SU PRODUCTIVIDAD ES MUCHO MAYOR QUE LA DE OTROS VEGETALES UTILIZADOS PARA ELABORAR BIOCOMBUSTIBLES, COMO EL MAÍZ O LA SOJA.
Como las algas necesitan dióxido de carbono para crecer se convierten en un capturador de carbono.
Santo Domingo.- Como parte de los ingentes esfuerzos que realizan los diferentes países por encontrar el sustituto idóneo de los combustibles fósiles, causantes del calentamiento global, están las investigaciones para obtener biodiesel de las algas. Algunos investigadores consideran que la reserva energética del mundo puede encontrarse en los océanos.
Las algas son vegetales acuáticos sin raíz, tallos, hojas o flores, que poseen pigmentos fotosintéticos adicionales a la clorofila y que en su reproducción absorben dióxido de carbono.
Con relación a otras plantas para la fabricación de biodiesel, éstas presentan la ventaja de que son capaces de crecer en suelos arcillosos o salinos, inadecuados para el crecimiento de otros cultivos. Su velocidad de crecimiento es tal que permite obtener consechas repetitivas en intervalos muy cortos y no requiere el uso de pesticidas o herbicidas.
Para su reproducción necesitan radiación solar, agua, anhídrido carbónico, algún nutriente y unos aparatos denominados fotobiorreactores.
Estudios comparativos indican que existen algas unicelulares capaces de producir 130,000 litros de biodiesel por hectárea, mientras que en la misma superficie sembrada con girasol sólo se obtendrían 500 litros. Otros resultados indican que dependiendo de la especie de alga y de la eficiencia del sistema, una hectárea de algas puede producir entre 30 y 250 veces más aceite que una hectárea de soja, o diez veces más biocarburantes que el maíz.
Una investigación que realiza la Universidad de Washington para identificar los mejores tipos de algas para biocombustibles plantea la tesis de que cada tipo de alga produce combustible para un uso determinado. Así, una clase de alga podría producir un combustible apropiado para un vehículo de motor, otra podría generar combustible para calefacción de viviendas, y una tercera, combustible para aviones.
Vivero de algas
Otro investigador de las potencialidades de las algas para biocombustible es Hein de Baar, catedrático holandés en Biología Marina de la Universidad de Groningen y del Instituto Neerlandés de Investigación Marina (NIOZ, según su sigla en holandés) en Texel.
De Baar, en un artículo escrito por el periodista Thijs Westerbeek van Eerten, expone que las algas son la especie vegetal más corriente de la tierra, puesto que gran parte de toda la biomasa del planeta está conformada por algas, y que si el biodiesel puede ser extraído de esa fuente inagotable, cultivada expresamente para ese fin, podrían disminuirse de forma notable las emisiones de dióxido de carbono.
Refiere que como las algas necesitan dióxido de carbono para crecer, un cultivo intensivo consumirá grandes cantidades de este gas de efecto invernadero. De esa manera, se convierte en un capturador de carbono.
De Baar decribe un vivero de algas de la siguiente manera: “Debe haber cubas enormes, que tienen que ser transparentes para que puedan capturar la luz solar. Puede ser una cuba vertical a un par de metros de altura que permita la entrada del aire desde abajo, aire que naturalmente será rico en dióxido de carbono.
También se puede pensar en un complejo de tubos horizontales por los que circule lentamente la mezcla de agua con algas. El agua será al principio bien cristalina pero, con el agregado de algunas sustancias nutritivas, terminará transformándose en una especie de sopa de arvejas que podrá ser bombeada directamente a una fábrica.
Allí filtrarán y sacarán las algas para más tarde ser procesadas como combustible”.
Para la construcción de un vivero de algas a gran escala para la producción de biocombustibles probablemente a partir de 2010, la Universidad de Groningen creó un consorcio conjuntamente con el mundo empresarial y el NIOZ.
