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Biodiesel, una planta propia y rentable

bio-diesel-cordoba-plantaInforme de AACREA/Avance en biodiésel.

Crecimiento vertical y seguridad energética; la valiosa experiencia de una empresa ubicada en la zona Córdoba Norte.

José Gaido y su hijo Agustín dirigen una empresa con energía propia. Y esto no es una manera de decir: es así efectivamente. Todos los motores de los vehículos y equipos de la empresa están alimentados con biodiésel.

La empresa -integrante del CREA Cañada de Luque-Sitón- cuenta con dos campos: uno de 800 hectáreas localizado en Chalacea y otro de 1500 hectáreas situado entre San José de la Dormida y Las Arrias (Córdoba).

«Cuando compré el primer campo en 1973, estaba dedicado a la producción de chivos; luego pasó a ser de cría, posteriormente se incorporó invernada, una cabaña de Hereford y finalmente un feedlot», recuerda José. Hoy ya nada de eso existe: toda la superficie propia (más 360 hectáreas alquiladas) están dedicadas a la agricultura.

En 2007 liquidaron el feedlot. Y el año pasado le llegó el turno a la cabaña. «Tuvimos desde siempre una clara vocación ganadera; por eso deshacernos de la hacienda fue para nosotros una pena enorme», comenta José.

«Los demás miembros del CREA habían abandonado la ganadería mucho antes que nosotros, que queríamos seguir resistiendo, pero no podíamos seguir perdiendo tanta plata», añade.

Crecimiento

A partir del boom de los precios agrícolas, los Gaido comenzaron a experimentar -como la mayor parte de los empresarios del agro por entonces- una fuerte necesidad de crecimiento. «La identidad de nuestra empresa no nos inclinaba hacia el alquiler de tierras de terceros, así que decidimos que lo más conveniente para nosotros era buscar el crecimiento por medio de una integración vertical», explica José.

Por esos días -año 2005- las palabras etanol y biodiésel ya eran algo habitual en los medios de comunicación y los empresarios comenzaron a investigar si en el mercado local había alguna oportunidad en biocombustibles.

Tomaron contacto con diferentes empresas que se dedicaban a la instalación de equipos de biodiésel y finalmente se decidieron por el desarrollo ofrecido por Imegen, una firma metalúrgica -dedicada a la fabricación de maquinarias para la industria aceitera- ubicada en la localidad cordobesa de Tancacha.

Por entonces Imegen (Industria Metalúrgica Gentili) estaba montando pequeñas plantas de biodiésel en el marco de un convenio realizado con la Federación Agraria Argentina y la Universidad Tecnológica Nacional de Villa María (Proyecto Bio-FAA).

La puesta a punto de la planta requirió varios meses. «Fuimos haciendo chequeos permanentes del biodiésel producido con el Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (Incape, dependiente de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Litoral y del Conicet) hasta lograr una calidad de exportación», comenta Agustín.

El emprendimiento llegó a estar bastante avanzado. Pero los empresarios no se animaban a probar el biocombustible a campo. «Hasta que un día dijimos: desde hoy va todo con biodiésel y así empezamos», recuerda José.

En la actualidad todos los motores de la firma cordobesa -camionetas, cosechadoras, pulverizadoras y hasta un equipo de riego que cubre 400 hectáreas- funcionan con biodiésel de propia producción al 100%por ciento.

Incluso, la planta elaboradora del biocombustible se opera con un generador alimentado con el biocombustible.

«Los manuales de los motores dicen que no debe excederse de un determinado nivel de biodiésel, pero nosotros lo estamos usando al 100% desde hace dos años, consumiendo (en ese período) alrededor de un millón de litros, y no hemos tenido problemas», comenta Agustín.

Modelo de negocio

La planta tiene una capacidad de prensado de 30 toneladas de soja cada 24 horas; con esto -en condiciones normales del grano- se obtiene un 86% de expeller de soja y un 12,5% de aceite (insumo base del biodiésel junto al metanol y a la soda cáustica). El ritmo actual de trabajo es de lunes a sábado de manera ininterrumpida, empleando a ocho personas para su funcionamiento.

El expeller de soja (mínimo 41% de proteína bruta) se comercializa fundamentalmente en tambos pequeños y mediados de la cuenca norte de Córdoba.

«Nuestro producto, al ser obtenido por medio de un prensado mecánico, sin uso de solventes, es muy requerido porque tiene una muy buena digestibilidad», explica José.

Fuente: La Voz/Córdoba

Fimaco

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