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ARGENTINA APUESTA A LA BIOECONOMIA PARA EL AGREGADO DE VALOR EN EL CAMPO

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Foto:En Río Cuarto, Bioeléctrica y Bio4 son dos ejemplos de lo que se quiere impulsar

CÓRDOBA.- La Argentina tiene un gran potencial para el desarrollo de la bioeconomía como una alternativa para la diversificación productiva y el agregado de valor y desde el Gobierno aseguran que trabajan para que su impulso sea una política pública. Así lo explicó Andrés Murchison, secretario de Alimentos y Bioeconomía de Agroindustria, quien participó del Business 20 que se realizó en esta ciudad.

«Es una nueva forma de organizar la agroindustria, que implica procesar en origen los granos y la biomasa; no trasladarlos -describió ante LA NACION-. Ese esquema permite usar todos los desperdicios y, además, generar economías circulares con las pymes».

Su promoción integra la Agenda 2030 adoptada por la asamblea de Naciones Unidas, donde se define a la bioeconomía como una economía basada en el consumo y la producción de bienes y servicios derivados del uso directo y la transformación sostenibles de recursos biológicos, incluyendo los desechos de biomasa generados en los procesos de trasformación, producción y consumo.

Murchison señaló que es una economía de locación y no de escala, lo que permite ahorros importantes en la logística, menos uso de infraestructura y generación de mano de obra en la zona donde se desarrolla. Además, permite producir energía tanto para vender al sistema como para autoconsumo de las empresas.

Como ejemplo concreto de este tipo de empresas, apunta a las extrusoras de soja. Aunque su instalación comenzó a mediados de 2000, ya hay más de 400 en todo el país. Son plantas de bajo costo para procesar soja y producen expeller de soja y aceite. Las más grandes -mediante la aplicación de solventes- además de generar más aceite, logran harina de soja.

«En esas zonas pueden funcionar criaderos de pollo, por ejemplo, o exportar el extrusado para alimentación humana», agregó el funcionario. Precisó que esa es una oportunidad «importante» que se abre en el sudeste asiático donde esa proteína -por ser más barata que la carne- se agrega a chacinados.

También mencionó como caso el de Bioeléctrica, la asociación de productores en Río Cuarto que producen energía en base a maíz, cuentan con la planta de Bio4 (donde fabrica bioetanol) cuya ampliación está en marcha y una más que duplicará su actual potencia de un megavatio.

«Dan trabajo en la zona, agregan valor; ese maíz iría al puerto de Rosario, pero, en cambio, se multiplica en su zona», apuntó Murchison.

Sobre el rol del Estado, dijo que «acompaña, estudia y trata de articular. El concepto es relativamente nuevo y hay que seguir trabajando para transformarlo en política pública. Es muy importante porque es todo valor agregado en origen».

Insistió en la necesidad de consolidar los esfuerzos de los sectores público y privado para aprovechar las oportunidades que el mercado internacional ofrece en materia de comercio de alimentos.

«Hay que promover una inserción más inteligente en el mundo, integrándonos en las cadenas de valor globales, teniendo en cuenta que la Argentina es uno de los once países en el mundo superavitario en la producción de alimentos», remarcó.

POR GABRIELA ORIGLIA

FUENTE: LA NACION

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