Una demostración que realizó Better Place del esquema eléctrico aplicado a los automóviles en la ciudad japonesa de Yokohama.
Foto: Better Place
De una empresa de software al desarrollo de un auto verde.
Shai Agassi es el fundador y CEO de Better Place . Antes de empezar con este mega-emprendimiento, era el presidente del Grupo de Productos y Tecnología en SAP . Él nunca se consideró un ecologista, pero en el 2005 estuvo en el Foro Económico Mundial de Davos y les hicieron a todos los jovenes líderes la siguiente pregunta: «¿Como harías que el mundo sea un lugar mejor?» Agassi después de pensar un rato llegó a la conclusión:
«Eliminando su adicción al petroleo».
A pesar de estar sumamente bien posicionado para ser el siguiente CEO de SAP, Agassi abandonó el barco para crear Better Place ya que le parecía que lo que se estaba haciendo con autos híbridos no era realmente una solución al problema. Solo se puede solucionar el problema si se va a un esquema 100% eléctrico.
La cantidad de obstáculos a superar no es para nada menor:
Que la energía venga de fuentes 100% renovables, sino se está ensuciando más lejos lo que se deja de ensuciar con el auto.
Que la ecuación cierre económicamente.
Que la recarga no dure más tiempo que llenar el tanque de nafta, sino cree que los usuarios no tendrían tolerancia a la espera.
Agassi empezó a estudiar todos los números. Y determinó que alimentar un auto con electricidad mismo si se trata de la «cara» proveniente de fuentes renovables cuesta 1 centavo de dólar por milla (1.6km). En cambio un típico auto a nafta gasta 16 centavos de dólar por milla. Dado que el mercado de combustible para automóviles en los Estados Unidos se calcula en unos 275.000 millones de dólares por año, se dio cuenta que la compañía que controle la red mundial de estaciones de carga de autos eléctricos sería tan rentable y tan rápido que podría subsidiar a sus clientes con autos eléctricos, de la misma manera que las prestadoras de celulares regalan teléfonos a los clientes que firman contratos de dos años.
El negocio de los autos eléctricos funcionaría entonces como los celulares, se comprarían kilómetros de recorrido en vez de minutos de aire.
Y él no es el único que cree que esto puede funcionar. Su carisma ha ganado adeptos como Shimon Peres, Presidente de Israel, las compañías automotrices Renault y Nissan, y el proyecto tiene ventajas impositivas para avanzar en Israel, Dinamarca y en Hawaii. Ni hablar que ya levantó más de USD 400 millones en inversiones, una suma que representa un récord mundial al tratarse de capital inicial.
Volviendo a los desafíos, para que la recarga sea tan rápida cuando el conductor está apurado la única manera que ve actualmente factible es que la batería se retire y se reemplace directamente con otra nueva; como si fuera un auto de juguete. Está actualmente trabajando con unos robots de alta precisión que en menos de dos minutos quitan la batería del auto y colocan una nueva con carga completa.
Algunos se refieren a Shai Agassi como el Steve Jobs, el carismático CEO de Apple, de la economía verde. Lo que aparentemente Shai todavía no tiene pensado es que hacer con las baterías cuando se termine su vida útil. Si bien detalla el uso de materiales reciclables, su destino final deberá ser otros de los puntos a tener en cuenta en la implementación de una tecnología respetuosa con el medio ambiente.
Por Rodrigo Herrera Vegas para lanacion.com
Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de sustentator.com
Fuente: La Nación