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500 Pymes Argentinas del sector de extrusado y prensado de soja, fabricantes de expeller y aceite de soja, agregando valor en origen, generando más de 10000 empleos directos, esperan desde hace años medidas concretas que les permitan salir de la cuarentena y exportar por 1000 millones de dólares, generando divisas que ingresarían inmediatamente al país, convirtiendo al sector en un potente acelerador del desarrollo de las economías regionales.
En Argentina se conocen las características del Virus, que paralizó las exportaciones de expeller de soja, un producto distinto de la harina de soja, producido libre de hexano, con importantes virtudes para la alimentación animal por sus características de palatabilidad y digestibilidad.
El antídoto que la emergencia nos obliga es pensar en un DNU que fije en CERO POR CIENTO (0%) la alícuota del derecho de exportación al expeller de soja producido por las pymes extrusoras de soja bajo la partida arancelaria 2304.00.90.200K.
En el caso de la Cuarentena del Coronavirus, vivimos con certeza la incertidumbre del futuro, desconcertados ante un enemigo desconocido que irrumpió de golpe en el planeta; y en el caso de las exportaciones de expeller de soja, la voracidad fiscal reapareció con el Decreto. N°2.014/13 y genero años de cuarentena de exportaciones de expeller de soja mediante una fuerte encerrona promovida seguramente por sectores económicos con intereses en pugna con las Plantas Extrusoras.
Con la vacuna (alícuota del CERO POR CIENTO 0%) a las exportaciones de expeller de soja cesarían las cuarentenas caprichosas e irracionales, recuperándose la capacidad ociosa de las plantas que, con su potencial de crecimiento, y dada la disponibilidad de soja en el campo, traerían con las esperadas exportaciones, nuevos tiempos de desarrollo para los pueblos del Interior de nuestro País.
La coartada de meter a toda la industria de la molienda de soja en la misma bolsa, sin respetar la diferenciación del expeller de soja por posición arancelaria, ni la escala de negocio pyme, es un fuerte golpe en contra de la generación de empleo que nos impusieron los últimos gobiernos, por lo que la cuarentena viene de larga data.
Esta situación ha producido un aislamiento forzoso de nuestras fábricas extrusoras de los mercados externos para quienes las plantas fueron diseñadas.
Aquellos emprendedores argentinos que se jugaron confiando en la promoción de Plantas Extrusoras para la exportación de expeller de soja que otrora el Gobierno a través del INTA realizó a principios de siglo y reaccionaron invirtiendo, hoy terminan infectados por el desencanto y la desilusión.
Confinados en cuarentena entonces, sufrimos la suspensión de toda actividad exportadora de expeller de soja a los países limítrofes en camiones, o en contenedores al Sudeste Asiático desde el Puerto de Buenos Aires, y ahora el sector lejos de ser un virus para la economía podría convertirse en el motor del desarrollo local generando más puestos de trabajo y un importante ingreso directo de divisas a los pueblos del interior que podría superar los 1.000 millones de dólares.
Los propietarios de estas fábricas, más de 500 en todo el país, son familias de productores agropecuarios argentinos, quienes confiaron y construyeron sus plantas extrusoras de soja, en los últimos 13 años, escalando así en la cadena de agregado de valor en origen, con la ilusión de exportar expeller de soja y producir alimentos para animales de tambos, feedlots, criaderos de cerdos, establecimientos avícolas y salmoneras.
No levantar la cuarentena fiscal que permita exportar el expeller de soja, sería un error no forzado, que impediría aprovechar la oportunidad de no volver a abrir una nueva caja de pandora, en lugar de lograr un verdadero desarrollo de las economías regionales, y solo dejarnos nuevamente con la esperanza.
Por Jorge Augusto Simmermacher y Emilio López King
Directores del Centro de Gestión de Exportaciones de Expeller de Soja Argentina