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LA PELEA POR LOS BIOCOMBUSTIBLES NO TERMINÓ

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Si se presenta el proyecto que Máximo Kirchner ventiló pero que no ingresó, el oficialismo debe reunir los votos suficientes para aprobarlo en Diputados y, además, lograr que en el Senado se acople cuando ya sancionó hace unos meses la prórroga de la actual ley.

El capítulo político económico de los biocombustibles está lejos de cerrarse con el fracaso de un sector del peronismo –incluido el cordobés- y de Juntos por el Cambio en la sesión especial para aprobar la prórroga de la ley que vence en unos 40 días.

Si, finalmente, Máximo Kirchner presenta el proyecto para una nueva norma que hace días da vueltas pero nunca ingresó, el oficialismo debe reunir los votos suficientes para aprobarlo y, además, lograr que en el Senado –que aprobó la prórroga de la actual ley- lo apoyen. Los cuatro cordobeses en Diputados ya adelantaron que no votarán a favor si hay una reducción del corte obligatorio.

El ministro de Agricultura, Luis Basterra, abrió otra puerta: si no hay acuerdo para nueva ley podría prorrogarse la norma existente por un período más corto. ¿Si fuera así, qué harían los representantes del PJ cordobés y de Juntos por el Cambio? Sería una forma de neutralizar su oposición. Además, en el corto plazo, el kirchnerismo no necesita de aliados puntuales para algunos proyectos.

El fundamento económico de la pelea por los biocombustibles para por las 56 plantas productoras de los biocombustibles (producidos en base a soja, maíz y caña de azúcar) que generan en el total del complejo 60.000 empleos en San Luis, La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y Salta. En los últimos años se abrió una nueva grieta: entre los petroleros y los defensores de estos combustibles.

La ley de promoción de los biocombustibles nació con el kirchnerismo en 2006 y su vigencia original era por 15 años. En ese lapso, según estimaciones oficiales, el Estado dejó de recaudar US$7600 millones. En octubre el Senado aprobó la extensión de la norma hasta el 2024; Diputados se disponía hacer lo mismo una semana después cuando –según cuentan las fuentes- Máximo Kirchner planteó el descontento de las petroleras. Terminadas las sesiones ordinarias, Sergio Massa incluyó el tema para especiales pero desde la Rosada no vino sumado.

La capacidad instalada de biodiesel es para producir 4,5 millones de toneladas al año mientras que la de bioetanol alcanza a las 950.000 toneladas. En total, representa un tercio de la capacidad refinadora que tiene la Argentina. Las cereales tienen una capacidad de procesamiento muy alta en biodiesel, equivalente a la que hay en todo el resto del complejo pero no pueden vender al mercado interno que es atendido solo por las Pymes.

Si, finalmente el proyecto que circuló en los últimos días termina ingresando a la Cámara sin cambios, el corte obligatorio se reduciría de 10% y 12% a cinco y siete por ciento de biodiesel y bioetanol, respectivamente. Las petroleras que quisieran estar por encima tendrían libertad de compra. En ese caso, para las Pymes la pérdida seria significativa.

La Liga de Provincias Productoras de Biocombustibles hace tiempo que vienen impulsando un alza en el corte siguiendo los casos de Brasil y Paraguay que tienen esquemas dinámicos y que fueron incrementándose en los últimos años.

Las cerealeras son las que monopolizan las exportaciones de bios que cayeron fuerte desde que Estados Unidos sancionó al producto en 2017 con aranceles de hasta 72,28%; no se avanzó en lograr que se establezca una cuota libre de aranceles. Respecto del impacto de los bios en el precio de los biocombustibles fósiles, es del siete por ciento.

El secretario de Energía, Darío Martínez, sostuvo en comisión que no se justifica continuar con el régimen de promoción a los biocombustibles: “La ley fue muy buena en ese contexto, a meses de cancelar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Ahora hay un pasivo de 44 mil millones de dólares”, describió y aseguró que con el borrador, del total de plantas, 47 están incorporadas en el nuevo régimen.

“Muchos han utilizado el régimen para maximizar sus Ganancias”, señaló Martínez y apuntó que de las 7600 toneladas de aceite de soja producidas, 5000 mil se usan para el biodiesel y 1250 quedan en manos de las grandes exportadoras.

Por Gabriela Origlia

FUENTE: ALFIL

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