belén Collatti – Big River SA
FUENTE: AGROCLAVE/LA CAPITAL