#INTA #Cordoba #Agroindustria #Forrajes #Feedlot #Tambo #leche #Carne #expeller #Maiz #Rollo #Crackers
El clima impactó en la cadena forrajera. A partir de la menor disponibilidad de materia seca que exhiben los silajes, la opción es compensar la carencia con granos de maíz y soja, y con cereales de invierno.
AUTORIDADES. El histórico experto del Inta Mario Bragachini (derecha), les explica detalles de las máquinas a Francisco Iguerabide (MInisterio de Agricultura), Mariano Bosch (vice del Inta) y Juan Cruz Molina (director del Inta Córdoba).
Con los feedlots trabajando con el mayor encierre de su historia y con los tambos recuperando producción de leche –que en marzo había crecido 15 por ciento respecto de 12 meses atrás–, la oferta de reservas forrajeras tiene por delante el desafío de mantener estos niveles de actividad.
De lo que se pueda reunir como fuente de fibra y energía dependerá de cómo la producción de leche y de carne afrontarán lo que queda del año.
Si bien la sequía le ha pegado fuerte a la disponibilidad de forrajes, el sector está preparado para dar respuestas a la contingencia. El paquete tecnológico que conforman la genética y el equipamiento para la confección y el suministro de reservas, viene creciendo en eficiencia año tras año.
Contingencia
En la actual campaña, en la que los forrajes conservados tendrán menos disponibilidad en su oferta de materia verde, será el suministro de granos de maíz y de soja el encargado de aportar la energía y la proteína necesaria para equilibrar las dietas.
“En años normales, el silaje de maíz es fuente de fibra y aprovechamos el grano como energía. Pero en esta campaña muchos de los lotes que iban como reservas no produjeron el grano suficiente por la sequía; por eso se va a compensar con grano con destino forrajero”, explicó Federico Sánchez, del Área de Mecanización Agrícola del Inta Manfredi, e integrante del grupo organizador de la 9ª Jornada de Forrajes Conservados realizada ayer en la experimental.
MAQUINARIA. Federico Sánchez, técnico del Inta Manfredi, explicó a los asistentes las características de las máquinas que se exhibían (LA VOZ).
La convocatoria reunió en dos salones simultáneos a especialistas nacionales e internacionales que expusieron los últimos avances en elaboración y uso de los forrajes conservados. Además, se exhibió la última tecnología en maquinaria agrícola para la producción y el suministro de alimentos para la ganadería.
El menor volumen de materia seca que aportarán los forrajes, debido a la sequía estival, va a obligar a utilizar más superficie para su confección.
Desde el Inta estiman que en esta campaña se destinarán a nivel nacional más de dos millones de hectáreas para picado –una superficie récord–, por encima de los 1,75 millones de hectáreas del año anterior.
TECNOLOGÍA. Picadoras y mixers se exhibieron ayer en el Inta Manfredi, como parte de la Jornada Nacional de Forrajes Conservados (LA VOZ).
Sucede que los maíces de primera que iban a ser destinados a reserva tuvieron estrés hídrico en diciembre, al igual que los maíces de segunda que padecieron el déficit de agua entre febrero y marzo, en plena floración.
“Esta situación hizo que la confección de silaje de maíz de planta entera, el más barato por kilo de materia seca, se viera perjudicada. Por eso esa falta de grano en el silaje se compensará con grano de maíz y grano o expeller de soja”, indicó Sánchez.
A partir de esta necesidad, la Bolsa de Cereales de Córdoba calcula que en la provincia se va a duplicar la cantidad de grano de maíz para consumo animal, un volumen que superaría las 400 mil toneladas.
Por la sequía de febrero y marzo también faltan rollos y megafardos de alfalfa, la fuente de proteína más barata. Debido a ello, el mercado exhibe una escasez de ambas reservas.
ALFALFA. Un rollo exhibido durante la 9° Jornada de Forrajes Conservados (LA VOZ).
Ante el faltante de fibra para equilibrar las dietas, Sánchez mencionó algunas situaciones coyunturales que ocurren en los lotes con soja: cosechadoras trabajando con el desparramador desactivado, porque atrás viene una rotoenfardadora que confecciona rollos con el rastrojo.
La recarga hídrica del otoño, si bien no es homogénea en toda la provincia, le está abriendo chances a la siembra de cereales de invierno con fines forrajeros.
Sembrados en mayo y picados en octubre (en grano lechoso), su inclusión en la rotación permite que el lote esté liberado a tiempo para hacer una soja o un maíz de segunda. “Va a ser una herramienta importante para compensar la falta de fibra y de energía de las reservas realizadas en verano y otoño”, observó Sánchez.
Paquete
El avance de la maquinaria agrícola destinada a la confección forrajera también permite sacar provecho de esta coyuntura.
Durante el año pasado, el mercado nacional de picadoras autopropulsadas involucró a 55 unidades, de las cuales 24 venían equipadas con crackers de última generación para procesar híbridos con más de 40 por ciento de materia seca.
El papel de los crackers
Según describió Sánchez, en épocas como la actual, cuando el clima demora el picado de los maíces tardíos, el grano se pasa y se endurece, lo que dificulta su procesamiento.
“Los crackers permiten su utilización. Hacen que se pueda ampliar la ventana de trabajo y permitir aprovechar mejor los cultivos pasados”, completó el especialista.
El uso de genética de punta, en cuanto a híbridos, también redunda en una mayor eficiencia en la conversión de materia seca en carne o leche. Si bien hay una tendencia mayoritaria a picar híbridos que en los catálogos comerciales exhiben alta potencialidad como grano, la oferta por parte de los semilleros de materiales sileros viene creciendo. Lo que en el sector es bienvenido.
FUENTE: LA VOZ/AGROVOZ/CORDOBA