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El principal insumo, lactosuero, es uno de los desechos más contaminantes de la industria alimentaria.
Investigadores de las universidades nacionales de Río Cuarto y de Villa María lograron producir biocombustible a partir de una nueva fuente no convencional de materia prima. Emplean lactosuero, un desecho contaminante que generan en grandes cantidades las industrias de la región que elaboran quesos.
Usaron un microorganismo que tiene un alto potencial biotecnológico en comparación con otros que comúnmente se utilizan en la industria, lo cual convierte en novedosa la investigación de los científicos universitarios.
Como resultado de la investigación pudieron producir bioetanol, cuya purificación lo hace apto para ser utilizado en las naftas de uso común para los automóviles. Lo consiguieron aislando microorganismos, que tienen la capacidad de utilizar la lactosa presente en el suero del queso.
El equipo de trabajo estuvo liderado por la doctora Lilia Cavaglieri, investigadora principal del Conicet y profesora del Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la UNRC, con la colaboración de la doctora Mariana Montenegro, del CIT-Conicet de Villa María, y la tesista del Doctorado en Ciencias Biológicas, la microbióloga Carla Aminahuel.
Este desarrollo científico representa un significativo aporte a la sustentabilidad del medioambiente. El lactosuero es uno de los desechos más contaminantes de la industria alimentaria, debido a su elevado contenido en materia orgánica; y la riqueza en lactosa es la principal responsable de su capacidad para actuar como sustrato de fermentación microbiana. Como ejemplo, cerca de 0,25 a 0,30 litros de suero sin depurar equivalen a las aguas negras producidas en un día por una persona.
Por cada kilogramo de queso producido, sobran, en promedio, nueve litros de suero, un líquido de color claro compuesto por un 95% de agua, un 4% de lactosa y un 1% de proteína.
Por año, Argentina produce alrededor de 9 millones de toneladas de suero de queso. El 60% de esa cantidad es desechado y, cuando no se utiliza, es necesario tratarlo como un efluente industrial para no contaminar suelos, napas, ríos o lagunas.
El bioetanol o biocombustible que se logró producir en la Universidad es el conocido como “de primera generación”, denominado así por el tipo de sustrato que utiliza, es decir, el compuesto azucarado que pueda hacer crecer la levadura y, consecuentemente, permitir la producción de combustible. También son llamados así porque se obtienen de residuos de la industria, como por ejemplo del maíz o, como en este caso, a partir del lactosuero.
Las investigadoras Cavaglieri y Aminahuel explicaron que el bioetanol se obtuvo a partir de un proceso de fermentación, que se logra introduciendo microorganismos en el lactosuero, al que se le dan condiciones necesarias, como de temperatura y agitación. Luego, se utiliza el azúcar presente en el lactosuero para convertirlo en bioetanol.
La materia prima empleada se recogió en la región, particularmente en la zona de Villa María, donde la actividad quesera es muy importante. En inmediaciones de esa ciudad, cabecera del Departamento General San Martín, se encuentra una de las cuencas lecheras más importantes del país. Allí se produce gran cantidad de quesos y, por lo tanto, de lactosuero. “En Villa María existen muchas cooperativas y pequeñas industrias que se dedican a la producción de queso.Ellas nos proveen el lactosuero, que es caracterizado en el laboratorio para ver si tienen condiciones para producir bioetanol”, comentaron las investigadoras.
En Argentina, se producen cerca de 9 millones de toneladas de lactosuero y sólo Villa María aporta cerca del 50 por ciento de esa cantidad. Sin embargo, alrededor del 60 por ciento de todo lo que se genera se transforma en desecho, con los inconvenientes que ello implica para el medioambiente, ya que se trata de material biológico, que es una fuente para la proliferación de microorganismos.
En Argentina, a diferencia de países como Brasil, todavía no se emplea el bioetanol puro como combustible para los vehículos, pero sí hay un corte importante de alcohol en las naftas, que oscila entre el 10 y el 12 por ciento.
A las industrias productoras de queso les genera un costo económico extra descontaminar los suelos en donde se arroja el lactosuero. No se trata de un producto tóxico, pero se termina contaminando porque tiene una gran demanda de oxígeno y se generan microorganismos indeseables, que pueden afectar los suelos o, eventualmente, las napas de agua. Incluso, los productores necesitan un espacio físico donde colocar este desecho.
Con la posibilidad de destinar el lactosuero a la producción de bioetanol, el productor tendría una alternativa diferente para disponer de ese desecho, estimaron las investigadoras.
Actualmente, muchas empresas descartan el lactosuero a través de cañerías que van directamente al suelo sin ningún tipo de tratamiento, indicaron. Aminahuel sostuvo, además, que se intentan los primeros contactos con empresas generadoras de energía de la zona para llevar la producción de bioetanol a una escala mayor.
FUENTE: ON24