Acciones en curso
The New York Times presentó en una reseña el modelo de Bryan Willson, profesor de la Universidad Estatal de Colorado, quien introdujo una cepa de algas amantes del dióxido de carbono en tanques de agua cerca de plantas procesadoras de gas natural en el desierto sur de Colorado, Estados Unidos.
El modelo consiste en cultivar algas en bolsas cerradas alineadas verticalmente en los tanques de agua, que se ubican cerca de una planta de procesamiento de gas natural para aprovechar el dióxido de carbono que desecha esta planta y que se agrega a la atmósfera.
Gracias al constante aporte de dióxido de carbono y al sol que reciben todo el año, las algas crecen más rápido.
En tanto, en la ciudad italiana de Venecia están dando pasos concretos para aprovechar el potencial energético de las algas. Ese país anunció un plan para generar el 50% de sus necesidades de electricidad a través de una central eléctrica que utilizará algas en vez de combustibles fósiles.
Con una inversión de USD264 millones construirá una nueva central de 40MW ubicada en el centro de la ciudad.
Y para lograr que sea realmente carbono-neutra, todo el CO2 producido en el proceso se reincorporará en las algas. El plazo para su construcción son dos años.
Así, las hoy molestas algas, porque se adhieren a los barcos y crecen en el puerto, serán cultivadas, tratadas en laboratorios y convertidas en combustible que luego se utilizará para hacer girar las turbinas de la central.
ALGUNAS VENTAJAS
-Muchas de las algas con las que se está experimentando son ideales para generar biodiesel, debido a su alto contenido en aceites y su extremadamente rápido crecimiento.
– Pueden crecer con agua salada o no potable y en terrenos desaprovechados para uso agrícola.
-Para su producción masiva no requieren de tierras que bien podrían destinarse a cosechas o a plantaciones de bosques.
-No necesitan pesticidas ni plaguicidas.
-Pueden emplear diferentes fuentes alternativas de nutrición, como las aguas residuales.
-Son capaces de producir 30 vecvves más biodiesel que la misma cantidad de materia utilizada convencionalmente.
-El biodiesel de algas no contiene sulfuros, ni sulfatos, no es tóxico, y es altamente biodegradable.
Proyectos alrededor del mundo
Las iniciativas para aprovechar las algas como combustible se multiplican por todo el mundo. En Nueva Zelanda, la empresa Aquaflow realiza experimentos con algas para obtener biocombustibles.
En Israel, la empresa Seambiotic ha patentado una técnica que produce un litro de combustible por cada cinco kilos de una macroalga del Mediterráneo.
La compañía Algae Biofuel, con equipos en Arizona y Australia, asegura que sus algas requieren muy poco espacio para crecer.
En Argentina, la multinacional Oil Fox ha llegado a un acuerdo con el gobierno de la provincia sureña de Chubut para sembrar cuatro variedades de algas marinas y producir aceite.
En Japón, la Universidad de Ciencia y Tecnología Marina de Tokio trabaja en un proyecto para producir etanol a gran escala mediante el procesamiento de las macroalgas Sargasso.
En España, la empresa BioFuel Systems (BFS) investiga un tipo de biopetróleo basado en microalgas que también absorben el CO2 de las actividades industriales. Según sus responsables, si se cultivan algas en una superficie dos veces del tamano de la Comunidad Valenciana se podría suplir la producción mundial diaria de petróleo.
En Estados Unidos, las empresas GreenFuel Technologies y Solix Biofuels están estudiando diversas variedades de algas con una alta densidad de aceite y de crecimiento rápido.
En Alemania, investigadores de la Universidad Superior Politécnica de Bremen, del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Marina y varias compañías colaboran en un proyecto de producción de biocombustible de algas, al que han denominado “Mitigación del Gas de Efecto Invernadero”.
En República Dominicana, el Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI), en coordinación con la Secretaría de Estado de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (SEESCyT) trabajó en un proyecto de producción de biodiesel a partir de microalgas.
Solange de la Cruz Matos
Fuente: Listin Diario